Un lugar en el ciberespacio plagado de curiosidades, rarezas, excentricidades, cosas y sucesos insólitos. "Cosas veredes Sancho amigo". El mundo todavía es un lugar mágico, simplemente hay que verlo con los ojos de un niño.
marzo 24, 2009
Arca de la alianza
En la tradición sagrada contenida en el Antiguo Testamento no se pone ni por un momento en duda que fuese el propio Yahvéh quien diera las instrucciones a Moisés para la construcción del Arca. Estas instrucciones fueron seguidas al pie de la letra por Bezaleel y otros "hombres hábiles a los que Yahvéh había dado pericia". Cuando estuvo terminada, y con las Tablas de la Ley en su interior, según Éxodo (40, 20), y con la vara de Aaron formando parte del ajuar que en ella se guardó, según Números (17, 10), el Arca comenzó a ocupar un lugar destacado en el Sancta Sanctorum del Tabérnaculo, ese templo portátil de los israelitas durante su éxodo en busca de la Tierra Prometida, convirtiéndose así en un auténtico talismán que representaba la alianza de Dios con su pueblo, cuando no la propia encarnación material de Yahvéh.
La Biblia cuenta que tras la muerte de Jesús se oscurecieron los cielos y tembló la tierra, resquebrajándose los cimientos de la cruz y abriéndose una grieta hasta la cámara del Arca. Cuando el centurión romano Longinos clavó la lanza en el costado de Jesús, sus últimas gotas de sangre fueron a caer sobre el Propiciatorio. "De la tierra" brotaría la Verdad cuando el Arca de la Alianza y las Tablas de la Ley pudieran ser por fin reveladas a toda la Humanidad.
Justo después de que las aguas del Mar Rojo se abrieran para que las cruzara el "pueblo elegido", comienza a hablarse del Arca. Hasta su llegada a Jerusalén y su instalación definitiva en el Sancta Sanctorum del Templo de Salomón, su pista parece extraordinariamente clara. Cuando Salomón terminó el Templo, fue depositada en sus instalaciones; curiosamente en el lugar más seguro de todos en los que estuvo el Arca, donde se le perdió la pista para siempre.
En cuanto a las hipótesis sobre su paradero, señalaremos en primer lugar la aportada por el incansable investigador británico Graham Hancock, narrada en su bestseller Símbolo y Señal, el cual durante muchos años siguió la pista del Arca de la Alianza desde su misteriosa desaparición bíblica. En 1983 Hancock oyó hablar por primera vez de su conexión con Etiopía, mientras escribía un libro sobre este país africano. Hancock fue corresponsal político en Etiopía y en su visita a la ciudad de Axum, conoció al que afirmaba ser guardián del Arca o Tabot, quien le relató la leyenda del hijo de Salomón y Belkis, la mítica reina de Saba, y su relación con el objeto sagrado. Graham Hancock sostiene que el Arca de Menelik I se encuentra en la iglesia de Santa María de Sión, en Axum, custodiada por un solo vigilante, casi ciego y con poca disposición a contestar preguntas acerca del Arca, tal como pudo comprobar incluso el equipo de investigación de la BBC que elaboró un reportaje sobre el asunto, y a cuya cabeza iba el propio Hancock.
Otras teorías, por contra, indican que el Arca no se movió del Templo de Salomón hasta que el formidable ejército de Nabucodonosor arrasó Jerusalén en el 586 a.C. Al parecer, Hancock ha encontrado conexiones entre una de las primeras obras que habla del Santo Grial, el Parcival del poeta medieval Wolfram Von Eschenbach, y algunos relieves de la catedral francesa de Chartres, que representan a la reina de Saba. Así, atando cabos, Hancock llegó a la conclusión de que los templarios habían conocido la leyenda de Menelik y la habían dejado plasmada en clave poética en el Parcival y sobre la piedra de Chartres, siendo el Grial, por tanto, una actualización del Arca, en cuya búsqueda Hancock viajó en varias ocasiones a Etiopía hasta descubrir que las iglesias ortodoxas de este país guardan en su sagrario una réplica del Tabot o Arca, a la que sacan en procesión una vez al año, cubierta por telas, durante la fiesta del Timkat, ceremonia que al parecer aparecía también en los grabados faraónicos de la época de Tutankamon. Tesis parecida a la de Hancock sostiene el escritor Grant Jeffrey, en Profecías de Armagedón, que narra una conversación con el príncipe Stephen Menghesa, biznieto del emperador Haile Selassie y supuesto descendiente directo, por tanto, de Salomón y Menelik.
