noviembre 28, 2007

Un estafador con estatua propia: Wilhelm Voigt

Un día como cualquier otro de 1906, un alemán llamado Wilhelm Voigt nacido en Tilsit en 1849, entró en una tienda de rezagos militares y, tras un intenso regateo con el vendedor, logró obtener un uniforme de capitán del ejército prusiano a cambio de una valiosa estampilla (que en realidad no valía nada). En otro negocio conseguiría las botas. Acto seguido, y con porte señorial y caminar altivo, aparece en las barracas de Köpenick y ordena a un sargento y cuatro granaderos que le acompañen. Estos, al ver a tan imponente capitán (que por cierto nunca antes habían visto), no cuestionan ni por un momento la orden y le siguen en su marcha.

Ignorantes del bizarro evento que ocurriría a continuación, los soldados se sorprenderían al comprobar que su viaje tenía como meta las oficinas del gobierno de la ciudad. Una vez allí, el "capitán” les ordena marcialmente que arresten a Rosenkranz, el secretario del gobernador, y a Georg Langerhans, el gobernador mismo, bajo los cargos de corrupción y desfalco del tesoro público. Los hombres, perplejos por semejante orden pero temerosos de tan rígido capitán, procedieron al arresto de los culpables”de tan grave crimen, nientras Voigh tomaba como “evidencia” 4000 marcos y 70 pfennigs. Tras el arresto le ordena a dos de los hombres permanecer realizando guardia en las oficinas, y al sargento y los otros dos granaderos a llevar a los “culpables” a Berlín para interrogación. Luego de dar las ordenes, nuestro “capitán” se dirige hacia la estación de tren y desaparece.

Pasarían meses para ser encarcelado, mientras gozaba de una vida despampanante en los burdeles prusianos. Todo indicaba que recibiría la pena máxima por su crimen, sin embargo su hazaña le ganó la admiración del pueblo que no dejaba de burlarse de las fuerzas del orden a causa de lo sucedido. Semanas antes de su condena los disturbios fueron tales que el mismo Káiser Wilhelm II vetó la condena y le otorgó el perdón. Voigt, ni siquiera tuvo que devolver el dinero y tanta fue la fama del suceso que incluso levantaron un monumento en su honor. Desde entonces, Voigt se convirtió en una atracción de feria que recorrió media Europa y parte de América contando la historia del “capitán de Kopenick”; ganó lo suficiente para retirarse y, además, fue inmortalizado en varias obras literarias.

noviembre 26, 2007

El hipo: épocas y curas

¿Qué es el hipo? Un castigo de Júpiter para los romanos; la señal de una mentira para la corte real del medioevo inglés; una bendición para ciertos pueblos asiáticos; para la medicina moderna: una irritación del diafragma que resulta en una rápida e involuntaria inhalación, la cual es frenada rápidamente al cerrarse la glotis produciendo ese agudo y distintivo sonido.

CURAS Y ÉPOCAS

1. Roma
Asustar: Un susto; los romanos fueron los de la idea de asustar a quien tenga hipo.
Dar vuelta a la persona: En la legión, según aclara Gibbon, uno de los primeros y más grandes historiadores modernos de Roma, estaba muy difundida la cura de dar vuelta a la persona, haciéndola colgar de sus piernas, hasta que se le fuese el hipo.
Taparse los oídos: Taparse o frotarse los oídos es una cura popular para el hipo -esto puede llegar a funcionar y ser muy eficiente por cierto-, ya que si se tiene suerte se terminará estimulando el nervio neumogástrico, o vago, el cual inerva en la faringe, y así indirectamente finalizar los espasmos.
Gárgaras: También puede llegar a funcionar ya que, con suerte, terminarán interrumpiendo el ciclo y relajando los nervios involucrados.

2. Medioevo
La manzana: En Francia, morder una manzana hasta que se vaya el hipo era una cura muy popular -por supuesto que el hipo terminaba “yéndose” naturalmente, pero se creía que lo había curado la manzana-.
Legumbres: Comer lentamente una legumbre era visto como algo útil para frenar el hipo.
La lengua: En Escandinavia existía la difundida la idea sobre estirar la lengua de una persona para sacarle el hipo, por lo que era normal que un familiar o amigo de la persona le tomase la lengua e intentara estirarla. Hoy en día sigue siendo utilizado este método en dicha región.
Un pájaro: En algunas regiones de Italia se creía que si se ponía un pájaro en la boca de la persona y el ave cantaba el hipo se iría. No hace falta decir que no servía para nada.
No respirar: Aguantar la respiración era, y es, una cura extremadamente popular por toda Europa y el mundo.
Mirar fijo: Otra creencia difundida era la de mirar fijo a otra persona durante un minuto. Si esto se hacía sin interrupciones el hipo se iba.
3. Era Victoriana
Azúcar: Era muy normal la creencia sobre los poderes curativos del azúcar, por lo cual siempre se le ofrecía azúcar a una persona con hipo. Muchos niños fingían tener hipo justamente por esto. Hoy en día se sigue utilizando este método en el Reino Unido; puede llegar a funcionar si coloca la cucharada bajo la lengua.
Estornudar: Otra cura muy difundida era la de respirar pimienta, provocando así un fuerte e involuntario estornudo en la persona para así sacar el hipo. Esto era un arma de doble filo, ya que si llegase a ser aspirada la pimienta, podría terminar irritando la zona y empeorar la situación.
Palmadas: Si bien las palmadas en la espalda fueron muy populares para calmar el hipo, fue en la Era Victoriana en la que que se recomendaba como una “solución profesional”.
Berro: Era muy normal que la boca fuese llenada con berro ante un ataque de hipo, ya que se sobrevaloraban las aptitudes curativas de éste vegetal.
Vinagre: Tomar una cucharada de vinagre inmediatamente luego del sonido producido por el hipo era una de las curas más populares en Escocia.

Una curiosidad al final: Según el libro de récords Guinness, el mayor ataque de hipo de la historia duró 69 años y 5 meses. Charles Osbourne (1894-1991) comenzó a tener hipo una mañana de 1920 con una espeluznante frecuencia de un segundo y medio entre espasmos. Así de repentino como llegó se fue otra mañana… pero de 1990. Charles murió un año después.

noviembre 21, 2007

Sincronías

Carl Gustav Jung reparó en un tipo de casos conectados de forma tan significativa que el azar representaba un grado de improbabilidad demasiado alto. El psicólogo pensó que estaban conectados por un principio que denominó “sincronicidad” y que, por definirlo de forma concisa, sería “la concurrencia no casual de un suceso psíquico y otro físico, que desafía la ley de la probabilidad y tiene sentido”.

En una ocasión, Jung estaba tratando a una joven que le contaba el haber soñado con un escarabajo dorado. De pronto escuchó un ruido en la ventana, a sus espaldas. “Me levanté - escribe él mismo -, abrí la ventana y cogí al vuelo, en el momento en que entraba en la habitación, un insecto que era lo más semejante a un escarabajo dorado que pudiera hallarse en nuestras latitudes”. ¿Qué había llevado al insecto a meterse en una habitación oscura justo en esos momentos?. El hecho de que el escarabajo sea, en culturas como la egipcia, un símbolo de renacimiento y que a partir de ese día la joven mejorara de su dolencia, hizo pensar al psicólogo que el insecto había aparecido como un mensaje arquetípico surgido del inconsciente: una señal para indicar que al fin ella podía iniciar el proceso de transformación buscado. Ello le llevó a pensar que esta clase de sincronía provenía de algún mecanismo desconocido. Aunque, por otra parte, acabó razonando que, cuando los hechos fortuitos parecen tener un significado simbólico, dejan de ser coincidencias para la persona interesada, ya que la psique puede estar actuando sobre la realidad externa para causarlos. Una explicación que, por cierto, nos sitúa ante el enigma que plantean las extrañas y desconocidas relaciones entre la mente y el mundo llamado “objetivo”.

