Un lugar en el ciberespacio plagado de curiosidades, rarezas, excentricidades, cosas y sucesos insólitos. "Cosas veredes Sancho amigo". El mundo todavía es un lugar mágico, simplemente hay que verlo con los ojos de un niño.
diciembre 21, 2007
Ley de la serialidad
diciembre 15, 2007
La naturaleza y su arquitectura: las columnas de hielo del canal Lemaire
El proceso es tan interesante como único. Los enormes fragmentos de glaciar que quedan “atrapados” en este canal son lentamente desintegrados por el incesante accionar de las corrientes. Según el oceanógrafo polar Mark Brandon, esto sucede por medio del agua profunda, que al estar más caliente que la hallada en la superficie, derrite el hielo a un ritmo más acelerado. Esta pérdida de masa lleva a que lentamente el fragmento de glaciar vaya saliendo uniformemente a flote, exponiendo de esta manera sus partes más altas en la superficie, donde el aire frío se encarga de mantener la forma de las mismas. Combinado con los cambios concéntricos de las corrientes del canal, se forman así los arcos y columnas uniformes que son generalmente avistadas con enorme asombro por los intrépidos viajeros que se animan a llegar hasta esta maravilla de la naturaleza en la Antártida.
diciembre 06, 2007
Los Villancicos
Por definición, los Villancicos son estructuras poéticas menores, de contenido alegre y sencilla composición, en la que se alterna un estribillo con estrofas de diferente forma, ritmo y medida.
Estas canciones de Navidad son muy valoradas por la Iglesia Católica. Y la más antigua data del siglo IV: "Jesus refulsit omnium", atribuida a San Hilary de Poitiers. Sin embargo, la pieza gregoriana “Puer natus est”, por su alusión a la Natividad de Cristo, está también considerada como uno de los primeros villancicos de la historia; la traducción de los primeros versos latinos de este canto es: “Un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado”.
Más tarde, la música navideña cristiana del Medioevo siguió las tradiciones del canto gregoriano", mientras que en el renacimiento italiano surgió una forma de canciones navideñas más alegre y juguetona. De algún modo, ellas se acercan más a los posteriores villancicos que hoy conocemos.
Lo más curioso es que, en su origen, el tema del villancico casi nunca tenía que ver con la Navidad. Había villancicos de temática religiosa, aunque predominaban los de corte profano. Estos tenían el carácter marcado de las canciones pueblerinas: vivos, irónicos e incluso picarescos. De entre los de temática religiosa había algunos dedicados a la Virgen, a la festividad del Corpus, etc. Es importante señalar que los villancicos religiosos podrían haber formado parte de las representaciones medievales. Sin embargo, cuando éstas fueron prohibidas en los templos, quedaron como cantos sueltos navideños. Desde fines del siglo XIX el nombre ha quedado exclusivamente para denominar a los cantos populares – religiosos o profanos – que aluden al misterio de la Navidad y que se cantan con el acompañamiento de instrumentos musicales populares. A partir de esta época, el villancico sufre grandes cambios pues su temática se va concentrando hacia la referencia de los elementos que intervienen en la fiesta de Navidad.
En inglés, los villancicos son denominados "carols". La palabra tiene su origen en el francés "caroler", que significa bailar haciendo un anillo o círculo (similar a nuestra "ronda"). Dichas canciones se interpretaban en latín, su contenido era religioso y, debido a su adopción por los países protestantes, las tradiciones musicales de Navidad se intensificaron.
Una de las más célebres canciones de Navidad es "Noche de Paz" (originalmente "Stille nacht, heilige nacht") cuya letra fue escrita por Joseph Mohr, párroco de un pueblito de Austria, y la música compuesta por un profesor, Franz Gruber, poco antes de la Navidad de 1818. Hoy en día, coincidiendo con las fiestas de Navidad, se interpretan villancicos de diferentes países del mundo. “El chiquirritín” o “Campana sobre campana” son andaluces. Mientras que, por ejemplo, “En el portal de Belén” es un villancico típicamente castellano.