Rafael Lavilla, en su artículo ¿Se ha descubierto el Arca perdida?, plantea, por otra parte, que en la Biblia (Macabaeos 2, 1-8) se refiere como el profeta Jeremías ocultó secretamente el Arca y el altar de los holocaustos en una gruta situada en "el monte al que subió Moisés para contemplar la heredad del Señor". Ese monte desde el cual Moisés divisó la Tierra Prometida que nunca iba a pisar, pues murió en el desierto, es el antiguo monte Nebó (identificado hoy con el moderno Jaban an-Naba), un lugar que se encuentra a unos cincuenta kilómetros de Jerusalén, en línea recta, dentro ya de territorio jordano. Tal como señala el veterano ufólogo español Antonio Ribera en su artículo En busca del Arca perdida, "no hace falta imaginarse lo que podría pasar, si esta sagrada reliquia judía cayese en manos árabes". Ribera asocia el Arca de la Alianza a la mítica máquina productora de maná, el alimento de los israelitas durante el éxodo.Los textos religiosos judíos registran dos paraderos del Arca. Según la Misná y el Talmud, fue enterrada en uno de los túneles secretos excavados bajo el monte del Templo. El enterramiento habría sido obra del rey Josías que, alertado por una profecía sobre la futura profanación del Sancta Sanctorum (Santo de los Santos) por los babilonios, la ocultó en una gruta secreta y cegada bajo la Setiyyah o Piedra de la Fundación, un axis mundi que no era sino el suelo del Sancta Sanctorum sobre el que reposaba el Arca.Una cita del sabio árabe Maimónides (1135-1204) dice: "... cuando Salomón mandó levantar el Templo pronosticó su destrucción e hizo construir una cueva secreta, muy profunda, donde Josías dio instrucciones de esconder el Arca de la Alianza". Esta información, que Maimónides atribuye a un judío llamado Arabaita, pudo haber inspirado una expedición que en 1908 buscó el Arca bajo el antiguo Templo de Salomón.
Una dudosa tradición irlandesa, mantiene que el Arca está enterrada bajo la colina de Tara en Irlanda. Algunos estudiosos creen que esto es el origen de la leyenda irlandesa sobre “la olla de oro al final del arcoiris.” Aún más increíbles son las aseveraciones de Ron Wyatt y Croster, quienes aseguran haberla visto en el Monte Pisga, cerca del monte Nebo. Ambos hombres son tenidos en baja estima por la comunidad arqueológica, y ninguno de ellos ha sido capaz de sustentar sus increíbles aseveraciones con alguna evidencia.