El hombre occidental, acostumbrado a verter su mente en cosas concretas, rechaza de antemano esta sensación, tan contraria a la estructura de la lógica de su pensamiento, y se refugia en la comodidad de negar sentido alguno a las casualidades. Los chinos, por el contrario, consideran que éste es “el mundo de las 10.000 cosas”, de modo que un suceso cualquiera no puede explicarse sino por una multiplicidad de armonías y desarmonías simultáneas, y no por una simple relación de causa-efecto. En su visión de la naturaleza como un todo orgánico no existen fronteras entre el microcosmos y el macrocosmos, entre el ser humano y el universo en que se desarrolla su vida. La conexión entre dos acontecimientos no es para ellos de causa a efecto, sino de homología entre dos fenómenos que ocurran en el mismo instante. ¿Estoy triste porque el cielo esta nublado, o está nublado el cielo porque estoy triste?Para la visión clásica china del mundo, expresada en el taoísmo, ambas preguntas carecen de sentido.
Si queremos entender el concepto junguiano de sincronicidad -directamente inspirado en el taoísmo-, hemos de imbuirnos en esa peculiar sensación que despierta, por ejemplo, la pintura china, donde paisaje y estado de ánimo forman un todo indisoluble, o reflexionar sobre la hipótesis Gaia: la Tierra sería un ser vivo del que formamos parte, y no un simple mecanismo de relojería, como sostiene ese planteamiento dieciochesco y “racional” que todavía predomina en occidente. Si el espacio y el tiempo son percepciones subjetivas, y la realidad es otra cosa -hipótesis de trabajo que plantea Jung-, es posible suponer que esa percepción espacio-temporal pueda estar condicionada por la psique. De modo que cuando una imagen llega a la consciencia coincidiendo con un fenómeno “exterior”, la psique percibe un significado de esa yuxtaposición de acontecimientos. Pero, ¿existe también un significado “fuera” de la psique? Jung ha sido el único científico del siglo XX que se ha atrevido a formular una pregunta de tal calibre.

¿Quién mueve los hilos de las casualidades al otro lado del escenario? Ante el lector dejo la tarea de reflexionar sobre si unas y otras coincidencias son proyecciones de nuestra mente o la manifestación de un principio no casual invisible y secreto que rige nuestro destino y el de todos los seres, poniendo orden en el caos aparente de nuestras vidas, o determinando, sin que nos percatemos, algunas decisiones cruciales que pensamos son el resultado de nuestra libre elección o del azar. Desde ahora, cuando Ud. vaya a decir: ¿Qué casualidad, no? píenselo dos veces, pues puede ser que no lo sea.

UN BREVE TEST: ¿Le ha ocurrido a usted?
Reproducido del libro Conectar con el fluir de la vida, de Charlene Belitz y Meg Lundstrom, Ed. EDAF

Alguna vez…
Cuente el número de preguntas que responda afirmativamente:

1) Llegaba tarde a alguna parte, pero todos los semáforos se han ido poniendo verde a su paso.
2) Pensaba llamar por teléfono a alguien y esa persona le ha llamado antes.
3) Necesitaba dinero y éste ha aparecido como por arte de magia: lotería, herencia, préstamo, trabajo…
4) Ha encontrado aparcamiento a la primera en la calle más ajetreada de la ciudad un sábado por la noche.
5) Descubrió de pronto información que necesitabadesesperadamente.
6) Vio a un amigo en un sitio totalmente inusual.
7) Halló un objeto perdido de forma inesperada.
8) Experimentó una serie de coincidencias que parecían llevarle a un lugar en particular.
9) Estuvo en el momento adecuado para rescatar a alguien o ha sido rescatado por casualidad.
10) Se enfrentó con una dificultad para luego descubrir que era positiva para usted.1
11) Pensó en una pregunta y recibió la respuesta justa.en la radio, la televisión, un cartel publicitario o la conversación con otras personas.
12) Descubrió que una coincidencia confirmaba la direcciónen la que iba.

Solución:
00-04: Aún no se ha abierto a la magia de la sincronicidad.
05-08: Ha empezado a notar que ahí afuera pasa algo interesante.
09-10: Sigue los signos y presta atención a su entorno.
11-12: Está preparado para enseñar a otros cómo entrar en el flujo de la vida y percibir las coincidencias.

noviembre 20, 2007

Coincidencias y rarezas: El caso del Titanic

LA HISTORIA

El hundimiento en 1912 del trasatlántico más grande jamás construido por el hombre ha sido considerado como una de las catástrofes que, sin lugar a dudas, marcó a la sociedad del siglo XX. Sin embargo, son generalmente desconocidas la serie de extrañas circunstancias que rodearon una tragedia sin precedentes. La acumulación de misteriosas coincidencias, el insólito comportamiento de algunos pasajeros y lo absurdo de su hundimiento, han servido para rodear la leyenda del Titanic de una aureola de misterio, que aún lo envuelve.

Tras años de dura competencia, la compañía naviera White Star Line lograba colocarse por delante de su directa rival, la Cunard, contando en su flota con los barcos más modernos del mundo, que aunaban lujo, vanguardia, tecnología y seguridad. La obsesión de su dueño, el financiero multimillonario J. P. Morgan, por fin se hacía realidad: cubrir la travesía Southampton-Nueva York en siete días. Para ello disponía de tres maravillas flotantes: el Olimpic, el Britania y el Titanic.Al igual que sus hermanos, este último fue construido en los astilleros de Belfast, en las costas irlandesas. Era el barco más grande del mundo, concebido para atravesar las vastas planicies oceánicas con el máximo confort, y sólo apto para las clases pudientes de la época, que pagaron enormes sumas de dinero por viajar en aquel buque supuestamente insumergible.

El 10 de abril de 1912, el Titanic zarpaba de los muelles de Southampton con 2,227 pasajeros a bordo, ante la admiración de una muchedumbre de curiosos que contemplaban atónitos como aquella mole de acero se alejaba majestuosamente del puerto. Al poco de partir, la tragedia daría su primer aviso: un barco sin rumbo aparente estuvo a punto de colisionar con el Titanic. Un pequeño sobresalto que enseguida fue olvidado, pues se estaba a bordo de un coloso insumergible.


El veterano capitán Edward Smith estaba eufórico. Sobre él había recaído el privilegio de realizar su última travesía comandando el buque más grandioso del planeta. Era el premio a sus veinticinco años de servicio en la White Star sin sufrir percance alguno. Nada hacía presagiar que aquel viaje fuera a enturbiar tan magnífica trayectoria profesional. Además, por si su experiencia no constituía de por sí suficiente garantía, contaba con una tripulación de jóvenes y capacitados oficiales, entre los que destacaba por méritos propios el primer oficial William M. Murdoch, un eficiente marino de tan solo 27 años, al que el destino había reservado el papel de fatídico protagonista en la trágica historia.

