El primer paso fue utilizar soldados, razón por la cual el programa tendría su base en el fuerte Detrick, en Maryland. Tras acondicionar las instalaciones del mismo, hombres jóvenes, muchas veces reclutas, fueron expuestos a todo tipo de infecciones. Infecciones que iban desde la fiebre amarilla, la hepatitis A y la tularemia hasta incluso la encefalitis equina. Tras ser infectados, eran puestos durante un tiempo en vigilancia y luego tratados con la “cura” experimental. Todo supervisado ante la atenta mirada de los científicos involucrados en la operación.
Los soldados comenzaron a rebelarse y a negarse a ser infectados, por lo que se organizó un masivo paro general a manera de sentada. Con sus planes detenidos, algo que ciertamente no era aceptable, los responsables del proyecto rápidamente encontrarían nuevas personas en las cuales probar las vacunas experimentales: cristianos adventistas, que por motivos religiosos eran objetores de conciencia, es decir, se negaban a formar parte del ejército o participar en guerras. A unas aproximadamente 3000 personas se les haría llegar una propuesta diciéndoles que, ya que no ayudaban al país militarmente, podían al menos hacerlo siendo parte de pruebas científicas en las cuales serían infectados con distintas enfermedades y rápidamente administrados con la “cura”. Lograron conseguir 2300 voluntarios, entre los cuales, según se reporta, no hubo muertes.
Pero Whitecoat fue solo una rama en enorme árbol de experimentos encargados por el Departamento de Defensa. Si bien hoy todo aun permanece en secreto -de hecho la documentación interna del fuerte Detrick y los datos del proyecto en sí son considerados como secreto de estado- un documento del 28 de septiembre de 1994 emitido por la oficina de rendición de cuentas de USA haría público, sin especificar datos precisos, que entre 1940 y 1974 -esto incluye a Whitecoat y otros programas- cientos de miles de seres humanos fueron objeto de pruebas en experimentos con sustancias peligrosas, desde radiación y químicos hasta agentes infecciosos. De hecho, del mismo documento oficial emitido por el gobierno de los Estados Unidos se extrae: “Durante los años 50, cientos de miles de personal militar han sido involucrados en experimentación humana y otras exposiciones intencionales conducidas por el Departamento de Defensa (DOD), regularmente sin el conocimiento del soldado o su consentimiento.”
Si bien durante la etapa de pruebas con civiles de la operación Whitecoat, al menos según lo dice el mismo gobierno de los Estados Unidos, se cumplió con el código de Nuremberg y se le permitió a los sujetos de prueba consultar con fuentes externas y poseer información detallada del proceso (si hemos de creerle a la versión oficial). Durante muchas otras pruebas el documento menciona situaciones casi tan irreales y criminales como la siguiente:
“[...] durante la Segunda Guerra Mundial veteranos que originalmente fueron voluntarios para “probar ropa de verano” a cambio de tiempo libre, se encontraron a si mismos en cámaras de gas probando los efectos del gas mostaza y la lewisita.”
“[...] durante la Segunda Guerra Mundial veteranos que originalmente fueron voluntarios para “probar ropa de verano” a cambio de tiempo libre, se encontraron a si mismos en cámaras de gas probando los efectos del gas mostaza y la lewisita.”
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