marzo 23, 2009
Lanza de Longinos
Realmente el tema de las reliquias constituye un capítulo especialmente sangrante de la historia del cristianismo, frente al cual la mejor postura es sin duda la escéptica. Aunque al principio los primeros cristianos no contemplaban el culto a las reliquias, con el siglo IV se vencieron algunos tabúes y todo fue en alza, hasta llegar al gran apogeo de las Cruzadas o al tope que pudo suponer casos como el de Federico el Sabio, quién donó a la iglesia de Witemberg nada menos que las cinco mil reliquias que poseía a principios del siglo XVI. En el medioevo existían talleres en diversas partes del mundo cristiano, especialmente Italia, dedicados exclusivamente a la creación de reliquias, que posteriormente se vendían como auténticas e iban a parar a monasterios, iglesias, palacios…y también a los hogares de miles de creyentes que pagaban por ellas cantidades en muchos casos astronómicas. Y no era para menos, ya que la reliquia estaba impregnada de santidad y por ende de fuerza. Eran considerados auténticos talismanes protectores, además de tener un efecto curativo sobre muchas enfermedades, por no hablar del magnetismo y poder que podían otorgar algunas de ellas a sus poseedores. Por supuesto existía otra poderosa razón para que las reliquias tuvieran mercado: para cualquier comunidad que poseyera abundantes e “importantes” reliquias el mantenimiento estaba garantizado, gracias a las limosnas de los fieles y a los regalos de los más pudientes. Las hubo y las hay de todos los tipos y para todos los gustos. Desde los huesos de los mártires o partes momificadas de los cuerpos de bastantes santos, incluidas sus muelas, pasando por varias cabezas de San Juan Bautista, tierras del Jardín del Edén o del Gólgota, cabellos de la Virgen, gotas de su leche, plumas y huevos del espíritu santo, llegando a toda suerte de objetos vinculados con la figura de Jesús. Ciertamente es mucho lo que de ellas se puede decir, cada una con una historia o leyenda asociada, aliñada con elementos sobrenaturales que dan cuenta del poder que se les atribuía. Hay pues que tomar con la máxima cautela la hipotética autenticidad de cualquier reliquia u objeto sagrado.
No obstante, conviene meternos ya en faena y analizar con cierto detalle una de ellas, cuya presencia a lo largo del tiempo parece haber sido determinante en épocas concretas de la historia. O al menos eso es lo que se nos cuenta de la Lanza de Longinos, o la Santa Lanza. En el Evangélico de San Juan asistimos al episodio en el que un centurión romano atraviesa con su lanza el costado de Jesús, finiquitando la pasión y haciendo posible que la profecía que aludía a que ninguno de sus huesos sería quebrado se cumpliera. La presencia por tanto del guerrero romano en el Gólgota, como instrumento del mismísimo Dios para que todo lo predicho se cumpliera, es crucial a todas luces, de ahí que la iglesia lo santificara como San Longinos. Pero como comprobaremos sí analizamos paralelamente la historia y simbología de otro objeto sagrado como es el Grial, la historia de Cayo Casio no puede ser narrada de forma tan sencilla, dado su importante trasfondo simbólico en el que su forma fálica es complementaria del uterino recipiente griálico. Al igual que el Grial tallado de la esmeralda caída de la frente de Lucifer, la Santa Lanza tiene asociada una historia previa a Jesús que ya la convertían en especial, al haber sido forjada por el profeta Fileas y pasar por las manos de algunos antiguos patriarcas cristianos antes de acabar en los evangelios. En todo caso la versión “oficial” nos cuenta como la sangre y agua que manaron del costado de Jesús curaron la casi ceguera que padecía Longinos, mientras que la Santa Lanza fue recogida y puesta a salvo por José de Arimatea junto a otros objetos personales de Jesús, llegando a manos de San Mauricio, comandante de la Legión de Tebas martirizado junto a sus seis mil hombres por Maximiliano. De aquí pasaría a las de Constantino, dándole supuestamente la victoria en la batalla de Puente Milvio contra Magencio, en las afueras de Roma.
