El 7 de octubre de 1593, el gobierno de la República de Venecia decidió fundar un pueblo en festejo de la victoria europea sobre los turcos otomanos. Venecia, habiendo sido el estado cuyo mayor empeño puso en la guerra, y contando con una vigorosa economía, la cual se alimentaba enteramente en el comercio realizado por su poderosísima flota naval, se empeñó en crear un pueblo único y nunca antes visto.
El pueblo, que sería fundado al noreste de Italia justo en la frontera con Eslovenia, serviría como recordatorio del poder veneciano. Una fortaleza con forma de estrella que en su interior, además de contener todos los avances militares del siglo 16, poseía edificios que vistos desde el aire armonizarían con la estructura principal del fuerte. El ingeniero encargado de la tarea, Vincenzo Scamozzi, visionó construir una obra de arte bella a los ojos y una citadela inexpugnable al enemigo combinadas en una sola estructura. Las nueve puntas de la estrella formadas por las murallas eran parte del sistema bélico de defensa multivectorial. Palmanova es, en efecto, una de esas extrañas ocasiones donde la belleza del arte se mezcla con la fiereza de la guerra. Si bien hoy las murallas ya no existen, aunque pueden observarse sus vestigios cuando se ve el pueblo desde el aíre, los edificios de Palmanova aun siguen formando una estrella de nueve puntas.
2 comentarios:
¡Es increíble!
Tengo que corregirte. Sí que existen las murallas. De hecho para entrar a Palmanova,sólo es posible por las tres puertas ya que la rodean las murallas. He vivido en Palmanova y cada tres o cuatro años suelo volver.
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