agosto 06, 2010

Navegan de nuevo los Argonautas

El justo y desterrado héroe Jasón, acompañado por sus valientes Argonautas, se embarca en la siempre fiel Argo para viajar a Cólquida y así obtener el vellocino de oro que le permitiera recuperar el trono de Yolcos -actual Volos-, el cual antiguamente y con tanta cobardía su propio tío, Pelias, había robado a Aesón, su padre. Esta magnánima odisea, irónicamente ordenada por su déspota tío con el fin de quitarse a Jasón de encima al mandarlo en una peligrosísima aventura, los pondría a prueba constantemente, enfrentándolos con seres tan magníficos como aterradores y, quizás más difícil aún, con sus propias debilidades y falencias.

En el mito el Argo fue construido por Argos, de quien obtuvo su nombre, con la ayuda directa de la sabia y bella diosa Atenea utilizando para esta noble empresa las más finas maderas que Grecia podía ofrecer. Desde pinos de las montañas de Pelión, famosos por su placentero aroma, para la estructura interna de la nave hasta centenarios robles de Dodona para el fuerte y poderoso casco de la misma.

Reconstruyendo la legendaria nave
La reconstrucción moderna fue realizada por el grupo de expertos liderado por Apostolos Kurtis del instituto Naudomos, el cual se encarga de estudiar la tecnología naval del Mundo Clásico. La hazaña pudo concretarse gracias a los fondos de casi un millón de euros suministrados por el gobierno municipal de Volos, mientras que la tripulación fue conformada por cincuenta remeros de los distintos países de la Unión Europea. El resultado final dio una hermosa nave de 28,5 metros de eslora. Siendo esto último la única diferencia con la descripción de la nave original, que según las estimaciones de los expertos tenía una eslora de 27,5 metros. Esta diferencia no se debe a un error de construcción, sino que es una modificación necesaria para adaptar la posición de los remos de la nave a la mayor altura de las personas actuales, debiendo al mismo tiempo alargar la eslora para así tener la misma capacidad de flotación.

La fidelidad histórica de la obra es admirable y para la misma se utilizaron desde fuentes literarias y reliquias arqueológicas hasta dibujos en cerámica contemporáneos al tiempo del mito. Por ejemplo, el barco fue construido sin utilizar ningún tipo de clavos metálicos, inexistentes hace más de tres mil años, sino que se utiliza el método de construcción naval descrito por Homero, para el cual se emplean mortaja y espigas aseguradas con clavos de madera logrando así ‘trabar’ entre si las partes de la estructura para que esta mantenga su forma incluso durante las más raudas olas. Así mismo, las pruebas iniciales realizadas durante el 2006 demostraron que el nuevo Argo puede recorrer los 80 a 130 kilómetros diarios, dependiendo del viento, que se calcula recorrían este tipo de naves de exploración en sus travesías. Viajes que que se hacían siempre bordeando las costas, ya que la práctica original era remar de día y descansar al atardecer en las playas. Donde también se buscaban alimentos y agua potable.

El viaje de inauguración tuvo lugar en el imponente canal artificial de Corinto, con motivo de celebrar una nueva era de comercio para la ciudad portuaria de Volos. Si bien la idea original era repetir el viaje del mito, tristemente esto no se pudo hacer. Cólquida estaba ubicada en lo que hoy día es territorio de Turquía, y las autoridades de dicho país no permitieron la excursión debido a problemas políticos. No obstante, en el 2008 el nuevo Argo emprendió una magnífica travesía viajando desde Volos hasta Venecia para así recorrer más de 22 mil kilómetros. En cada puerto se recibió a los neoargonautas con festejos y actos en su honor.

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