enero 26, 2010

Astrolabio


El astrolabio es un instrumento que permite determinar las posiciones de las estrellas sobre la bóveda celeste. La palabra astrolabio significa etimológicamente "el que busca estrellas" y debe su procedencia al griego ("ἄστρον", estrella y "λάβιον", -del verbo "λαμβάνω": tomar, agarrar-). En realidad no se sabe bien quien fue el inventor original. Algunas obras de Ptolomeo ya describen su construcción (Almagesto), las cuales fueron utilizadas por otros científicos como Hypatia para hacer mejoras en los cálculos. Se conoce que Hypatia trabajó con su padre para hacer correcciones en el Almagesto de Ptolomeo y construyó un astrolabio. Aún así, también sabemos que Hiparco de Nicea ya construía astrolabios antes que Ptolomeo e Hypatia.
Para el siglo VIII ya era ampliamente conocido en el mundo islámico y en Europa en el siglo XII. Aún cuando existen vestigios de la cultura Sumeria, desde 5.000 a. C., que demuestra que los astrólogos sumerios lo utilizaban para saber las posiciones de las estrellas.
Durante los siglos XVI a XVIII el astrolabio fue utilizado como el principal instrumento de navegación hasta la invención del sextante.
Los astrolabios eran usados para saber la hora y podían usarse también para determinar la latitud a partir de la posición de las estrellas. Los marineros musulmanes a menudo los usaban también para calcular el horario de oración y encontrar la dirección hacia la Meca.
El astrolabio se basa en la proyección estereográfica de la esfera. En su forma original requería una placa de coordenadas de horizonte distinta para cada latitud, pero en el siglo XI el astrónomo Azarquiel, en al-Ándalus, inventó una placa única que servía para todas las latitudes. La obra maestra de la técnica de fabricación de astrolabios fue la del sirio ibn al-Shatir, una herramienta matemática que podía ser usada para resolver todos los problemas comunes de astronomía esférica de cinco formas diferentes. La parte delantera del instrumento sirve para saber en qué parte del mundo se está y qué hora es. Una pieza gira encima de la placa madre, que se llama araña o red, y sirve para saber en qué posición del cielo está el Sol. Esta pieza representa al firmamento visible de todo el mundo. Una aguja representa, por un extremo, al Sol, y por el otro, la hora que es. La parte trasera de la madre sirve para saber la altura de una torre, la distancia a esa torre y el símbolo del zodiaco que está ocupado por el Sol. Encima de esta parte sólo gira una aguja.

enero 22, 2010

enero 20, 2010

El camino de Santiago

En sus inicios las peregrinaciones cristianas eran un medio para conseguir el perdón de los pecados o para cumplir una penitencia impuesta tras cometer un pecado grave. Había pequeñas peregrinaciones locales y regionales en las que los creyentes se desplazaban a lugares cercanos, como iglesias y monasterios o a lugares que habían sido visitados por algún santo. Pero también existían grandes peregrinaciones, como las que se dirigían a Roma (donde residía el máximo representante de la iglesia), a Jerusalén o a Santiago de Compostela, en España, que marcaron la vida religiosa de muchos cristianos. Además fueron una manera de transmitir la cultura y de avivar la economía.

Tras la invasión musulmana de la península Ibérica, corrió el rumor de que se había encontrado el sepulcro del apóstol Santiago en Galicia. Pronto comenzaron a aparecer peregrinos que querían visitar la tumba del apóstol y se establecieron rutas desde diversas zonas de Europa hacia el lugar del hallazgo, que llamaron Santiago de Compostela. Jacobo y Santiago son el mismo nombre; por eso al camino de Santiago se le conoce también con la denominación de «ruta jacobea».

El camino de Santiago es una ruta de peregrinación medieval, pero, dado el fervor popular, se ha mantenido, con mayor o menor vigencia, hasta nuestros días, aglutinando a cristianos de todas zonas de Europa en los Xacobeos o años santos compostelanos. El objetivo es llegar a Santiago de Compostela, en La Coruña, ya que la tradición defiende que allí se encuentran los restos de Santiago el Mayor, sobre los cuales se edificó la catedral. Los peregrinos pueden optar por tres caminos, el portugués, el aragonés y el francés, que en este orden van del más corto al más largo. La ruta del camino de Santiago es también la ruta del arte y la cultura románica.

El Camino genera nuevos santos y leyendas de milagros. Un ejemplo es Santo Domingo de la Calzada, que dedicó su vida a servir a los peregrinos.
El privilegio concedido, y confirmado por Alejandro III, consiste en que el año en que el 25 de julio, fiesta de Santiago el Mayor, cae en domingo se podrán ganar en la Iglesia de Compostela las mismas gracias que se ganan en Roma los años jubilares, que allí suelen coincidir cada 25 años. Se trata de la bula de concesión más antigua que conservamos, la Regis aeterni, fechada en 1179. Ella misma alude a que confirma un privilegio del Papa Calixto II (1118-1124). Este papa, hermano de Don Raimundo de Borgoña y, por lo tanto, tío del rey Alfonso VII, fue un gran benefactor de la Iglesia de Compostela.

