Salieri nació el 18 de agosto de 1750 en Legnago, una pequeña ciudad fortificada que estaba bajo dominio de La
Sereníssima República de Venecia. Hijo de un comerciante de granos y hermano de Francesco, un afirmado violinista que tam
bién tocaba el clavicémbalo, pariente del piano, y que seguramente fue su primer maestro.
A los 16 años Salieri fue a continuar su educación a Venecia, en la residencia del noble Giovanni Mocenigo, amigo de su padre, donde respiró un ambiente cultural pleno de estímulos e importantes oportunidades.
Aquella era una época de notables fermentos culturales y políticos, en la que se vivía el ocaso de las monarquías absolutas fundadas en el derecho divino. Florecían formas de monarquía iluminada donde los gobernantes se inspiraban en los nuevos ideales de su tiempo. Una buena parte de Italia pertenecía entonces al imperio de Austria.
La emperatriz Maria Teresa recibe homenajes en la península por su buen gobierno. La sucedió su hijo Josef II de Habsburgo, quien preferiría un absolutismo moderado. Josef redujo los poderes de la aristocracia y el clero, fue un gran mecenas de las artes y promovió reformas inspirándose en el iluminadísimo que alcanzó la cumbre con la Enciclopedya que hacía bullir las mentes de la Francia pre-revoluconaria.
Estas agitaciones sociales golpearon en pleno también la imaginación de los músicos que se estaban formando y que acudían a Viena porque la sentían con razón como la capital de Europa. Los Habsburgo promovieron la ópera italiana y echaron las bases para el nacimiento del teatro nacional alemán. En la corte trabajaban los mejores poetas y músicos. Italia es una patria de la música. En el siglo XVIII se fabricaban también en Italia los instrumentos de cuerdas de la escuela de Cremona. Al respecto bastan los nombres de dos supremos artesanos: Stradivari (que firmaba Stradivarius) y Guarnieri del Ges, que fabricaron los mejores violines, violas y violoncellos, hasta hoy considerados inigualables. A los músicos italianos, como a los arquitectos, se los disputaban en toda Europa.
Venecia era una verdadera meca de la cultura. En la ciudad de los canales, que vivía una gran prosperidad, Salieri pasó un momento muy intenso de su juventud. Allí conoció al músico de Bohemia Florin Gassmann, influyente compositor de la corte de Viena, que quedó impresionado con su talento y lo invitó a trasladarse a la capital austríaca. Antonio aceptó. Gassmann lo sometió a un duro aprendizaje metodológico. Durante los ensayos de música de cámara conoció al emperador Josef II, que era hermano de Maria Antonieta, la reina de Francia que terminaría decapitada por la guillotina revolucionaria, compartiendo el destino trágico de su marido Luis XVI. Otros dos encuentros fundamentales para Salieri fueron el principal compositor de la época, Gluck, y el poeta Metastasio, con quien Salieri tomó clases de declamación. En 1770 Salieri compuso su primera ópera, Las mujeres literatas, a la que siguieron numerosas composiciones. La consagración llegó con La feria de Venecia, representada en toda Europa, que Antonio realizó bajo la inspiración del estilo de Goldoni con un retrato de las clases sociales venecianas y en el marco ópera buffa o cómica. En 1774 murió Florian Gassmann y el emperador nombró compositor de corte a Salieri, a quien confirió el título ambicionado de Kapellmeister, maestro de capilla, de la ópera italiana.
Durante su carrera, tu
vo como alumnos a futuros músicos destinados a ser famosos: desde Beethoven a Schubert, desde Liszt a Czerny y Hummel. Entre sus pupilos estuvo incluso uno de los hijos del propio Mozart.
En 1804 era la personalidad más reconocida del campo musical europeo. Su mujer Teresa le dio 8 hijos, la mitad de los cuales sobrevivieron. En 1824 su salud empeoró repentinamente y de modo irreversible. Quedó ciego y pasó los últimos años de su vida internado en un hospital: en ese período se pudo haber autoacusado de la muerte de Mozart, o al menos eso es lo que testimonian dos de sus enfermeras. Ya paralizado, sin poder moverse ni hablar, murió el 7 de mayo de 1825.
Salieri está enterrado en el cementerio Zentralfriedhof de Viena. En su funeral, Schubert (su alumno predilecto) dirigió el Requiem que el propio Salieri había escrito tiempo atrás para su propia muerte.