Para su deleite, dejos unos videos con una muestra de villancicos.
diciembre 05, 2007
diciembre 04, 2007
El pueblo estrella: Palmanova
El pueblo, que sería fundado al noreste de Italia justo en la frontera con Eslovenia, serviría como recordatorio del poder veneciano. Una fortaleza con forma de estrella que en su interior, además de contener todos los avances militares del siglo 16, poseía edificios que vistos desde el aire armonizarían con la estructura principal del fuerte. El ingeniero encargado de la tarea, Vincenzo Scamozzi, visionó construir una obra de arte bella a los ojos y una citadela inexpugnable al enemigo combinadas en una sola estructura. Las nueve puntas de la estrella formadas por las murallas eran parte del sistema bélico de defensa multivectorial. Palmanova es, en efecto, una de esas extrañas ocasiones donde la belleza del arte se mezcla con la fiereza de la guerra. Si bien hoy las murallas ya no existen, aunque pueden observarse sus vestigios cuando se ve el pueblo desde el aíre, los edificios de Palmanova aun siguen formando una estrella de nueve puntas.
La leyenda de Barbanegra
noviembre 28, 2007
Un estafador con estatua propia: Wilhelm Voigt
noviembre 26, 2007
El hipo: épocas y curas
Asustar: Un susto; los romanos fueron los de la idea de asustar a quien tenga hipo.
Taparse los oídos: Taparse o frotarse los oídos es una cura popular para el hipo -esto puede llegar a funcionar y ser muy eficiente por cierto-, ya que si se tiene suerte se terminará estimulando el nervio neumogástrico, o vago, el cual inerva en la faringe, y así indirectamente finalizar los espasmos.
Gárgaras: También puede llegar a funcionar ya que, con suerte, terminarán interrumpiendo el ciclo y relajando los nervios involucrados.
La manzana: En Francia, morder una manzana hasta que se vaya el hipo era una cura muy popular -por supuesto que el hipo terminaba “yéndose” naturalmente, pero se creía que lo había curado la manzana-.
Legumbres: Comer lentamente una legumbre era visto como algo útil para frenar el hipo.
La lengua: En Escandinavia existía la difundida la idea sobre estirar la lengua de una persona para sacarle el hipo, por lo que era normal que un familiar o amigo de la persona le tomase la lengua e intentara estirarla. Hoy en día sigue siendo utilizado este método en dicha región.
Un pájaro: En algunas regiones de Italia se creía que si se ponía un pájaro en la boca de la persona y el ave cantaba el hipo se iría. No hace falta decir que no servía para nada.
No respirar: Aguantar la respiración era, y es, una cura extremadamente popular por toda Europa y el mundo.
Mirar fijo: Otra creencia difundida era la de mirar fijo a otra persona durante un minuto. Si esto se hacía sin interrupciones el hipo se iba.
Azúcar: Era muy normal la creencia sobre los poderes curativos del azúcar, por lo cual siempre se le ofrecía azúcar a una persona con hipo. Muchos niños fingían tener hipo justamente por esto. Hoy en día se sigue utilizando este método en el Reino Unido; puede llegar a funcionar si coloca la cucharada bajo la lengua.
Estornudar: Otra cura muy difundida era la de respirar pimienta, provocando así un fuerte e involuntario estornudo en la persona para así sacar el hipo. Esto era un arma de doble filo, ya que si llegase a ser aspirada la pimienta, podría terminar irritando la zona y empeorar la situación.
Palmadas: Si bien las palmadas en la espalda fueron muy populares para calmar el hipo, fue en la Era Victoriana en la que que se recomendaba como una “solución profesional”.
Berro: Era muy normal que la boca fuese llenada con berro ante un ataque de hipo, ya que se sobrevaloraban las aptitudes curativas de éste vegetal.
Vinagre: Tomar una cucharada de vinagre inmediatamente luego del sonido producido por el hipo era una de las curas más populares en Escocia.