Tal y como explica Jesús Callejo, actualmente existe cuatro lanzas santas censadas, la más famosa de las cuales se conserva en el Vaticano. “La segunda lanza está en París, adonde fue llevada por San Luis en el siglo XIII, cuando regresó de la última cruzada de Palestina. La tercera es la que se custodia en el museo del palacio Hofburg, en Viena (Austria), también llamada Casa del Tesoro, y es la que posee una genealogía más fascinante, porque fue la que encandiló a Constantino el Grande, a Carlomagno, a Federico Barbarroja y a Hitler. La cuarta lanza en litigio se conserva en Cracovia (Polonia), pero tan sólo es una copia de la vienesa que Otón III regaló a Boleslav el Bravo”, explica Callejo. La tercera es a todas luces la más interesante y sin duda también la más antigua, ya que como apunta Galán Eslava se trata probablemente de “un puñal prehistórico, de la Edad de Hierro, que alcanza 30 cm de longitud. Está partida en dos pedazos que se unen por medio de una funda de plata. En el siglo XIII se le añadió un clavo, pretendidamente uno de los que sujetaron a Cristo en la cruz, en el fragmento correspondiente a la punta, aprovechando el canalillo central. El clavo está sujeto a la lanza con hilos de oro, plata y cobre. En el trozo del mango se observan dos diminutas cruces de oro. La reliquia de guarda en un antiguo estuche de cuero forrado interiormente de terciopelo rojo.” Al parecer esta lanza que había estado en manos de Constantino reapareció varios siglos después, en poder de personajes como Alarico el Valiente (410 d.C.), el visigodo Teodorico (452 d.C.) o Justiniano, quienes la usaron de muy diversa manera, para ir a parar a las manos de Carlos Martel durante la batalla de Poitiers en el siglo VIII, en la que derrotó a los árabes (732 d.C.). Pasaría menos de un siglo después a las de Carlomagno, logrando este cerca de medio centenar de victorias. De las suyas pasó como talismán a las de Enrique I el Pajarero, fundador de la Casa de Sajonia “y vencedor de los polacos. De los Sajonia se transmitiría a los Hohenstauffen de Suabia, uno de cuyos miembros, Federico Barbarroja, conquistó Italia”, explica Eslava. Finalmente la historia de la Heilige lance se torna aún más apasionante si cabe cuando irrumpe en el siglo XX y termina en manos de un esotérico Adolf Hitler. La historia se la debemos al periodista y ex militar Trevor Ravenscroft, y éste al matemático y ocultista Walter Johannes Stein, quién interesado en el estudio del Grial y la Lanza aseguró haber conocido a Hitler antes de la Primera Guerra Mundial. “Y como consecuencia directa de estas investigaciones conoció a Hitler, quien en aquellos tiempos no era más que un don nadie que vivía en una pensión de ínfima categoría en Viena. Porque durante los cuatro años anteriores al estallido de la primera guerra mundial, también él había descubierto la leyenda del destino histórico del mundo asociada a la Lanza que se encontraba en la Casa del Tesoro Habsburgo, y también en aquellos días él tenía unos veinte años y soñaba con el día en que la reclamaría como talismán de la conquista del mundo”, escribía Ravenscroft. El joven Hitler se empapó de toda la historia de la lanza pasando largas horas frente a ella, en el museo de Viena. Tras su primer encuentro con ella supo “de inmediato que aquel era un momento importante de mi vida. Y sin embargo, no podía adivinar por qué un símbolo cristiano me causaba semejante impresión. Me quedé muy quieto durante unos minutos contemplando la Lanza y me olvidé del lugar en el que me encontraba. Parecía poseer cierto significado oculto que se me escapaba, un significado que de algún modo ya conocía, pero que no podía reconocer conscientemente…” Descubrió que su posesión iba asociada a un poder que parecía procedente del mismo cielo, de ahí que cuando Austria fue incorporada al III Reich, Hitler ordenara trasladar desde Viena a Nuremberg el tesoro de los Habsburgo. Ocurrió en marzo de 1938, quedando expuesta en la cripta de Santa Catalina, escenario de las actividades de los Maestros Cantores de la Edad Media y que Hitler supo por revelación que debía acoger el objeto, finalmente bajo la custodia de oficiales de la SS y con un acceso muy restringido. Tal y como explica Ravenscroft, “El descubrimiento más importante que hizo el joven Hitler mientras estudiaba la historia de la Lanza del Destino no estaba relacionado ni con los emperadores ni con sus dinastías de poder. Descubrió que la Lanza había sido la inspiración para la fundación de los caballeros teutones, cuyas acciones caballerescas y valientes y cuyos votos irreversibles y disciplina ascética habían constituido la esencia misma de sus sueños infantiles”. Y allí permaneció durante varios años “favoreciendo” al mandatario nacionalsocialista en su dantesca carrera militar, hasta que al finalizar la guerra y tras un intento fallido de traslado, la lanza es recuperada por los Aliados. Finalmente estos, a pesar de la fascinación que al parecer sintió por ella el general Patton, la devolvieron a sus legítimos propietarios regresando con el resto del tesoro a las vitrinas del museo vienés de Hofbrug.
