Sacsayhuaman es uno de esos enigmas de la antigüedad que suelen dejar sin aliento al visitante. Tres muros megalíticos en zig-zag fueron construidos contra la ladera de la montaña con piedras en algunos casos de más de tres metros de altura encajadas perfectamente sin ningún tipo de cemento ni argamasa. El misterio de cómo fueron tallados y ensamblados estos bloques de piedra los unos con los otros de tal manera que ni una hoja de papel cabe entre las juntas todavía sigue sin explicación. Incluso hoy en día con nuestra avanzada tecnología sería difícil igualar el nivel de precisión que se aprecia en los muros de Sacsayhuaman. Teniendo en cuenta que para la supuesta época de construcción no se conocían metales duros, sólo el oro, aunque blando e inservible para tallar rocas, todavía se hace más difícil imaginar cómo se las arreglaban.
Sobre la funcionalidad del lugar no se sabe nada a ciencia cierta. Los arqueólogos dicen que fue construido por los incas alrededor del s. XV a modo de fortificación, para otros forma de parte de una cultura pre-incaica desaparecida mucho antes de los incas y con elevados conocimientos tecnológicos. Una de las teorías más curiosas sobre la construcción de Sacsayhuaman afirma que los antiguos constructores poseían el conocimiento de como ablandar las piedras mediante extractos de ácidos extraídos de diversas plantas. No parece una idea demasiado descabellada viendo la perfección con la que están encajadas y deformadas algunas de ellas. Parece como si en vez de piedras hubieran estando trabajando con plastilina.
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