Una curiosidad al final: Según el libro de récords Guinness, el mayor ataque de hipo de la historia duró 69 años y 5 meses. Charles Osbourne (1894-1991) comenzó a tener hipo una mañana de 1920 con una espeluznante frecuencia de un segundo y medio entre espasmos. Así de repentino como llegó se fue otra mañana… pero de 1990. Charles murió un año después.
noviembre 21, 2007
Sincronías
Cuente el número de preguntas que responda afirmativamente:
05-08: Ha empezado a notar que ahí afuera pasa algo interesante.
noviembre 20, 2007
Coincidencias y rarezas: El caso del Titanic
El hundimiento en 1912 del trasatlántico más grande jamás construido por el hombre ha sido considerado como una de las catástrofes que, sin lugar a dudas, marcó a la sociedad del siglo XX. Sin embargo, son generalmente desconocidas la serie de extrañas circunstancias que rodearon una tragedia sin precedentes. La acumulación de misteriosas coincidencias, el insólito comportamiento de algunos pasajeros y lo absurdo de su hundimiento, han servido para rodear la leyenda del Titanic de una aureola de misterio, que aún lo envuelve.
Tras años de dura competencia, la compañía naviera White Star Line lograba colocarse por delante de su directa rival, la Cunard, contando en su flota con los barcos más modernos del mundo, que aunaban lujo, vanguardia, tecnología y seguridad. La obsesión de su dueño, el financiero multimillonario J. P. Morgan, por fin se hacía realidad: cubrir la travesía Southampton-Nueva York en siete días. Para ello disponía de tres maravillas flotantes: el Olimpic, el Britania y el Titanic.Al igual que sus hermanos, este último fue construido en los astilleros de Belfast, en las costas irlandesas. Era el barco más grande del mundo, concebido para atravesar las vastas planicies oceánicas con el máximo confort, y sólo apto para las clases pudientes de la época, que pagaron enormes sumas de dinero por viajar en aquel buque supuestamente insumergible.
El 10 de abril de 1912, el Titanic zarpaba de los muelles de Southampton con 2,227 pasajeros a bordo, ante la admiración de una muchedumbre de curiosos que contemplaban atónitos como aquella mole de acero se alejaba majestuosamente del puerto. Al poco de partir, la tragedia daría su primer aviso: un barco sin rumbo aparente estuvo a punto de colisionar con el Titanic. Un pequeño sobresalto que enseguida fue olvidado, pues se estaba a bordo de un coloso insumergible.
El veterano capitán Edward Smith estaba eufórico. Sobre él había recaído el privilegio de realizar su última travesía comandando el buque más grandioso del planeta. Era el premio a sus veinticinco años de servicio en la White Star sin sufrir percance alguno. Nada hacía presagiar que aquel viaje fuera a enturbiar tan magnífica trayectoria profesional. Además, por si su experiencia no constituía de por sí suficiente garantía, contaba con una tripulación de jóvenes y capacitados oficiales, entre los que destacaba por méritos propios el primer oficial William M. Murdoch, un eficiente marino de tan solo 27 años, al que el destino había reservado el papel de fatídico protagonista en la trágica historia.
Llevaban cinco días de apacible viaje. Entre los incidentes apenas dignos de mención figuraba la incomprensible desaparición de los prismáticos que alguien sustrajo de la cruceta de vigilancia, para desesperación del joven Reginald Lee. Por su parte, John George Phillips, el radiotelegrafista, atendía con evidente desgana los avisos de peligro que con frecuencia enviaban los barcos que navegaban por la zona; a pocas millas de donde se encontraban se había detectado un inmenso banco de hielo del que se desprendían numerosos icebergs, algunos de los cuales se hallaba en la ruta que estaba siguiendo el Titanic. Tal vez por un exceso de confianza en la resistencia del buque, la tripulación hizo caso omiso de tales mensajes, manteniendo el rumbo sin reducir la velocidad, entre los 22 y 24 nudos. Y así siguieron, pese a la persistencia de los inquietantes comunicados. El último de ellos lo envió el California y Phillips, harto de tanta insistencia, contestó desairadamente: "Calla, calla. Tengo mucho trabajo". Como una confirmación de que los telegramas enviados eran innecesariamente alarmistas, el cielo se despejó con la llegada de la noche y una cantidad de estrellas llenó de reflejos la superficie del agua, insólitamente tranquila.
