noviembre 28, 2007

Un estafador con estatua propia: Wilhelm Voigt

Un día como cualquier otro de 1906, un alemán llamado Wilhelm Voigt nacido en Tilsit en 1849, entró en una tienda de rezagos militares y, tras un intenso regateo con el vendedor, logró obtener un uniforme de capitán del ejército prusiano a cambio de una valiosa estampilla (que en realidad no valía nada). En otro negocio conseguiría las botas. Acto seguido, y con porte señorial y caminar altivo, aparece en las barracas de Köpenick y ordena a un sargento y cuatro granaderos que le acompañen. Estos, al ver a tan imponente capitán (que por cierto nunca antes habían visto), no cuestionan ni por un momento la orden y le siguen en su marcha.

Ignorantes del bizarro evento que ocurriría a continuación, los soldados se sorprenderían al comprobar que su viaje tenía como meta las oficinas del gobierno de la ciudad. Una vez allí, el "capitán” les ordena marcialmente que arresten a Rosenkranz, el secretario del gobernador, y a Georg Langerhans, el gobernador mismo, bajo los cargos de corrupción y desfalco del tesoro público. Los hombres, perplejos por semejante orden pero temerosos de tan rígido capitán, procedieron al arresto de los culpables”de tan grave crimen, nientras Voigh tomaba como “evidencia” 4000 marcos y 70 pfennigs. Tras el arresto le ordena a dos de los hombres permanecer realizando guardia en las oficinas, y al sargento y los otros dos granaderos a llevar a los “culpables” a Berlín para interrogación. Luego de dar las ordenes, nuestro “capitán” se dirige hacia la estación de tren y desaparece.

Pasarían meses para ser encarcelado, mientras gozaba de una vida despampanante en los burdeles prusianos. Todo indicaba que recibiría la pena máxima por su crimen, sin embargo su hazaña le ganó la admiración del pueblo que no dejaba de burlarse de las fuerzas del orden a causa de lo sucedido. Semanas antes de su condena los disturbios fueron tales que el mismo Káiser Wilhelm II vetó la condena y le otorgó el perdón. Voigt, ni siquiera tuvo que devolver el dinero y tanta fue la fama del suceso que incluso levantaron un monumento en su honor. Desde entonces, Voigt se convirtió en una atracción de feria que recorrió media Europa y parte de América contando la historia del “capitán de Kopenick”; ganó lo suficiente para retirarse y, además, fue inmortalizado en varias obras literarias.

1 comentario:

Jorge Ramiro dijo...

Me encanta saber sobre historia y hechos curiosos de distintos lugares. Es por eso que trato de informarme acerca del tema. Cuando obtuve mis Vuelos a Puerto Montt, pude disfrutar de muy lindas historias e interesantes de allí