marzo 18, 2009
Los 8 vasos de agua
Un estudio realizado en la Universidad de Medicina de Dartmouth, en Estados Unidos, echa por tierra este consejo y asegura no tiene fundamento científico. En realidad se trata más de un mito que de un dogma médico propiamente dicho.
El especialista Heinz Valtin considera que el propio cuerpo humano es capaz de mantener por sí mismo el equilibrio de agua necesario para el buen funcionamiento del organismo. Además, a su juicio, bebidas con cafeína como el café, el té y los refrescos, también deberían contabilizarse en el cómputo general de líquido diario a ingerir; según él, incluso bebidas alcohólicas, como la cerveza, en pequeñas cantidades, también pueden incluirse. Pero el estudio no sólo desmitifica la cantidad de dos litros de agua al día, sino que advierte además de los posibles peligros que puede acarrear esa recomendación, pues si consumimos más del agua necesaria puede correr peligro nuestro riñon si no es capaz de excretar suficiente agua. De modo que nuestro cuerpo humano está diseñado, según dijo el especialista, con el sistema osmorregulador, que mantiene la cantidad adecuada de agua en el organismo a través de la hormona antidiurética y de la sed. Además, todas las encuestas al respecto aseguran que la mayoría de la población ‘presumiblemente sana’ ingiere menos de dos litros de agua diarios.
Lo más importante es tomar el agua necesaria, para algunos será dos litros al día, para otros solo uno y medio, nuestro organismo es diferente, así como algunos comen más y otros menos, algunos necesitan beber más que otros.
marzo 10, 2009
Levi Van Veluw ¿Body-art?
Todo comenzó cuando observó con atención una escueta serie de autorretratos que acababa de tomar y decidió que a partir de allí, sobre las aparentemente escasas posibilidades visuales que ofrecía su propia cabeza, edificaría su propuesta artística.De ese modo, Van Veluw pasó de sostener un hisopo de modo claramente hilarante entre labio y nariz, a derramarse por toda la cabeza una generosa cantidad de yogur de varios tonos. Para 2007 su propuesta consistió en presentar su extremidad superior como si fuera el planeta Tierra mismo.Un año más tarde, Van Veluw optó por cubrir su rostro por completo, con la elegancia inesperada que brinda una ordenada y prolija serie de retazos de alfombra gris y a través de la rara sensación de antigravedad que transmite un decorado cromáticamente uniforme de pequeñas piedras, que se sostienen en su sitio nadie sabe cómo.A la hora de presentar su trabajo, el mismo Van Veluw explica que su método creativo consiste en tomar su cabeza como un objeto más y modificarla a piacere, combinando para ello distintos elementos que le permiten generar casi un objeto nuevo, de gran impacto visual. “Me siento frente al espejo con varios objetos e ideas –explica–. Es entonces cuando el proceso cobra vida, y poco a poco creo un nuevo objeto que me resulta interesante”.
marzo 04, 2009
Los mayas, el 2012 y el apocalipsis
El calendario Maya y el fin de la historia
La fecha 2012 viene del calendario cuenta larga Maya, el cuál define un ciclo muy preciso de 1.872.000 días empezando el 13 de agosto de 3113 AC (14 de agosto de 3114 AC en la cuenta Juliana), y finalizando en el decisivo día 21 de diciembre del 2012. Este intervalo de días es a menudo referido como “el Gran Ciclo.” Esto no es solo una cuenta de días fortuita, ya que integra el ciclo completo de la historia como la conocemos: esto es, desde el inicio de la primera dinastía en Egipto y la primera ciudad de Uruk en Irak, al estado acelerado de la globalización, cambios de clima y guerra en el que nos encontramos.