Poco antes de medianoche, la sombra de una inmensa masa de hielo interrumpió la rutinaria guardia de los vigías. Cuando fue visto, el iceberg se dirigía irremisiblemente contra la proa de la nave y ya se encontraba a poco más de 500 metros. Era demasiado tarde. En el puente de mando, ante la ausencia del capitán Smith, el primer oficial Murdoch ordenó parar las máquinas e iniciar la maniobra de retroceso, una decisión sospechosamente descabellada para un barco de semejante tonelaje. El impacto no se hizo esperar y con un fuerte fragor de metal desgarrado, el iceberg abrió una brecha en el casco del Titanic, permitiendo la entrada de 450 toneladas de agua por minuto. Murdoch, consciente de la tragedia que había desencadenado, se quitó la vida con un tiro en la sien. Cuando el capitán Smith fue informado de la gravedad de la situación ordenó inmediatamente enviar el mensaje de socorro C.Q.D. a los barcos que se encontraban cercanos al lugar. Al no obtener respuesta alguna, el segundo telegrafista, Harold Bride, decidió poner en práctica la nueva señal S.O.S. (Save Our Souls, "salvad nuestras almas") para ver si por fin hallaban respuesta a su dramática petición de ayuda. Fue la primera vez en la historia naviera que se empleó esta llamada de socorro, y también la última para el Titanic. los buques que captaron el S.O.S. se desplazaron al punto exacto desde el que éste fue emitido, mientras que el Titanic, al seguir su recorrido, se encontraba ya a 25 kilómetros de allí.El constructor del barco, Thomas Andrews, avisó raudamente al capitán de la terrible situación; el daño era irreparable y el barco se iba a pique. El viejo lobo de mar, sorprendido y confuso, sólo pudo decir: "Pero si no puede hundirse, si es insumergible".Los veinte botes de salvamento fueron arriados, pero la mayoría partieron prácticamente vacíos. Los pasajeros consideraron permanecer a bordo de una nave seriamente dañada, pero al fin y al cabo "insumergible", que embarcarse en los frágiles salvavidas. El Titanic se hundió completamente a las dos horas y cuarenta minutos de haber colisionado con el bloque de hielo, a 600 millas de Terranova, llevando consigo las vidas de 1,622 personas que se precipitaron a las frías profundidades del océano.
Pese a todo, el Carpathia, curiosamente el buque insignia de la compañía rival, la Cunard, localizó la situación del accidentado y acudió a socorrerle. Demasiado tarde para muchos, entre ellos los músicos del Titanic, que hasta el momento en que se inició el viaje habían actuado como la mejor banda de todas las rutas oceánicas bajo la batuta de Henry Hartley, precisamente en el citado Carpathia. Ninguno pudo ser salvado por su antigua embarcación.
El estibador de carga y descarga Frank Pretit declaró, en el juicio que siguió al hundimiento, que él había estado cargando material dinerario, gran cantidad de lingotes de oro y plata, en los amplios departamentos estancos del Titanic. El Banco de Inglaterra selló por espacio de cien años los registros de dichos transportes reconvertibles en valor de cambio, caso del oro y la plata. Por consiguiente, hasta el año 2010 no se sabrá la naturaleza del cargamento. La hipótesis que circuló con más fuerza en torno a este asunto, era que tal cantidad de metales preciosos correspondían al pago de armamento que Inglaterra hacía a los Estados Unidos de América.
Muchos son los enigmas que rodean este desastre. Podría decirse que estuvo marcado por el infortunio incluso antes de ser construido, como si su nombre aparejase una maldición presentida por muchos, en algún caso con una precisión pasmosa.
Aunque algunas de las cancelaciones de billetes son explicables por diversas causas, el factor premonitor no conviene ser desechado en otras. Llevados por un impulso irracional, varios pasajeros anularon su reserva pocos días antes de la partida; otros se negaron a embarcar en el último momento, pese a lo costoso de los pasajes. Resulta increíble, por ejemplo, que el propio dueño de la naviera White Star, J. P. Morgan, que acostumbraba a viajar en todas y cada una de las travesías inaugurales de sus barcos, se negara rotundamente y sin razón aparente a embarcar en el primer trayecto del mejor barco del momento.
Otro caso que no deja de ser inquietante es el de lord Gird, el máximo mandatario de la Harland & Wolff, empresa constructora de grandes buques de cuyos astilleros en Belfast había salido el Titanic. Al igual que Morgan, también se negó a partir en la mayor obra de su vida profesional, cuando usualmente solía hacerlo en los botes que construía.