Tras la Edad Media y Moderna, el Camino va perdiendo importancia. En el Año Santo Compostelano de 1993, el gobierno autónomo gallego decidió potenciar su valor enfocado a un recurso turístico, abriéndolo a personas con el perfil del peregrino religioso tradicional; de este modo se lanzó una gran campaña de publicidad para el Jacobeo de ese año: Xacobeo 93. Gracias a este plan se restauraron tramos de la ruta y las infraestructuras para peregrinos. Se logró la colaboración de las comunidades autónomas por las que atraviesa el Camino en España. Desde entonces, hacer el recorrido a pie, en bicicleta o a caballo es un destino popular que reúne lo religioso, espiritual, deportivo, cultural, económico, etc., tal y como ha venido ocurriendo desde el principio a través de los siglos. El camino se halla indicado por flechas pintadas de amarillo, postes y otras señales.

Los senderos balizados del Gran Recorrido (GR) tienen generalmente una longitud mayor a 50 km. Están pensados para caminatas de más de dos jornadas. Unas marcas de pintura blanca y roja van guiando al caminante.

La compostela es un certificado expedido por las autoridades eclesiásticas y dado a los peregrinos cuando acaban su recorrido. Para ganarla se necesita haber andado un mínimo de 100 kilómetros a pie (200 km si se va en bibicleta o a caballo). Lo que significa que el recorrido mínimo por el camino francés empieza en la ciudad de Sarria. Los peregrinos que llegan a Santiago de Compostela tienen que mostrar la credencial del camino, que demostrará que se ha andado y se ha hospedado en los lugares que ésta muestra.
En la Edad Media, la "compostela" era un modo de indulgencia, que permitía reducir a la mitad el tiempo del alma en el purgatorio. No obstante, si ésta ha sido obtenida en un año santo compostelano, se obtiene la indulgencia plenaria.

La credencial del peregrino es examinada cuidadosamente antes de expedir la compostela. Si falta algún sello, existe un error en las fechas, o el peregrino no declara el propósito religioso de su peregrinación, ésta puede ser denegada.

La oficina de acreditaciones de peregrinos de Santiago expide más de 100.000 compostelas al año a peregrinos de 100 países.

enero 12, 2010

Liniers


Liniers: siempre fantástico!

enero 07, 2010

Todo se transforma

TODO SE TRANSFORMA
Jorge Drexler

Tu beso se hizo calor,
luego el calor, movimiento,
luego gota de sudor
que se hizo vapor, luego viento
que en un rincón de La Rioja
movió el aspa de un molino
mientras se pisaba el vino
que bebió tu boca roja.

Tu boca roja en la mía,
la copa que gira en mi mano,
y mientras el vino caía
supe que de algún lejano
rincón de otra galaxia,
el amor que me darías,
transformado, volvería
un día a darte las gracias.

Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.

El vino que pagué yo,
con aquel euro italiano
que había estado en un vagón
antes de estar en mi mano,
y antes de eso en Torino,
y antes de Torino, en Prato,
donde hicieron mi zapato
sobre el que caería el vino.

Zapato que en unas horas
buscaré bajo tu cama
con las luces de la aurora,
junto a tus sandalias planas
que compraste aquella vez
en Salvador de Bahía,
donde a otro diste el amor
que hoy yo te devolvería......

Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.

enero 04, 2010

El tiempo en la India

En la India existen algunas de las unidades de medición de tiempo más espectaculares del planeta. En la misma no se van con intermedios ni convencionalismos, quién necesita de minutos y horas cuando puede medir el tiempo en kaashtas que es un lapso equivalente 18 veces el tiempo de un parpadeo de ojos. Más importante, 10 kaashtas se transforman en un kshanam y 12 de estos en un muhoortam que a su vez 60 muhoortam serán un día. Simple, ¿no es cierto?

Pero por supuesto que medir los parpadeos para contar los días no es nada si lo comparamos con los ksanas. Un ksana es una unidad de tiempo cortísima, más precisamente el tiempo que tiene un pensamiento corto (0,0026 segundos según los budistas), por lo que 95 ksanas serán una reflexión profunda entonces. Si medimos un día en ksanas entonces llegaremos a la conclusión de que 1 día equivale a 32,8200,00 ksanas.
Y es así que llegamos a la madre de todas las unidades de medición del tiempo habidas y por haber en la India y del mundo: Se trata del Asamkhya Kalpa o más precisamente el tiempo que le llevaría a una persona vaciar un pozo de aproximadamente 10×10 kilómetros lleno con semillas de mostaza (que como muchos sabrán, es una de las semillas más pequeñas del mundo). ¡Pero esperen! no es tan simple, existe una restricción: ¡solo se puede quitar una semilla cada 100 años!. Ronald B. Epstein, experto de renombre internacional en budismo, hizo el cálculo y llegó a la conclusión de que un Asamkhya Kalpa tarda unos 1.28 trillones de años en completarse (unas 85 veces el tiempo transcurrido desde el Big Bang hasta el presente).