El proceso es tan interesante como único. Los enormes fragmentos de glaciar que quedan “atrapados” en este canal son lentamente desintegrados por el incesante accionar de las corrientes. Según el oceanógrafo polar Mark Brandon, esto sucede por medio del agua profunda, que al estar más caliente que la hallada en la superficie, derrite el hielo a un ritmo más acelerado. Esta pérdida de masa lleva a que lentamente el fragmento de glaciar vaya saliendo uniformemente a flote, exponiendo de esta manera sus partes más altas en la superficie, donde el aire frío se encarga de mantener la forma de las mismas. Combinado con los cambios concéntricos de las corrientes del canal, se forman así los arcos y columnas uniformes que son generalmente avistadas con enorme asombro por los intrépidos viajeros que se animan a llegar hasta esta maravilla de la naturaleza en la Antártida.
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