Pero quizás el suceso más llamativo lo protagonizó el acaudalado matrimonio Wanderbrigth. El mayordomo y el ama de llaves que les acompañaban habían llegado antes a los camarotes de primera clase con el propósito de acondicionar el elevado número de maletas y baúles que sus señores portaban. Sin embargo, diez minutos antes de que el barco zarpara decidieron renunciar a sus billetes, abandonando equipaje y sirvientes sin dar explicación alguna ni avisar a estos últimos de la incomprensible decisión que habían tomado, de forma tan inesperada como emocionalmente imperiosa.
2. El libro
Catorce años después, el Titanic naufragó en idénticas circunstancias a las escritas por Robertson, cuyo ficticio buque poseía numerosas características parecidas a las del Titanic: tenían aproximadamente el mismo tonelaje. El número de hélices que llevaba cada barco coincidía: tres en total. El Titanic desplazaba 66,000 toneladas frente a las 70,000 del Titán. El primero medía 882 pies, mientras que el protagonista de la novela 800. La diferencia entre el número de pasajeros también resultaba inapreciable: 2,227 en el Titanic y 2,177 en el Titán. La eslora del barco de la novela era de 243 metros; algo inferior a la real del Titanic que era de 268 metros (solo 25 metros de diferencia). Pero las coincidencias no finalizaban aquí. La velocidad de crucero de ambos era de 24-25 nudos. En su viaje inaugural, el Titán también zarpaba de Southamptom, un día del mes de abril y se hundía a 400 millas de Terranova (200 millas menos que el auténtico) a los cinco días, tras colisionar con un iceberg, tal y como le ocurriera al Titanic. Para finalizar con este misterioso cúmulo de coincidencias, el número de supervivientes variaba en tan sólo cien personas.
noviembre 19, 2007
El origen del nombre de los meses del año
Enero – IANVARIVS: Este mes tiene más significado en el lenguaje germánico donde empieza con “Jan”. Toma su nombre del dios bicéfalo Janus. Este era el dios de las puertas, portones, principios y finales -razón por la cual se lo ve representado en tantas puertas-. Como enero es el mes que abre el año se le honró a dicho dios nombrando al mes como él.
noviembre 16, 2007
El “piercing” en la antigüedad
Los centuriones y generales.
Los gladiadores.
Marineros y piratas.
noviembre 15, 2007
Gracias
Gracias especiales a mi amiga Carmen González Huguet, quien reseñó este espacio en: http://es.shvoong.com/internet-and-technologies/blog/1694478-http-merodeoseinquisiciones-blogspot-com/ . Gracias también a Jacinta Escudos por recomendar este espacio en su blog http://filmica.com/jacintaescudos/
Como siempre, son todos bienvenidos y pueden traer consigo a muchas personas más; esta es su casa y pueden pasearse por donde quieran: encontrarán sorpresas en todas las habitaciones.
Hiperbórea: Terrae incognitae
Se denominaban hiperbóreos a unos pueblos que habitaban en las tierras septentrionales aún desconocidas, al norte de Tracia. Su nombre (más allá de Bóreas) deriva precisamente de que se creía que el dios del viento Bóreas habitaba en Tracia, y los hiperbóreos, sus hijos, lo harían más al norte de este reino, en el país de Hiperbórea. Muchos historiadores la definen en lo que hoy sería Dinamarca. De todas maneras su ubicación es confusa a causa de los contradictorios escritos griegos, por ejemplo, si nos guiamos por los textos de Hecateo de Abdera deduciríamos que Hiperbórea se encontraba en el actual Reino Unido.
Se les atribuía a los hiperbóreos costumbres primitivas: Sileno, en una de sus fábulas, decía que fueron los primeros hombres en ser visitados por los habitantes de otro continente más allá del océano que, asustados por lo que encontraron, regresaron a su país y no volvieron más.
Hiperbórea, de haber existido, habría ocupado una parte de las regiones árticas actuales, antes de la modificación del eje terrestre, que implicó la segunda glaciación universal. Groenlandia, Islandia y las islas de Spitzberg serían los vestigios geológicos de ese fabuloso continente, que disfrutaba de un clima tropical, con una vegetación extraordinaria. Los importantes yacimientos de carbón fósil bajo el hielo de estas islas, demuestran que ahí se desarrolló una exuberante vegetación. Irónicamente, Groenlandia significa literalmente "tierra verde", una prueba más de que alguna vez tuvo un clima que permitía la vegetación, algo que hoy es imposible debido a su baja temperatura.
