En marzo de 1760 zarpa desde Francia, y tras luchar contra una peste y una muy curiosa invasión de ratas en el navío, llega a su escala en la colonia de Maurits. Allí, con pavor, se entera de que Francia e Inglaterra habían entrado en una brutal guerra. Tras realizar una serie de astutos cambios de planes zarpa en una fragata hacia la costa de Coromandel y de ahí intentaría ir hacia Pondicherry. Desafortunadamente, cuando estaba casi por llegar, recibe la noticia que Inglaterra había capturado la región, haciendo fusilar a cualquier francés que se atreviese a poner un pie en ella. El panorama no pintaba para nada bueno: no podía volver y no podía ir hacia ningún lado. A causa de este conflicto, Le Gentil se encontraba en un barco al llegar el 6 de junio, día del tránsito de Venus; a pesar de haber estado muy tranquilo el tiempo por la tarde, debido a lo calmo del mar durante la semana, para su horror ese mismo día una pequeña tormenta hizo que no pudiera tomar ninguna medición. Esto lo devastó. La próxima oportunidad de efectuar esa medición sería en 8 años, y si perdía esa debería esperar unos 100 años para una nueva.
En 1763 vuelve Pondicherry, territorio de nuevo francés, decidido a medir el tránsito de Venus por lo que se establece en la zona. Su tiempo de espera lo emplea realizando mapas y construyendo un pequeño observatorio. Tras esperar pacientemente durante tanto tiempo llega el día del tránsito: había un excelente clima y ni noticias de algún enemigo bélico; sin embargo, esa misma noche del 3 de junio de 1769 una terrible tormenta azota Pondicherry. Le Gentil no pudo medir absolutamente nada y la próxima de medición sería en 100 años. Habiendo de pasar más de 9 años de su vida enfrentando condiciones pésimas, guerras y pestes para nada, en un ataque de locura prendió fuego su observatorio.
Desconsolado vuelve a París. Durante el viaje soportó una serie de pestilencias que por poco acaban con su vida; para colmo de males una tormenta cerca de Réunion lo tira por la borda. Rescatado por un navío español, Le Gentil vuelve a Francia para enterarse que tras su caída al mar lo habían declarado legalmente muerto, siendo su puesto en la Real Academia de Ciencias otorgado a otra persona, su esposa se casó con otro hombre -su amigo de la juventud-, y para colmo de males todos sus bienes fueron repartidos entre herederos que el ni conocía.
1 comentario:
Santo! no vuelvo a quejarme de la vida, despues de haber leido esto jejeje, como que no le convenia la astronomia no?
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