En Egipto se utilizaban aros y pendientes desde la más temprana época. Sin embargo, algunos lugares del cuerpo estaban restringidos para el piercing según el status social. Por ejemplo, el ombligo solo podía ser perforado si se era un faraón, y quien se atreviese a perforarlo sin serlo era ejecutado.
Los centuriones y generales.
Los centuriones y generales.
Los centuriones solían perforarse las tetillas y colocarse pequeños aros. Esto era considerado un símbolo de virilidad y hombría. Varios personajes importantes de la historia romana, por ejemplo Julio César, parecen haber poseído estas decoraciones.
Los gladiadores.
Los gladiadores.
Los gladiadores solían perforar la cabeza de su pene y colocarse un pequeño aro. Esto permitía que el pene fuese sujetado fuertemente al cuerpo con una cuerda, y disminuir aspí el riesgo de "accidentes" en las contiendas.
Marineros y piratas.
Marineros y piratas.
Hoy en día está popularizada la imagen del marinero o del pirata llevando un gran aro de oro, generalmente en su oreja derecha. Esto no tenía nada que ver con la moda de la época, sino que hacía motivo a una antigua costumbre. La tradición indicaba que todo el que encontrara el cadáver de un hombre de mar podría quedarse con el aro de oro sólo si le daba sepultura cristiana al cuerpo hallado. De lo contrario, si la persona se quedaba con el aro sin haber enterrado el cuerpo, el espíritu del infortunado navegante lo atormentaría por el resto de su vida.
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