Plutarco, otro historiador griego, escribió el relato de un extranjero procedente de la misteriosa isla de Ogigia, que tal vez era otro nombre para Hiperbórea. Según cuenta, el hombre había permanecido 30 años en la isla desempeñando las funciones de sacerdote del dios Saturno. En ese cargo había descubierto unos rollos sagrados que se salvaron de la destrucción de la primera ciudad de la isla, y que habían permanecido largo tiempo enterrados en un escondite subterráneo. Plutarco nos hace observar que en Ogigia, el sol es visible veinticuatro horas durante los días más largos. Esta característica es aplicable con toda exactitud a Islandia. Sila, uno de sus personajes, comenta que esta gran isla está situada a cinco días de navegación de Gran Bretaña, y donde el sol no desaparece del horizonte más que una hora o menos durante treinta días. Demetrio de Tarso, según cita Plutarco, indicaba que "los insulares eran poco numerosos, pero los bretones los consideraban a todos sagrados e inviolables". En la antigüedad, esta región del océano Ártico era conocida como la "Tierra Sagrada". Homero menciona a la isla de Ogigia, donde Ulises vivió durante siete años y la sitúa en el norte. Estaba gobernada por la reina Calipso, otra hija de Atlas. Los habitantes eran seres de blancura de nácar, casi traslúcidos y sus mujeres eran de una belleza y un ingenio por encima de lo humano.
Para algunos atlantólogos, los nombres de Atlántida y de Hiperbórea serían sinónimos, tal como sostuvo el científico Bailly en el siglo XVIII, que situó a la Atlántida de Platón en las regiones árticas. Para otros investigadores como el sabio B.G. Tilak, amigo y colaborador de Gandhi que escribió en 1903 el libro La Patria Ártica de los Vedas, los arios no fueron autóctonos de Europa o del Asia Central, sino que tuvieron su origen cerca del actual Polo Norte, en la era paleolítica. Sostuvo esto basándose en el Avesta y en los Vedas, los más antiguos libros sagrados de la humanidad. Los arios habrían emigrado de su patria hacia el sur debido a terribles cambios climáticos.
La civilización hiperbórea debió florecer hace más de 60 mil años durante el último período interglaciar. En el siglo XVI, el intérprete francés Guillaume Postel, afirmaba que el Paraíso se encontraba bajo los hielos del ártico. Cuando cambió el eje de rotación de la Tierra, los polos se desplazaron de lugar y el clima se tornó hostil. La maravillosa Hiperbórea se hizo inhabitable, quedando completamente cubierta por glaciares.
Se dice que sus habitantes emigraron hacia el sur poblando las diversas regiones del planeta. Los hiperbóreos se mezclaron con los humanos comunes dando vástagos de gran belleza y dotados de poderes sobrenaturales, como la precognición o adivinación del futuro y una inteligencia brillante. Diodoro de Sicilia dice que Ferécides de Siros, que vivió hacia el 544 a. C. era descendiente de los hiperbóreos, y fue el maestro que inició a Pitágoras en los misterios y en las matemáticas. Se teoriza que algunos de los hiperbóreos sobrevivientes se establecieron en Islandia (muy probablemente Thule, en aquella época) y en otras islas más pequeñas, y al parecer consiguieron adaptarse a la glaciación del período cuaternario. Estos hiperbóreos mantuvieron relaciones con los pueblos de la antigüedad, ya que Thule, la "isla de Saturno", era conocida por los fenicios, cartagineses, griegos y romanos.