Pero, ¿quiénes eran los Mayas que pudieron llegar en tan preciso momento, y cual era la naturaleza de su calendario que pudo ser usado para predecir y definir eventos como el inicio y el final de la historia?
Sabemos hoy que la brillante era de la civilización Maya floreció e su punto más alto hace algunos 1300 años. Principalmente entre los grandes logros artísticos y científicos de los Mayas estuvo su sistema de calendario único. Utilizando un sistema vigesimal, con un cero posicional, las matemáticas que fundamentan el calendario Maya eran un fenómeno mundial totalmente único. Con este programa matemático los mayas idearon un elaborado sistema no igualado por ninguna civilización en este planeta: empleando más de 17 calendarios simultáneos, los Mayas calcularon innumerables ciclos del tiempo, todos grabados en un sistema de notación único en sus monumentos de piedra. Para los Mayas, el tiempo es un medio fractal de sincronizar eventos que ocurren en diferentes eras y hasta sistemas de mundos.
Para los Mayas, el ciclo de 5125 años –1.872.000 días que termina en el 2012-, es un fractal de calibración del tiempo cósmico perfecto: sus dos indicadores claves son el 13 y el 20 – por ende 13:20, la frecuencia de tiempo natural. Estos dos factores – 13 y 20 – también crean el Tzolkin o índice de 260 permutaciones, la base de todos sus calendarios. Por ende, la medida de 1.872.000 días se divide perfectamente en 13 sub-ciclos de 144.000 días cada uno, o 13 baktunes. Cada baktun se divide perfectamente en 20 sub-ciclos llamados katun de 7200 días cada uno, o 20 katunes por baktun. Esto significa que hay 260 (13×20) katunes por 13 baktunes, y que actualmente estamos en los últimos seis años del katun número 260 de toda la historia.
El treceavo y último baktun empezó en el año 1618. Este es el año que marca efectivamente el comienzo de lo que se llama en el oeste “revolución científica.” Esta fecha, 1618, también es conmemorada por la perfección del reloj mecánico. A pesar de que lo demos por sentado, este reloj, la base de la mecanización del tiempo, es la fundación de una civilización moderna, sin el cual la revolución industrial nunca hubiera ocurrido. Pero el calendario Maya también dice que la revolución científica, que comenzó en el año 1618, terminará, junto con toda la historia, 144.000 días más tarde, en el año 2012.
El 2012
El número de días en un baktun – 144.000 – es el mismo número que aparece en el libro del Nuevo Testamento, el Apocalipsis:
“Luego escuche el número de esos que fueron sellados: 144.000 detodas las tribus de Israel…” 7:4
“Luego mire y allí ante mí estaba el Ciervo parado en el Monte Zion,y con él 144.000 quienes tenían su nombre y el de su padre escrito ensus frentes.” 14:1
“Y cantaron una nueva canción… y nadie pudo oír la canción exceptolos 144.000 que habían sido redimidos de la tierra.” 14:3-4
¿Es mera casualidad que el número de la medida del tiempo para contar los días hasta la “Hora” del último día en el “fin del tiempo”, y el número de los elegidos redimidos de la tierra son el mismo – 144.000?
¿Como puede ser esto? La respuesta está en la profecía del 2012 sellado en la tumba de un hombre sabio de los Mayas, Pacal Votan.
