Así se les llama a los cráteres formados por impacto de meteoritos. La palabra curiosamente significa “herida de estrella”. Un astroblema se reconoce por la forma circular que deja el impacto, y la presencia de ciertos rastros a su alrededor, como conos rocosos creados por la onda de choque que se forman en la roca, directamente bajo el punto de impacto, además de la presencia de cuarzo incrustado. El mayor campo de cráteres de impactos de meteoritos tiene una extensión de 5,000 kilómetros cuadrados, y se encuentra en la meseta de Yilf Kebir en el sudeste de Egipto con una antigüedad de unos 50 millones de años.
¿Cuánta astroblemas se conocen por todo el mundo? De gran tamaño se conocen 160, situados mayormente en África, Estados Unidos y Europa del Norte. Los más conocidos son el cráter Ashanti, en Sudán, y la estructura denominada Anillo Vredrefort, en Sudáfrica. Quien comenzó a estudiar el origen de estas erosiones orográficas fue el astrónomo estadounidense Daniel Barringer (1860-1929), identificándolos como cráteres ocasionados por colisiones de meteoritos. En un principio la comunidad científica no aceptó sus teorías pues se pensaba que estos cráteres tenían origen volcánico. Fue hasta la década de 1960 cuando investigadores alemanes buscaron estos cráteres y para el año 1970 se habían encontrado 50. Cuando se exploró la Luna se compararon estos cráteres y los de la Luna permanecían intactos por que el proceso de erosión allá es nulo confirmando así la teoría de Berringer.
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