Llevaban cinco días de apacible viaje. Entre los incidentes apenas dignos de mención figuraba la incomprensible desaparición de los prismáticos que alguien sustrajo de la cruceta de vigilancia, para desesperación del joven Reginald Lee. Por su parte, John George Phillips, el radiotelegrafista, atendía con evidente desgana los avisos de peligro que con frecuencia enviaban los barcos que navegaban por la zona; a pocas millas de donde se encontraban se había detectado un inmenso banco de hielo del que se desprendían numerosos icebergs, algunos de los cuales se hallaba en la ruta que estaba siguiendo el Titanic. Tal vez por un exceso de confianza en la resistencia del buque, la tripulación hizo caso omiso de tales mensajes, manteniendo el rumbo sin reducir la velocidad, entre los 22 y 24 nudos. Y así siguieron, pese a la persistencia de los inquietantes comunicados. El último de ellos lo envió el California y Phillips, harto de tanta insistencia, contestó desairadamente: "Calla, calla. Tengo mucho trabajo". Como una confirmación de que los telegramas enviados eran innecesariamente alarmistas, el cielo se despejó con la llegada de la noche y una cantidad de estrellas llenó de reflejos la superficie del agua, insólitamente tranquila.

Poco antes de medianoche, la sombra de una inmensa masa de hielo interrumpió la rutinaria guardia de los vigías. Cuando fue visto, el iceberg se dirigía irremisiblemente contra la proa de la nave y ya se encontraba a poco más de 500 metros. Era demasiado tarde. En el puente de mando, ante la ausencia del capitán Smith, el primer oficial Murdoch ordenó parar las máquinas e iniciar la maniobra de retroceso, una decisión sospechosamente descabellada para un barco de semejante tonelaje. El impacto no se hizo esperar y con un fuerte fragor de metal desgarrado, el iceberg abrió una brecha en el casco del Titanic, permitiendo la entrada de 450 toneladas de agua por minuto. Murdoch, consciente de la tragedia que había desencadenado, se quitó la vida con un tiro en la sien. Cuando el capitán Smith fue informado de la gravedad de la situación ordenó inmediatamente enviar el mensaje de socorro C.Q.D. a los barcos que se encontraban cercanos al lugar. Al no obtener respuesta alguna, el segundo telegrafista, Harold Bride, decidió poner en práctica la nueva señal S.O.S. (Save Our Souls, "salvad nuestras almas") para ver si por fin hallaban respuesta a su dramática petición de ayuda. Fue la primera vez en la historia naviera que se empleó esta llamada de socorro, y también la última para el Titanic. los buques que captaron el S.O.S. se desplazaron al punto exacto desde el que éste fue emitido, mientras que el Titanic, al seguir su recorrido, se encontraba ya a 25 kilómetros de allí.El constructor del barco, Thomas Andrews, avisó raudamente al capitán de la terrible situación; el daño era irreparable y el barco se iba a pique. El viejo lobo de mar, sorprendido y confuso, sólo pudo decir: "Pero si no puede hundirse, si es insumergible".Los veinte botes de salvamento fueron arriados, pero la mayoría partieron prácticamente vacíos. Los pasajeros consideraron permanecer a bordo de una nave seriamente dañada, pero al fin y al cabo "insumergible", que embarcarse en los frágiles salvavidas. El Titanic se hundió completamente a las dos horas y cuarenta minutos de haber colisionado con el bloque de hielo, a 600 millas de Terranova, llevando consigo las vidas de 1,622 personas que se precipitaron a las frías profundidades del océano.

En los últimos instantes el destino quiso ser benévolo y la quilla del barco, que hasta ese momento permanecía completamente vertical al agua, realizó un giro de 180°, evitando así que los supervivientes, en los botes de salvamento, contemplaran el dantesco espectáculo que se avecinaba. Cientos de desgraciados permanecían en la parte más salientes del Titanic a la espera de ser precipitados a las profundas fosas abísmales. Con su horrible muerte se consumó una maldición que ha dejado multitud de preguntas sin respuesta; un misterio que permanece vivo, a casi 4,000 metros de profundidad.

Pese a todo, el Carpathia, curiosamente el buque insignia de la compañía rival, la Cunard, localizó la situación del accidentado y acudió a socorrerle. Demasiado tarde para muchos, entre ellos los músicos del Titanic, que hasta el momento en que se inició el viaje habían actuado como la mejor banda de todas las rutas oceánicas bajo la batuta de Henry Hartley, precisamente en el citado Carpathia. Ninguno pudo ser salvado por su antigua embarcación.

El estibador de carga y descarga Frank Pretit declaró, en el juicio que siguió al hundimiento, que él había estado cargando material dinerario, gran cantidad de lingotes de oro y plata, en los amplios departamentos estancos del Titanic. El Banco de Inglaterra selló por espacio de cien años los registros de dichos transportes reconvertibles en valor de cambio, caso del oro y la plata. Por consiguiente, hasta el año 2010 no se sabrá la naturaleza del cargamento. La hipótesis que circuló con más fuerza en torno a este asunto, era que tal cantidad de metales preciosos correspondían al pago de armamento que Inglaterra hacía a los Estados Unidos de América.

Los medios de comunicación de todo el mundo se hicieron eco de la sensacional noticia: el barco más grande jamás construido, el insumergible Titanic, yacía a casi cuatro mil metros de profundidad.



Muchos son los enigmas que rodean este desastre. Podría decirse que estuvo marcado por el infortunio incluso antes de ser construido, como si su nombre aparejase una maldición presentida por muchos, en algún caso con una precisión pasmosa.


1. Presentimientos y advertencias

El afamado periodista William Thomas Stead fue uno de los que previó el naufragio del Titanic con meridiana claridad. De hecho, en uno de sus escritos de 1892, veinte años antes del suceso, describió la colisión de un gran buque con un témpano de hielo. En la desesperación del hundimiento, los tripulantes del mismo fueron socorridos por el Majestic, un barco que realmente existía por aquellos días, y que surcaba los mares capitaneado, por aquellas casualidades de la vida, por Edward Smith, el primer y último capitán del Titanic. Stead falleció en el hundimiento del Titanic. Su intuición no pareció evitar que su nombre apareciese en la lista de finados.

Aunque algunas de las cancelaciones de billetes son explicables por diversas causas, el factor premonitor no conviene ser desechado en otras. Llevados por un impulso irracional, varios pasajeros anularon su reserva pocos días antes de la partida; otros se negaron a embarcar en el último momento, pese a lo costoso de los pasajes. Resulta increíble, por ejemplo, que el propio dueño de la naviera White Star, J. P. Morgan, que acostumbraba a viajar en todas y cada una de las travesías inaugurales de sus barcos, se negara rotundamente y sin razón aparente a embarcar en el primer trayecto del mejor barco del momento.

Otro caso que no deja de ser inquietante es el de lord Gird, el máximo mandatario de la Harland & Wolff, empresa constructora de grandes buques de cuyos astilleros en Belfast había salido el Titanic. Al igual que Morgan, también se negó a partir en la mayor obra de su vida profesional, cuando usualmente solía hacerlo en los botes que construía.

Pero quizás el suceso más llamativo lo protagonizó el acaudalado matrimonio Wanderbrigth. El mayordomo y el ama de llaves que les acompañaban habían llegado antes a los camarotes de primera clase con el propósito de acondicionar el elevado número de maletas y baúles que sus señores portaban. Sin embargo, diez minutos antes de que el barco zarpara decidieron renunciar a sus billetes, abandonando equipaje y sirvientes sin dar explicación alguna ni avisar a estos últimos de la incomprensible decisión que habían tomado, de forma tan inesperada como emocionalmente imperiosa.

2. El libro

Morgan Robertson escribió en 1898 la novela trágica Futility, relatando la fatídica historia del Titán, un transatlántico majestuoso que se hunde en el Atlántico el mismo día de su inauguración: una noche de abril. El apellido del capitán: Smith. En el libro se relataba la epopeya que debían sufrir los pasajeros del navío cuando éste, pensado imposible de hundir, choca contra un iceberg provocándole una gran abertura en uno de sus costados. Posteriormente, según el libro, gran cantidad de los pasajeros mueren a causa de la escasez de botes salvavidas. Ya publicada la novela, aquel mismo año 1898, Robertson vendió los derechos por la irrisoria suma de 100 dólares.