En el año 631 A.D., en Palenque un gran rey Maya, Pacal Votan, notó el número de días transcurridos desde el inicio del Gran Ciclo, el ciclo del ensayo del hombre en la Tierra: 1366560 días. Consideró los factores múltiples de este número. Este era el número siempre previsto, el número que marcaría su destino, la razón de su misión en la tierra.
De su conocimiento de matemática astronómica, Pacal supo que esta era la fecha de máxima sincronización ocurriendo entre el primer día del primer baktun y el último día del treceavo baktun. Supo que este día comenzaba el ciclo de 52 años número 73 desde el comienzo de la cuenta de los días. Este era el sub-ciclo supremo armónico del Gran Ciclo. Fue durante este ciclo de 52 años que Pacal debía determinar la mejor manera de dejar la profecía del final de la historia – no el fin del tiempo, ni el fin del calendario Maya, sino solo el fin de la historia.
Por la sabiduría que se le dio, Pacal sabía que su tiempo terminaría con la finalización de su ciclo de 52 años número 73 (AD 683), y así concibió construir un gran monumento funerario, de acuerdo a sus instrucciones, por su hijo, Chan Balum. Todo sobre este monumento sería codificado con la profecía del final de la historia, incluyendo sus fechas de conmemoración y descubrimiento.
Así fue que habiendo pasado cuatro katuns u 80 años en la tierra, Pacal murió en 683 AD. El gran sarcófago monolítico le esperaba: Cubierto de jade, su cuerpo fue colocado a descansar. Encima del sarcófago fue colocada una magnífica escultura. Luego, por los próximos nueve años, un gran templo en forma de pirámide de nueve pisos fue construido sobre el sarcófago. La tumba ahora estaba bien sellada detrás de una puerta de piedra en la parte inferior de esta pirámide. En la parte de arriba de la pirámide un templo se había construido. El piso de la cámara central de este templo estaba cuidadosamente colocado con grandes losas de piedra, sellando efectivamente la escalera y el tubo parlante que llegaba hasta la tumba. Las paredes de las tres cámaras del templo estaban cubiertas con inscripciones, 620 en total: 140 en la cámara central y 240 en cada cámara lateral.
El templo finalmente fue dedicado en el año Maya 9.13.0.0.0 (AD 692).Una fecha proféticamente codificada. Este año Maya señaló que los nueve baktunes más trece baktunes pasaron desde el inicio de la cuenta de los días. Otros siete baktunes y Palenque fue abandonada. La jungla reclamó a Palenque. Cuando llegaron los españoles siete siglos más tarde, nadie tenía idea de que Palenque existía. Pero habían mitos, leyendas y ciertas tradiciones proféticas que hablaban de un gran rey llamado Votan que construyó una casa oscura y dejó detrás de él 22 (9 + 13) tablas que hablaban del futuro y de la venida de la religión cósmica de Hunab Ku: Uno que es dador del movimiento y la medida.
A principios del siglo 19, ciertos buscadores intrépidos y arqueólogos encontraron el camino hacia Palenque. Pero hasta la mitad de siglo 20, nadie tenía idea de que debajo del gran templo de las inscripciones, como se llegó a conocer la pirámide de Pacal, yacía una tumba y una profecía. En 1949, el arqueólogo Alberto Ruz Lhuillier estaba tamizando entre los escombros en el piso de la cámara central del templo de las inscripciones. Una de las losas de piedra que cubría el piso atrajo su atención por sus marcas curiosas en forma de vaso. Levantando la piedra cuidadosamente todo lo que saludó a Ruz fueron más escombros, pero un pedazo de losa captó su atención. Lo sacudió y excavó alrededor de él. Era la tapa de un tubo de losa.
