El punto central, del cual partían casi todas las caravanas (y los chasquis, los mensajeros del imperio) era Cusco, desde la cual se establecían las cuatro regiones - suyus - en las que se dividía el imperio. El Qhapaq Ñan es la suma de los muchos caminos que trazaron culturas preincaicas con grandes extensiones de terreno (Wari, Moche, Tiawanaco y Chimú). Pero los incas los renovaron y unificaron, creando así una red caminera que servía para la correcta administración imperial. La costa, las sierras, el altiplano y la selva se conectaban por medio de dos ejes longitudinales. A lo largo del camino se encontraban puestos militares, centros administrativos, religiosos y de reabastecimiento, como por ejemplo Cotapachi, que poseía 2400 collcas o depósitos, e Incallacta, fortaleza militar construída por Tupac Yupanqui, en la frontera oriental. Entre las huacas y lugares sagrados se encuentran el Templo de Pachacamac, de la antigua cultura Lima, sobre la costa central. Y bien al sur, cerca del lago Titicaca, está el fabuloso centro ceremonial preinca de Tiahuanaco. Un claro ejemplo de la excelente comunicación que ofrecía el Qhapaq Ñan era el hecho de que los nobles residentes en Machu Picchu o en Cusco podían, en menos de 24 hrs., comer pescado fresco traído por los chasquis desde las costas del pacífico.
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