Catorce años después, el Titanic naufragó en idénticas circunstancias a las escritas por Robertson, cuyo ficticio buque poseía numerosas características parecidas a las del Titanic: tenían aproximadamente el mismo tonelaje. El número de hélices que llevaba cada barco coincidía: tres en total. El Titanic desplazaba 66,000 toneladas frente a las 70,000 del Titán. El primero medía 882 pies, mientras que el protagonista de la novela 800. La diferencia entre el número de pasajeros también resultaba inapreciable: 2,227 en el Titanic y 2,177 en el Titán. La eslora del barco de la novela era de 243 metros; algo inferior a la real del Titanic que era de 268 metros (solo 25 metros de diferencia). Pero las coincidencias no finalizaban aquí. La velocidad de crucero de ambos era de 24-25 nudos. En su viaje inaugural, el Titán también zarpaba de Southamptom, un día del mes de abril y se hundía a 400 millas de Terranova (200 millas menos que el auténtico) a los cinco días, tras colisionar con un iceberg, tal y como le ocurriera al Titanic. Para finalizar con este misterioso cúmulo de coincidencias, el número de supervivientes variaba en tan sólo cien personas.

3. Otros sucesos posteriores

En 1935, William Reeves -quien nació el mismo día que desapareció el Titanic- hacía guardia en el barco Titanian. Atacado por un presentimiento, ordenó detener el barco cuando llegaron al mismo lugar donde se habían hundido los otros dos; gracias a ello no fueron arrollados por un iceberg.

noviembre 19, 2007

El origen del nombre de los meses del año

Originalmente el calendario romano solo tenía nueve meses, posteriormente diez y estos, salvo algunas excepciones, eran nombrados según su orden numérico. De aquí que el último mes del año, a pesar de ser el mes número 12, se llame Diciembre -de decembris, el décimo mes-.

Enero – IANVARIVS: Este mes tiene más significado en el lenguaje germánico donde empieza con “Jan”. Toma su nombre del dios bicéfalo Janus. Este era el dios de las puertas, portones, principios y finales -razón por la cual se lo ve representado en tantas puertas-. Como enero es el mes que abre el año se le honró a dicho dios nombrando al mes como él.
Febrero - FEBRVUARIVS: Proviene del latín februare, la cual nace de februo, que significa limpiarse. Este mes fue nombrado de esta manera ya que en febrero los romanos realizaban ciertos ritos religiosos, dedicados a Plutón, que tenían la finalidad de conseguir pureza.
Marzo - MARTIVS: Era el primer mes del calendario romano antiguo y era nombrado en honor a Marte, el dios de la guerra. En este mes se planeaban todas las campañas militares que tendrían lugar tras el transcurso del año.
Abril - APRILIS: Proviene de aperio, que significa abrir. Se dió este nombre a dicho mes ya que en abril es cuando las plantas comienzan a florecer -ubicándonos en la geografía italiana-. Si bien un gran número de estudiosos señala que también puede estar tomada la referencia de los griegos, quienes lo dedicaban a la diosa Afrodita.
Mayo - MAIVS: Proviene de la diosa Maia, una de las más ancianas de Roma, que también era la diosa de la primavera. Los sacrificios a Maia, madre Tierra, se ofrecían el primero de mayo.
Junio - IVNONIVS: Nombrado en honor a a la diosa Juno, deidad del matrimonio y una de las más poderosas figuras del Olimpo.
Julio - QUINTILIS y luejo IVLIVS: Conocido en primera instancia como quintilis, debido a que este era el quinto mes. Luego ya con el calendario juliano fue renombrado en honor a Julio César por ser éste el mes de su nacimiento. Julius y augustus no fueron aceptados rápidamente entre la población. Esto se puede notar en varios escritos medievales donde quintilis y sextilis eran aún utilizados.
Agosto - SEXTILIS y luego AVGVSTVS: Similar con quintilis, este mes tenía un sentido numérico, sextilis el sexto mes, pero fue luego renombrado como augustus en honor a un emperador. El mes originalmente tenía 30 días pero fue aumentado a 31 para “no ser menos” que Julio.
Septiembre - SEPTEMBRI: Semptembris proviene de septem, siete. Esto es porque contando desde marzo, mes que iniciaba el año para los romanos, septiembre caía en el séptimo lugar entre los meses.
Octubre - OCTOBRI: Otro de los meses que tuvo su origen numérico. Octo, ocho en latín.
Noviembre - NOVEMBRIS: De novem, nueve en latín.
Diciembre - DECEMBRIS: De decem, diez en Latín.

noviembre 16, 2007

El “piercing” en la antigüedad

Los faraones.
En Egipto se utilizaban aros y pendientes desde la más temprana época. Sin embargo, algunos lugares del cuerpo estaban restringidos para el piercing según el status social. Por ejemplo, el ombligo solo podía ser perforado si se era un faraón, y quien se atreviese a perforarlo sin serlo era ejecutado.

Los centuriones y generales.
Los centuriones solían perforarse las tetillas y colocarse pequeños aros. Esto era considerado un símbolo de virilidad y hombría. Varios personajes importantes de la historia romana, por ejemplo Julio César, parecen haber poseído estas decoraciones.

Los gladiadores.
Los gladiadores solían perforar la cabeza de su pene y colocarse un pequeño aro. Esto permitía que el pene fuese sujetado fuertemente al cuerpo con una cuerda, y disminuir aspí el riesgo de "accidentes" en las contiendas.

Marineros y piratas.
Hoy en día está popularizada la imagen del marinero o del pirata llevando un gran aro de oro, generalmente en su oreja derecha. Esto no tenía nada que ver con la moda de la época, sino que hacía motivo a una antigua costumbre. La tradición indicaba que todo el que encontrara el cadáver de un hombre de mar podría quedarse con el aro de oro sólo si le daba sepultura cristiana al cuerpo hallado. De lo contrario, si la persona se quedaba con el aro sin haber enterrado el cuerpo, el espíritu del infortunado navegante lo atormentaría por el resto de su vida.

noviembre 15, 2007

Gracias

Gracias a quienes visitan este blog; su periódico leer de mis líneas motiva el seguir escribiendo y el deseo de compartir hechos, cosas y datos.
Gracias especiales a mi amiga Carmen González Huguet, quien reseñó este espacio en: http://es.shvoong.com/internet-and-technologies/blog/1694478-http-merodeoseinquisiciones-blogspot-com/ . Gracias también a Jacinta Escudos por recomendar este espacio en su blog http://filmica.com/jacintaescudos/
Como siempre, son todos bienvenidos y pueden traer consigo a muchas personas más; esta es su casa y pueden pasearse por donde quieran: encontrarán sorpresas en todas las habitaciones.

Hiperbórea: Terrae incognitae

Es un lugar mítico, similar a la Atlántida de Platón, en el que nunca se ponía el sol (una clara referencia al movimiento aparente del sol en regiones árticas). De sus habitantes, los hiperbóreos, se decía que eran inmortales, además de ser descriptos como "gigantes", bellos y físicamente perfectos y dotados de una prodigiosa salud. El dios Apolo conducía cada otoño su carro hacia esta región, que era su residencia invernal.