El 15 de junio de 1952, tres años después, luego de excavar cuidadosamente, Ruz se encontró en una cámara en el final de la escalera. Seis esqueletos se encontraban frente a una gran losa trapezoidal de piedra. Abriendo esa losa una gran ráfaga de aire frío salió. Dentro estaba la estupendamente tallada tapa del sarcófago del gran rey de Palenque. Todo estaba en el tiempo perfecto, como fue precisamente predicho por Pacal Votan: desde el tiempo de la dedicación del Templo y la tumba hasta el tiempo de su descubrimiento, es un intervalo de exactamente 1260 años. El número 1260 es otro número a ser encontrado dos veces en el Apocalipsis: es el número de los dos testigos de laprofecía y de la mujer embarazada vestida con las 12 estrellas y sus pies sobre la luna:
“Y daré a mis dos testigos que profeticen por 1260, vestidos de cilicio.” 11:4
Estos dos testigos pueden muy bien ser Pacal Votan y Mahoma, ya que sus profecías son para el final del tiempo histórico. Y de la mujer embarazada llevada al exilio por el dragón de siete cabezas, está escrito: “Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por 1260 días.”
El mensaje de la tumba es simple: 1260 es el número del exilio de la humanidad. Este es el mensaje de los dos testigos de la profecía. Las 12 estrellas son los primeros doce baktunes, y la luna es el treceavo. El 1260 significa que cuando la tumba sea descubierta el mundo estará en el exilio del materialismo. Este mundo del materialismo es gobernado por el calendario Gregoriano de 12-meses y la hora de 60 minutos del reloj mecánico, por ende 12:60, la frecuencia del tiempo mecanizado y el número del exilio.
Pero la dedicación y el descubrimiento de la tumba también estaban precisamente sincronizados con el cierre del ciclo. Desde 1952 hasta 2012 son solo 60 años: 1260+60 = 1320. Esto significa que desde la dedicación de la tumba hasta el cierre del gran ciclo en el 2012 hay 1320 años. Este es el número codificado en las matemáticas del calendario Maya 13:20: 13 baktunes, 20 katunes cada uno, el número del ciclo completado en el 2012.
Conclusiones
El cumplimiento de las detalladas predicciones que la antigua cultura maya hizo para el periodo que media entre los años 1992 y 2012 de nuestro calendario plantea un profundo misterio y una pregunta inquietante: ¿nos encontramos realmente viviendo el final de una era cósmica y veremos dentro de siete años el amanecer de una con signo muy distinto?
¿Estamos realmente asistiendo al final de una era y al inminente comienzo de una nueva? Si es así, en breve debería tener lugar un cambio profundo en la Tierra y en la historia humana. Pero, ¿en qué puede consistir? ¿Cuál es el signo del tiempo que nos tocará vivir desde ahora hasta el año 2012 y el del futuro que nacerá en ese momento?
Estamos ante un simbolismo complejo que encaja con las profecías mayas del comienzo del «Sexto Sol»: una nueva era que, según su predicción, supondrá «el final del tiempo del miedo» y una humanidad renovada cósmicamente, que construirá una civilización superior a la actual.Muchos agoreros actuales de los medios electrónicos emplean esa fecha, en la que en efecto concluye el actual ciclo cósmico de la civilización maya, para realizar espectaculares anuncios que amplíen su audiencia o el número de sus lectores. Sin embargo, la verdad es que dichas profecías lo único que prevén es que el dios Bolon Yokte bajará del cielo, quizás por ser el dios que midió la tierra con su paso al inicio del tiempo. Y que la fecha, por cierto, coincide con una conjunción planetaria de Marte, Júpiter y Saturno. Ésta es la explicación de Alfonso Arellano Hernández, investigador del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
A diferencia de cosmogonías como la griega o la hebrea, entre los mayas existe la peculiaridad de que en sus relatos hay una gran recurrencia de creaciones previas, lo que significa que se renuevan. Mientras los mexicas cuentan cinco creaciones, los mayas contaron muchísimas más: antes incluso que los dinosaurios o la existencia misma del planeta. “Es el no tiempo de los dioses, ellos hacen cosas antes del fin”, señala Arellano.
La incógnita se despejará el 21 de diciembre de 2012.