Cuando el físico norteamericano J. Robert Oppenheimer (considerado el padre de la bombra atómica) se encontraba trabajando en Göttingen, fue a verle Paul Dirac (Premio Nobel de Física en 1933). Dirac, en dicha visita, cuestionó al físico sobre dos aspectos que a él le parecían antagónicos, resultando de ello una de las reflexiones más célebres sobre ciencia y poesía: "Me han contado que escribes poesía. No puedo entender como alguien que trabaja en los límites de la física puede simultanear su trabajo con la poesía que representa una actividad en el polo opuesto. Cuando trabajas en ciencia tienes que escribir sobre cosas que nadie sabe con palabras que todo el mundo sea capaz de entender. Al escribir poesía estas limitado a decir algo que todo el mundo sabe con palabras que nadie entiende".
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