Se denominaban hiperbóreos a unos pueblos que habitaban en las tierras septentrionales aún desconocidas, al norte de Tracia. Su nombre (más allá de Bóreas) deriva precisamente de que se creía que el dios del viento Bóreas habitaba en Tracia, y los hiperbóreos, sus hijos, lo harían más al norte de este reino, en el país de Hiperbórea. Muchos historiadores la definen en lo que hoy sería Dinamarca. De todas maneras su ubicación es confusa a causa de los contradictorios escritos griegos, por ejemplo, si nos guiamos por los textos de Hecateo de Abdera deduciríamos que Hiperbórea se encontraba en el actual Reino Unido.

Se les atribuía a los hiperbóreos costumbres primitivas: Sileno, en una de sus fábulas, decía que fueron los primeros hombres en ser visitados por los habitantes de otro continente más allá del océano que, asustados por lo que encontraron, regresaron a su país y no volvieron más.

Hiperbórea, de haber existido, habría ocupado una parte de las regiones árticas actuales, antes de la modificación del eje terrestre, que implicó la segunda glaciación universal. Groenlandia, Islandia y las islas de Spitzberg serían los vestigios geológicos de ese fabuloso continente, que disfrutaba de un clima tropical, con una vegetación extraordinaria. Los importantes yacimientos de carbón fósil bajo el hielo de estas islas, demuestran que ahí se desarrolló una exuberante vegetación. Irónicamente, Groenlandia significa literalmente "tierra verde", una prueba más de que alguna vez tuvo un clima que permitía la vegetación, algo que hoy es imposible debido a su baja temperatura.

Plutarco, otro historiador griego, escribió el relato de un extranjero procedente de la misteriosa isla de Ogigia, que tal vez era otro nombre para Hiperbórea. Según cuenta, el hombre había permanecido 30 años en la isla desempeñando las funciones de sacerdote del dios Saturno. En ese cargo había descubierto unos rollos sagrados que se salvaron de la destrucción de la primera ciudad de la isla, y que habían permanecido largo tiempo enterrados en un escondite subterráneo. Plutarco nos hace observar que en Ogigia, el sol es visible veinticuatro horas durante los días más largos. Esta característica es aplicable con toda exactitud a Islandia. Sila, uno de sus personajes, comenta que esta gran isla está situada a cinco días de navegación de Gran Bretaña, y donde el sol no desaparece del horizonte más que una hora o menos durante treinta días. Demetrio de Tarso, según cita Plutarco, indicaba que "los insulares eran poco numerosos, pero los bretones los consideraban a todos sagrados e inviolables". En la antigüedad, esta región del océano Ártico era conocida como la "Tierra Sagrada". Homero menciona a la isla de Ogigia, donde Ulises vivió durante siete años y la sitúa en el norte. Estaba gobernada por la reina Calipso, otra hija de Atlas. Los habitantes eran seres de blancura de nácar, casi traslúcidos y sus mujeres eran de una belleza y un ingenio por encima de lo humano.

Para algunos atlantólogos, los nombres de Atlántida y de Hiperbórea serían sinónimos, tal como sostuvo el científico Bailly en el siglo XVIII, que situó a la Atlántida de Platón en las regiones árticas. Para otros investigadores como el sabio B.G. Tilak, amigo y colaborador de Gandhi que escribió en 1903 el libro La Patria Ártica de los Vedas, los arios no fueron autóctonos de Europa o del Asia Central, sino que tuvieron su origen cerca del actual Polo Norte, en la era paleolítica. Sostuvo esto basándose en el Avesta y en los Vedas, los más antiguos libros sagrados de la humanidad. Los arios habrían emigrado de su patria hacia el sur debido a terribles cambios climáticos.

La civilización hiperbórea debió florecer hace más de 60 mil años durante el último período interglaciar. En el siglo XVI, el intérprete francés Guillaume Postel, afirmaba que el Paraíso se encontraba bajo los hielos del ártico. Cuando cambió el eje de rotación de la Tierra, los polos se desplazaron de lugar y el clima se tornó hostil. La maravillosa Hiperbórea se hizo inhabitable, quedando completamente cubierta por glaciares.

Se dice que sus habitantes emigraron hacia el sur poblando las diversas regiones del planeta. Los hiperbóreos se mezclaron con los humanos comunes dando vástagos de gran belleza y dotados de poderes sobrenaturales, como la precognición o adivinación del futuro y una inteligencia brillante. Diodoro de Sicilia dice que Ferécides de Siros, que vivió hacia el 544 a. C. era descendiente de los hiperbóreos, y fue el maestro que inició a Pitágoras en los misterios y en las matemáticas. Se teoriza que algunos de los hiperbóreos sobrevivientes se establecieron en Islandia (muy probablemente Thule, en aquella época) y en otras islas más pequeñas, y al parecer consiguieron adaptarse a la glaciación del período cuaternario. Estos hiperbóreos mantuvieron relaciones con los pueblos de la antigüedad, ya que Thule, la "isla de Saturno", era conocida por los fenicios, cartagineses, griegos y romanos.

Cuando los monjes irlandeses llegaron a Islandia en el año 795, y luego los vikingos en el año 874, encontraron la isla absolutamente desierta. La explicación más aceptable a esta desaparición de habitantes es que una tremenda erupción volcánica o un terremoto aniquilaron a toda la población. El monte Hecla, el principal volcán de Islandia, mide 1510 metros de altura y pudo ser el causante de la desaparición de los últimos hiperbóreos, que ante los constantes temblores de tierra que sufre la isla, tal vez emigraron al norte de Europa.

noviembre 13, 2007

Sobre la mala fama del martes y viernes 13

El número 13 y los días viernes no siempre fueron considerados como portadores de mala suerte. Para los romanos el 13 era un número armónico y decorativo, de hecho, Julio César solía decir que el 13 era su número de la suerte ya que fue gracias a la Legión Decimotercera que éste alcanzó la gloria y el poder. Igualmente el día viernes era muy prestigioso, e infinidad de matrimonios y declaraciones de amor sucedían en ese día, pues estaba dedicado a Venus, la diosa del amor.


1. SOBRE EL VIERNES 13
Muchos creen erróneamente que es una mezcla de dos símbolos malditos. Por un lado el número 13 siempre fue mal visto por la cultura judeo-cristiana ya que para la Cábala son 13 los espíritus malignos; en el Apocalipsis, su capítulo 13 hace referencia al anticristo y a la bestia. Y en la Última Cena, Judas fue el decimotercero en ocupar la mesa. Por otra parte, Jesús fue crucificado un día Viernes y Eva le dio la manzana a Adán un día Viernes.

Sin embargo, el origen de la superstición fue otro. La Orden de los Templarios fue uno de los primeros sistemas bancarios internacionales de la historia. Su habilidad para guardar bienes y propiedades llevó a que miles de personas confiasen en ellos, razón por la que amasaron, con el tiempo, una gran fortuna. Tras una guerra contra Inglaterra, el Rey de Francia, Felipe el Hermoso, había quedado en una situación económica desastrosa, por lo que se aprovechó de su ejército para “recolectar” oro. Primero le quitó todos sus bienes a los judíos y los echó de Francia; sin embargo, necesitaba más oro, por lo que ideó una estratagema para acusar injustamente a los Templarios y enjuiciarlos. Es así que el viernes 13 de octubre de 1307 comienzan a ser arrestados los miembros de la orden por toda Francia, y los bienes que guardaban fueron incautados por el ejército. El rey, sabiendo que si solo les quitaba sus bienes y los dejaba marchar, éstos muy posiblemente tendrían una posición moral muy superior y ganarían más adeptos; obligó al Papa Clemente V -que había sido instalado en el Vaticano a la fuerza por el mismo Felipe años antes-, a que los declarara herejes, por lo que cientos de Templarios fueron quemados por toda Francia.

