agosto 17, 2009

Mimizuka (Japón)

Las “tumbas de narices” o “tumbas de orejas” son tumbas para los enemigos del Japón en suelo japonés cuya función era la de servir como trofeos de guerra. Y su nombre viene del hecho de que en las mismas se depositaban las orejas y narices mutiladas de los soldados, y en muchas oportunidades de civiles enemigos.

De todas estas, la más increíble es la hallada en Kyoto, Mimizuka, referida informalmente como la colina de las cuarenta mil narices, y en la cual se depositaron entre 38000 a 40000 orejas y narices de soldados coreanos y chinos traídas como trofeo tras las cruentas invasiones japonesas a suelo coreano en el siglo XVI. Invasiones que tuvieron lugar cuando un Japón unificado y bajo el mando de un regente ambicioso por poder, Toyotomi Hideyoshi, arrasara gran parte de Corea con la intención de hacerse con territorios de Corea, China e incluso la India. La contienda duró siete años, y éstos fueron suficientes para que solamente entre los bandos defensores, principalmente coreanos y chinos, murieran más de un millón de soldados y civiles. Japón perdió unos ciento-cuarenta mil hombres tras lo que decidió abandonar la causa.


Increíblemente se calcula que éstas 38000 piezas humanas depositadas como trofeo en Mimizuka eran sólo una pequeñísima fracción del total de partes humanas traídas tras la invasión, ya que la gran mayoría de los ‘trofeos’ debieron de ser descartados durante el viaje a causa de la putrefacción de los mismos, sobreviviendo solamente los que pudieron ser almacenados en barriles de salmuera.

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