Uno de los coroneles encargados de la operación era aficionado a los crucigramas por lo que compraba regularmente el diario London Daily Telegraph. Días antes a la invasión, los códigos en clave aparecieron como respuestas al crucigrama, y apareciendo, por si faltaba más, en secuencia: Utah, Omaha, Mulberry, Neptune y Overlord. El almirantazgo se horrorizó tanto que estuvo a punto de cancelar el desembarco pensando que era resultado de un acto de espionaje y que el crucigrama era un aviso velado de la resistencia francesa. Sin embargo, un día antes de desembarcar, se logró comprobar que era una simple coincidencia.
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