Siete años más tarde se condena a muerte a los dos últimos templarios con vida, el Gran Maestre Jaques de Molay y Godofredo de Charnay, las dos figuras más importantes del Temple, y a la vez famosos por su honradez. Antes de morir, el Maestre pidió que se le aflojen las manos para rezar, y en su rezó pidió una venganza por tan injusta condena bajo las siguientes palabras: “Dios vengará nuestra muerte, con esta convicción yo muero”. Acto seguido fueron quemados. Un mes después, el Papa Clemente V, quien los había declarado como herejes, muere atragantado con un higo; al poco tiempo fallece Nogaret, autor material de la condena, y ocho meses despues el Rey Felipe cae de su caballo quedando paralítico y muriendo en una gran agonía. La maldición no terminaría aquí, e irían cayendo uno por uno los descendientes de la línea sanguínea de Felipe, al punto que para 1328, unos 14 años después del asesinato de los Maestres, ya no quedaba ningún heredero de Felipe, y la Dinastía de los Capetians desaparecía tras 300 años de reinar sobre Francia. Como es de imaginar, esto impresionó a tal punto a la población que “La maldición de Molay” se extendió por toda Francia y posteriormente a Portugal y los países de Europa del Norte, así como también, pero en menor grado, a algunas partes de España y Grecia. Es así entonces como se considera al viernes 13 como maldito.

2. SOBRE EL MARTES 13
Europa del Sur tiene su propio día maldito. El martes es el día de mala suerte en el que la gente no debe “ni casarse ni embarcarse”. No hace referencia a ningún evento en especial, sino que simplemente al ser éste el día de Marte -Dios romano de la Guerra-, con el tiempo se fue considerando como el día diabólico. De hecho muchos autores medievales temían llamarlo por su nombre y lo referenciaban como “el pequeño maléfico”. Posteriormente se fue ligando con el número 13, y se comenzó a considerar como el “Día en el que aparecerá la Bestia”; de hecho muchas personas del medioevo estaban completamente seguras de que el Apocalipsis ocurriría un Martes 13.

noviembre 12, 2007

Las carreteras más escabrosas

No todos los caminos llevan a Roma, algunos llevan al desastre. He aquí una lista con caminos y rutas a lo largo y ancho del mundo con los que es mejor nunca cruzarse. Los siguientes tramos han sido elegidos por la peligrosidad de su geografía y no por factores externos, de lo contrario cualquier camino de Iraq, el Congo, Sierra Leona o Liberia calificarían como de mayor peligro.

1. El túnel de Guoliang - China
Ubicado en las montañas Taihang, fue tallado en la roca misma con el fin de conectar un remoto poblado en lo profundo de una montaña. Este túnel es famoso por la cantidad de muertes en días lluviosos cuando la resbalosa roca que lo compone hace casi imposible su trayecto. Antes de 1972, el camino estaba colgado en la roca, siendo el unico contacto de la villa con el mundo exterior. Entonces los campesinos decidieron hacerlo a travez de la roca. Guiados por Shen Mingxin, jefe de la villa, vendieron cabras y hierbas para poder comprar martillos y herramientas de metal. Trece personas comenzaron el proyecto. Les tomó cinco años terminar el trayecto de 1200 metros de largo, 5 de alto y 4 de ancho. El primero de mayo de 1977, el canal se abrió al público. Las paredes del túnel son irregulares, y hay mas de 30 "ventanas" de diferentes tamaños y formas. Algunas ventanas son cuadradas, otras redondas.


2. "La carretera de los huesos". Ruta federal a Yakutsk - Rusia
Esta ruta, en la Siberia, es el único camino a la región y si una tormenta ocurre, cientos de vehículos quedan estancados en el lodo. Salir de este embrollo puede llevar más de una semana y ante esto el gobierno de la ciudad debe incluso movilizar al ejército y enviar comida de manera aérea para evitar una tragedia. Es una carretera transiberiana que ordenó construir Stalin con un método bastante macabro en tiempos de la extinta Unión Soviética. Tiene un recorrido de 2.000 kilómetros y une las ciudades de Magadan y Yakutsk. Por esta zona se puede llegar a la ciudad más fría del mundo, Verkhoyansk, situada en la República de Saja, en Siberia Oriental. La temperatura media de enero es de 46,2ºC bajo cero y en julio sube a los 15,2º bajo cero. La región es tan fría que las capas someras de la tierra están congeladas, de manera que se hace muy complicado enterrar a los seres fallecidos, porque la tierra tiende a expulsar sus restos a la superficie al poco tiempo. El caso es que, si enterrando los cuerpos volverían a salir tarde o temprano, los soviéticos tuvieron que hallar un sistema que lo evitara. La solución fue sustituir la capa de piedras compactadas que todas las carreteras tienen entre el asfalto (o el hormigón) y el terreno por los huesos de los disidentes asesinados cuyo rastro desaparecía bajo la carretera. Así que cuando uno se desplaza hacia Siberia por la carretera de los huesos vive la experiencia única en el mundo de rodar sobre los esqueletos de quienes se opusieron, de una manera u otra, a Stalin.




3. El camino al Monte Huashan - China
Para acceder a un remoto monasterio en la loma de un monte sagrado en China, los viajeros deben realizar una de las más escalofriantes y vertiginosas recorridas de sus vidas. El Monte Huashan es una de las “cinco montañas sagradas” de China y está conformado por cinco picos que vistos del aire tienen apariencia de pétalo. Estos picos, en promedio, se alzan a unos 2100 metros y se extienden por kilómetros. Para llegar al monasterio se debe caminar por las laderas de roca misma, a veces con la espalda contra la pared, por senderos de no más de 30 centímetros los cuales son sujetados por cadenas oxidadas y estacas de dudosa solidez.



4. El camino de las Yungas - Bolivia
Este camino es tan llamativo que se volvió prácticamente un hit de la red. Emplazado en el sobrante de una ladera y caracterizado por sus curvas pronunciadas, los 56 kilómetros de este camino se ganaron el trágico apodo de “Camino de la Muerte”. Construido en la década de los 30's por prisioneros de guerra paraguayos, y con el fin de conectar a La Paz con Coroico, se ha cobrado cientos de vidas. Uno de los accidentes más trágicos ocurrió en julio de 1983 cuando un microbús cargado de pasajeros tomó mal una curva y como resultado 100 personas perdieron la vida. Esta carretera única en su género en el mundo tiene características impresionantes: en muchos tramos tiene un ancho de solo 4 metros y con abismos de 200 y 300 metros al borde mismo del camino, por donde es imposible cruzarse con otro camión coche o incluso una moto.




5. El camino de Katmandú al Everest - Nepal
La geografía de Nepal llevaron a que existan infinidad de caminos peligrosos. Uno de los más destacados es el camino que se dirije al Everest, ya que muchos de sus tramos deben realizarse a paso de hombre para evitar derrapar y caerse por alguna de las tantas laderas que lo bordean.


6. La vía a Taroko - Taiwan
Ubicado en el Parque Nacional de Taroko este camino es famoso por la cantidad de muertes que ha provocado. En los días de lluvia cuando el río al que este camino está pegado crece, es prácticamente imposible divisar las curvas, por lo que muchos automóviles han sido tragados por las furiosas olas a lo largo de los años. Hoy en día ante el menor indicio de crecida se cierra su acceso. Lamentablemente es un camino tan prolongado que es imposible evitar no dejar a alguien a medio trayecto.

noviembre 07, 2007

Amadeus - Mozart and Salieri

Warmen - Warcry of Salieri

Salieri y su presunta rivalidad con Mozart

Pre-Scriptum: Este post ha sido motivado por la película Amadeus. La recomiendo encarecidamenhte: es una joya visual, con una gran caracterización de personajes, polémica y, sobre todo, muy humana.