Cuando los monjes irlandeses llegaron a Islandia en el año 795, y luego los vikingos en el año 874, encontraron la isla absolutamente desierta. La explicación más aceptable a esta desaparición de habitantes es que una tremenda erupción volcánica o un terremoto aniquilaron a toda la población. El monte Hecla, el principal volcán de Islandia, mide 1510 metros de altura y pudo ser el causante de la desaparición de los últimos hiperbóreos, que ante los constantes temblores de tierra que sufre la isla, tal vez emigraron al norte de Europa.
noviembre 13, 2007
Sobre la mala fama del martes y viernes 13
Siete años más tarde se condena a muerte a los dos últimos templarios con vida, el Gran Maestre Jaques de Molay y Godofredo de Charnay, las dos figuras más importantes del Temple, y a la vez famosos por su honradez. Antes de morir, el Maestre pidió que se le aflojen las manos para rezar, y en su rezó pidió una venganza por tan injusta condena bajo las siguientes palabras: “Dios vengará nuestra muerte, con esta convicción yo muero”. Acto seguido fueron quemados. Un mes después, el Papa Clemente V, quien los había declarado como herejes, muere atragantado con un higo; al poco tiempo fallece Nogaret, autor material de la condena, y ocho meses despues el Rey Felipe cae de su caballo quedando paralítico y muriendo en una gran agonía. La maldición no terminaría aquí, e irían cayendo uno por uno los descendientes de la línea sanguínea de Felipe, al punto que para 1328, unos 14 años después del asesinato de los Maestres, ya no quedaba ningún heredero de Felipe, y la Dinastía de los Capetians desaparecía tras 300 años de reinar sobre Francia. Como es de imaginar, esto impresionó a tal punto a la población que “La maldición de Molay” se extendió por toda Francia y posteriormente a Portugal y los países de Europa del Norte, así como también, pero en menor grado, a algunas partes de España y Grecia. Es así entonces como se considera al viernes 13 como maldito.
noviembre 12, 2007
Las carreteras más escabrosas
Esta ruta, en la Siberia, es el único camino a la región y si una tormenta ocurre, cientos de vehículos quedan estancados en el lodo. Salir de este embrollo puede llevar más de una semana y ante esto el gobierno de la ciudad debe incluso movilizar al ejército y enviar comida de manera aérea para evitar una tragedia. Es una carretera transiberiana que ordenó construir Stalin con un método bastante macabro en tiempos de la extinta Unión Soviética. Tiene un recorrido de 2.000 kilómetros y une las ciudades de Magadan y Yakutsk. Por esta zona se puede llegar a la ciudad más fría del mundo, Verkhoyansk, situada en la República de Saja, en Siberia Oriental. La temperatura media de enero es de 46,2ºC bajo cero y en julio sube a los 15,2º bajo cero. La región es tan fría que las capas someras de la tierra están congeladas, de manera que se hace muy complicado enterrar a los seres fallecidos, porque la tierra tiende a expulsar sus restos a la superficie al poco tiempo. El caso es que, si enterrando los cuerpos volverían a salir tarde o temprano, los soviéticos tuvieron que hallar un sistema que lo evitara. La solución fue sustituir la capa de piedras compactadas que todas las carreteras tienen entre el asfalto (o el hormigón) y el terreno por los huesos de los disidentes asesinados cuyo rastro desaparecía bajo la carretera. Así que cuando uno se desplaza hacia Siberia por la carretera de los huesos vive la experiencia única en el mundo de rodar sobre los esqueletos de quienes se opusieron, de una manera u otra, a Stalin.
noviembre 07, 2007
Salieri y su presunta rivalidad con Mozart
A los 16 años Salieri fue a continuar su educación a Venecia, en la residencia del noble Giovanni Mocenigo, amigo de su padre, donde respiró un ambiente cultural pleno de estímulos e importantes oportunidades.
La emperatriz Maria Teresa recibe homenajes en la península por su buen gobierno. La sucedió su hijo Josef II de Habsburgo, quien preferiría un absolutismo moderado. Josef redujo los poderes de la aristocracia y el clero, fue un gran mecenas de las artes y promovió reformas inspirándose en el iluminadísimo que alcanzó la cumbre con la Enciclopedya que hacía bullir las mentes de la Francia pre-revoluconaria.
En 1804 era la personalidad más reconocida del campo musical europeo. Su mujer Teresa le dio 8 hijos, la mitad de los cuales sobrevivieron. En 1824 su salud empeoró repentinamente y de modo irreversible. Quedó ciego y pasó los últimos años de su vida internado en un hospital: en ese período se pudo haber autoacusado de la muerte de Mozart, o al menos eso es lo que testimonian dos de sus enfermeras. Ya paralizado, sin poder moverse ni hablar, murió el 7 de mayo de 1825.