1. ESBOZO BIOGRÁFICO E HISTÓRICO
Salieri nació el 18 de agosto de 1750 en Legnago, una pequeña ciudad fortificada que estaba bajo dominio de La Sereníssima República de Venecia. Hijo de un comerciante de granos y hermano de Francesco, un afirmado violinista que también tocaba el clavicémbalo, pariente del piano, y que seguramente fue su primer maestro.
A los 16 años Salieri fue a continuar su educación a Venecia, en la residencia del noble Giovanni Mocenigo, amigo de su padre, donde respiró un ambiente cultural pleno de estímulos e importantes oportunidades.

Aquella era una época de notables fermentos culturales y políticos, en la que se vivía el ocaso de las monarquías absolutas fundadas en el derecho divino. Florecían formas de monarquía iluminada donde los gobernantes se inspiraban en los nuevos ideales de su tiempo. Una buena parte de Italia pertenecía entonces al imperio de Austria.
La emperatriz Maria Teresa recibe homenajes en la península por su buen gobierno. La sucedió su hijo Josef II de Habsburgo, quien preferiría un absolutismo moderado. Josef redujo los poderes de la aristocracia y el clero, fue un gran mecenas de las artes y promovió reformas inspirándose en el iluminadísimo que alcanzó la cumbre con la Enciclopedya que hacía bullir las mentes de la Francia pre-revoluconaria.

Estas agitaciones sociales golpearon en pleno también la imaginación de los músicos que se estaban formando y que acudían a Viena porque la sentían con razón como la capital de Europa. Los Habsburgo promovieron la ópera italiana y echaron las bases para el nacimiento del teatro nacional alemán. En la corte trabajaban los mejores poetas y músicos. Italia es una patria de la música. En el siglo XVIII se fabricaban también en Italia los instrumentos de cuerdas de la escuela de Cremona. Al respecto bastan los nombres de dos supremos artesanos: Stradivari (que firmaba Stradivarius) y Guarnieri del Ges, que fabricaron los mejores violines, violas y violoncellos, hasta hoy considerados inigualables. A los músicos italianos, como a los arquitectos, se los disputaban en toda Europa.
Venecia era una verdadera meca de la cultura. En la ciudad de los canales, que vivía una gran prosperidad, Salieri pasó un momento muy intenso de su juventud. Allí conoció al músico de Bohemia Florin Gassmann, influyente compositor de la corte de Viena, que quedó impresionado con su talento y lo invitó a trasladarse a la capital austríaca. Antonio aceptó. Gassmann lo sometió a un duro aprendizaje metodológico. Durante los ensayos de música de cámara conoció al emperador Josef II, que era hermano de Maria Antonieta, la reina de Francia que terminaría decapitada por la guillotina revolucionaria, compartiendo el destino trágico de su marido Luis XVI. Otros dos encuentros fundamentales para Salieri fueron el principal compositor de la época, Gluck, y el poeta Metastasio, con quien Salieri tomó clases de declamación. En 1770 Salieri compuso su primera ópera, Las mujeres literatas, a la que siguieron numerosas composiciones. La consagración llegó con La feria de Venecia, representada en toda Europa, que Antonio realizó bajo la inspiración del estilo de Goldoni con un retrato de las clases sociales venecianas y en el marco ópera buffa o cómica. En 1774 murió Florian Gassmann y el emperador nombró compositor de corte a Salieri, a quien confirió el título ambicionado de Kapellmeister, maestro de capilla, de la ópera italiana.
Durante su carrera, tuvo como alumnos a futuros músicos destinados a ser famosos: desde Beethoven a Schubert, desde Liszt a Czerny y Hummel. Entre sus pupilos estuvo incluso uno de los hijos del propio Mozart.
En 1804 era la personalidad más reconocida del campo musical europeo. Su mujer Teresa le dio 8 hijos, la mitad de los cuales sobrevivieron. En 1824 su salud empeoró repentinamente y de modo irreversible. Quedó ciego y pasó los últimos años de su vida internado en un hospital: en ese período se pudo haber autoacusado de la muerte de Mozart, o al menos eso es lo que testimonian dos de sus enfermeras. Ya paralizado, sin poder moverse ni hablar, murió el 7 de mayo de 1825.

Salieri está enterrado en el cementerio Zentralfriedhof de Viena. En su funeral, Schubert (su alumno predilecto) dirigió el Requiem que el propio Salieri había escrito tiempo atrás para su propia muerte.

2. LA SUPUESTA RIVALIDAD
El mito sentencia que Wolfgang Amadeus Mozart tuvo una muerte trágica. Empobrecido y víctima de la envidia de Salieri, Mozart habría sido envenenado por su supuesto rival mientras escribía febrilmente una misa de réquiem. Se llegó incluso a afirmar que su cuerpo fue enterrado en una fosa sin lápida para que no quedaran huellas del homicidio; otro hecho que en un primer momento se consideró sospechoso fue que el cadaver de Mozart se hinchase, hecho en el que reparó su hijo Carl Thomas y del que se hizo eco un periódico de Berlín. La publicación de la noticia propagó el rumor del envenamiento rápidamente. Por otro lado, siendo Salieri anciano y padeciendo síntomas de demencia, confesó en repetidas ocasiones haber matado a Mozart. Incluso intentó suicidarse a los pocos días de haber hecho una de las confesiones.

¿Existen pruebas físicas del envenenamiento? Ninguna, el cuerpo de Mozart fue enterrado en una fosa común debido a la precaria situación económica de la familia en ese momento, de manera que los restos mortales del maestro, no se han conservado. El recientemente descubierto supuesto cráneo de Mozart no resultó tal, como se desprende del análisis de ADN que se le realizó. De manera que sin cuerpo, no hay posibles pruebas forenses que realizar.

El episodio de la rivalidad ha sido recreado primero en un poema por el poeta Alexander Pushkin, de la que se inspiró el compositor Nikolai Rimski-Kórsakov para hacer una ópera de nombre “Mozart y Salieri”; y posteriormente por el escritor británico Peter Shaffer para escribir la obra de teatro Amadeus, llevada a la gran pantalla con éxito de público y crítica por el director Milos Forman en una película homónima que recibió ocho premios Óscar.

No obstante, semejante obra, aunque inspirada en Mozart, es de ficción y no pretende ser una biografía exacta del músico de Salzburgo. En ella, la imagen de Mozart (interpretado por Tom Hulce en el filme) aparece exagerada y deformada, poniéndolo, por ejemplo, como un orgulloso bufón de risa bobalicona siempre dominado por su padre, tópicos que no se corresponden con la realidad; así como tenemos a un perverso y maquiavélico Salieri (interpretado por el actor egipcio F. Murray Abraham en el mismo filme), de discutible historicidad.

Sin embargo tal ficción posee sus bases reales. Ocurrió en los años alrededor de 1790 que Mozart, entonces en la cúspide de la fama, acusara a Salieri, cuya popularidad decaía, de plagio y de querer atentar contra su vida. Según el historiador Alexander Wheelock Thayer las sospechas de Mozart podrían tener origen en un episodio ocurrido diez años antes, cuando Mozart vio cómo Salieri le quitaba el puesto de profesor de música de la princesa de Württemberg. El año siguiente, Mozart no consiguió ni siquiera el puesto de profesor de piano de la princesa.

Cuando la ópera de Mozart Las Bodas de Fígaro tuvo en principio un juicio negativo tanto del público como del propio emperador, el compositor acusó a Salieri del fracaso y de haber boicoteado el estreno ("Salieri y sus acólitos moverían cielo y tierra con tal de hacerlo caer", comentará el padre de Mozart, Leopold, refiriéndose al primer fracaso de su hijo, fracaso sólo temporal, como demostrará más adelante el éxito de esta ópera). Pero en aquella época Salieri estaba ocupado en Francia con la representación de su ópera Les Horaces, lo que nos hace dudar sobre las posibilidades que habría tenido de decidir a esa distancia el éxito o el fracaso de una ópera.

Mucho más probablemente (y siempre siguiendo a Thayer), quien debió de instigar a Mozart contra Salieri podría haber sido el poeta Giovanni Battista Casti, rival del poeta de la corte Lorenzo da Ponte, autor del libreto de Fígaro. Una confirmación indirecta de hasta qué punto esta disputa entre Mozart y Salieri pudo haber sido algo artificialmente montado está en el hecho de que cuando en 1788 éste es nombrado Kapellmeister, en lugar de proponer para la ocasión una de sus óperas prefirió reeditar Las Bodas de Fígaro.

El rumor comenzó a circular décadas después de la muerte de Mozart, en los últimos años de vida de Salieri -nacido en Italia en 1750 y fallecido en Viena en 1825- debido a una rivalidad entre la escuela italiana y alemana de música. Los alemanes habrían comenzado a extender el comentario que el italiano Salieri había tenido participación en la muerte del austríaco Mozart. Años más tarde, el poeta ruso Alexander Pushkin volvió al tema para representar a Salieri como un ser venenoso en una de sus obras, acusación revivida en la pieza del dramaturgo Peter Shaffer, adaptada al cine por Forman. Pero no hubo tal envenenamiento, dice hoy el musicólogo vienés Gernot Gruber. Parece ser que todos los expertos coinciden en afirmar que fue una enfermedad lo que mató a Mozart. Concretamente unas fiebres reumáticas consecuencia de una infección por estreptococos. Los síntomas recogidos por los informadores de la época llevan a confirmar esta hipótesis, descartando otras enfermedades que se habían barajado. Por ejemplo, una enfermedad del hígado no es plausible ya que no consta que apareciese la típica ictericia. Y una enfermedad del riñón también es descartable ya que Mozart conservó hasta el último momento intactas sus facultades mentales. Según consta por los documentos que nos dejaron los coetáneos de Mozart, este sufrío fiebre alta, dolor de cabeza, erupciones cutáneas, dolor e hinchazón del cuerpo, síntomas que se desataron todos ellos rápidamente. No sufrió delirios pero sí intranquilidad y mal humor y a partir de la segunda semana padeció vómitos y diarreas. Al final comenzó a delirar, entro en coma y murió. Al ser todos estos síntomas propios de la fiebre reumática los expertos han llegado a la conclusión de que esta fue la causa de la muerte de Mozart y no el envenenamiento.

Riccardo Muti, ex director de La Scala y uno de los gestores de la rehabilitación de su imagen, llegó a decir que sin Salieri sería más difícil entender a Mozart y sus obras maestras. Sus incondicionales afirman incluso que si él realmente hubiera matado a Mozart, su música, en todo caso, seguiría siendo magnífica.

3. SALIERI Y EL ROCK EN LA ACTUALIDAD
La figura de Salieri -en especial la imagen creada por la película "Amadeus" de Milos Forman- ha suscitado polémica y admiradores. Varios grupos de rock modernos llevan el nombre de Salieri, curiosamente uno de ellos tiene como web oficial odioamozart.net

En otro ámbito mas internacional, el grupo musical Warmen, procedente de Finlandia, también dedica el nombre de Salieri a varias de sus composiciones, tales como "Salieri Strikes Back" (del disco debut Beyond Habilities), o el tema posterior "Return Of Salieri" (procedente del disco Accept The Fact). Ambas composiciones son cargadas con mucho protagonismo clásico-barroco mezclado con metal.

noviembre 06, 2007

Los canes o el sinónimo de fidelidad

Es famosa la lealtad de los perros hacia sus amos. Estas son las historias de dos perros fieles, los cuales no permitieron que ni siquiera la muerte los alejase de sus dueños.

1. BOBBY GRAYFIARS
Bobby era el terrier de un policía de la ciudad de Edimburgo llamado John Gray. Ambos estaban siempre juntos, y era famosa en la zona la cantidad de trucos que Bobby sabía realizar. Desafortunadamente, un 15 de febrero de 1858, Gray muere de tuberculosis. Durante el funeral, Bobby permaneció presente y siguió el cortejo fúnebre hasta el cementerio de Greyfriars Kirkyard, lugar donde descansarían los restos de John, y donde además, en un acto de fidelidad extrema, Bobby pasaría el resto de los 14 años que le quedaban de vida montando guardia sobre la tumba de su fallecido amo. En un principio se pensó que Bobby permanecería solamente unos días sobre la tumba, y que luego el hambre o el aburrimiento lo alejarían. No obstante, comenzarían a pasar los años e incluso los crudos inviernos de Escocia y Bobby permaneció fiel en su guardia. Solo se retiraba de vez en cuando para beber y conseguir comida, o cuando la nieve le impedía permanecer en el lugar. Con los años, Bobby se fue transformando en una leyenda local y personas que admiraban su fidelidad comenzaron a alimentarlo y a suministrarle un refugio en el invierno. A tal punto creció esta fama que en 1867 el mismo Lord Provost de Edimburgo, Sir William Chambers, intervendría personalmente para salvar a Bobby de la perrera y además, para evitar futuros accidentes de este tipo, declararía al fiel can como propiedad del Consejo de la Ciudad. Bobby moriría sobre la tumba de su amo en 1872, y al no poder ser enterrado en el cementerio, la gente del lugar se reunió para construirle una fuente con una estatua en su honor no muy lejos del mismo. La estatua fue construida para que el pétreo can siguiese eternamente mirando hacia la tumba de John Gray.


2. HACHIKO
Otro amigo fiel fue Hachiko, un perro de raza akita nacido en 1923 en la ciudad japonesa de Odate. Sin embargo, menos de un año más tarde, su dueño, un profesor de agricultura llamado Hidesamuro Ueno, lo llevaría hasta Tokio. Allí Hachiko se acostumbraría a su vida citadina yendo todas las noches hasta la estación de trenes Shibuya para recibir a su dueño cuando éste llegaba del trabajo. Por desgracia, Ueno fallece en 1925 y nunca es llevado nuevamente a su casa, por lo que Hachiko queda abandonado en las calles. No obstante, durante 11 años el can volvería fielmente todas las noches a la estación, exactamente a la hora en la que arribaba el tren que solía tomar Ueno. Una vez frenado el tren Hachiko buscaba a su amo cuidadosamente entre la multitud y luego se retiraba. Al cabo de unos años un antiguo alumno de Ueno, que se encontraba realizando un censo de akitas, se enteraría de la historia, y publicaría varias notas con la historia del perro fiel. Una de estas notas aparecería en el más importante periódico de Tokio. Gracias a esto Hachiko ganaría fama a nivel nacional y varias historias y poemas se escribieron alrededor de él. Sin embargo, más importante aun, Hachiko salvaría a su raza, ya que solo quedaban 30 akitas puros en todo el Japón, y a partir de ese momento la historia hizo que se preservaran cuidadosamente. Hoy en día la población de akitas supera los miles. Hachiko es recordado con una estatua en la estación de Shibuya.