2. LA SUPUESTA RIVALIDAD
El mito sentencia que Wolfgang Amadeus Mozart tuvo una muerte trágica. Empobrecido y víctima de la envidia de Salieri, Mozart habría sido envenenado por su supuesto rival mientras escribía febrilmente una misa de réquiem. Se llegó incluso a afirmar que su cuerpo fue enterrado en una fosa sin lápida para que no quedaran huellas del homicidio; otro hecho que en un primer momento se consideró sospechoso fue que el cadaver de Mozart se hinchase, hecho en el que reparó su hijo Carl Thomas y del que se hizo eco un periódico de Berlín. La publicación de la noticia propagó el rumor del envenamiento rápidamente. Por otro lado, siendo Salieri anciano y padeciendo síntomas de demencia, confesó en repetidas ocasiones haber matado a Mozart. Incluso intentó suicidarse a los pocos días de haber hecho una de las confesiones.
¿Existen pruebas físicas del envenenamiento? Ninguna, el cuerpo de Mozart fue enterrado en una fosa común debido a la precaria situación económica de la familia en ese momento, de manera que los restos mortales del maestro, no se han conservado. El recientemente descubierto supuesto cráneo de Mozart no resultó tal, como se desprende del análisis de ADN que se le realizó. De manera que sin cuerpo, no hay posibles pruebas forenses que realizar.
El episodio de la rivalidad ha sido recreado primero en un poema por el poeta Alexander Pushkin, de la que se inspiró el compositor Nikolai Rimski-Kórsakov para hacer una ópera de nombre “Mozart y Salieri”; y posteriormente por el escritor británico Peter Shaffer para escribir la obra de teatro Amadeus, llevada a la gran pantalla con éxito de público y crítica por el director Milos Forman en una película homónima que recibió ocho premios Óscar.
No obstante, semejante obra, aunque inspirada en Mozart, es de ficción y no pretende ser una biografía exacta del músico de Salzburgo. En ella, la imagen de Mozart (interpretado por Tom Hulce en el filme) aparece exagerada y deformada, poniéndolo, por ejemplo, como un orgulloso bufón de risa bobalicona siempre dominado por su padre, tópicos que no se corresponden con la realidad; así como tenemos a un perverso y maquiavélico Salieri (interpretado por el actor egipcio F. Murray Abraham en el mismo filme), de discutible historicidad.
Sin embargo tal ficción posee sus bases reales. Ocurrió en los años alrededor de 1790 que Mozart, entonces en la cúspide de la fama, acusara a Salieri, cuya popularidad decaía, de plagio y de querer atentar contra su vida. Según el historiador Alexander Wheelock Thayer las sospechas de Mozart podrían tener origen en un episodio ocurrido diez años antes, cuando Mozart vio cómo Salieri le quitaba el puesto de profesor de música de la princesa de Württemberg. El año siguiente, Mozart no consiguió ni siquiera el puesto de profesor de piano de la princesa.
Cuando la ópera de Mozart Las Bodas de Fígaro tuvo en principio un juicio negativo tanto del público como del propio emperador, el compositor acusó a Salieri del fracaso y de haber boicoteado el estreno ("Salieri y sus acólitos moverían cielo y tierra con tal de hacerlo caer", comentará el padre de Mozart, Leopold, refiriéndose al primer fracaso de su hijo, fracaso sólo temporal, como demostrará más adelante el éxito de esta ópera). Pero en aquella época Salieri estaba ocupado en Francia con la representación de su ópera Les Horaces, lo que nos hace dudar sobre las posibilidades que habría tenido de decidir a esa distancia el éxito o el fracaso de una ópera.
Mucho más probablemente (y siempre siguiendo a Thayer), quien debió de instigar a Mozart contra Salieri podría haber sido el poeta Giovanni Battista Casti, rival del poeta de la corte Lorenzo da Ponte, autor del libreto de Fígaro. Una confirmación indirecta de hasta qué punto esta disputa entre Mozart y Salieri pudo haber sido algo artificialmente montado está en el hecho de que cuando en 1788 éste es nombrado Kapellmeister, en lugar de proponer para la ocasión una de sus óperas prefirió reeditar Las Bodas de Fígaro.
El rumor comenzó a circular décadas después de la muerte de Mozart, en los últimos años de vida de Salieri -nacido en Italia en 1750 y fallecido en Viena en 1825- debido a una rivalidad entre la escuela italiana y alemana de música. Los alemanes habrían comenzado a extender el comentario que el italiano Salieri había tenido participación en la muerte del austríaco Mozart. Años más tarde, el poeta ruso Alexander Pushkin volvió al tema para representar a Salieri como un ser venenoso en una de sus obras, acusación revivida en la pieza del dramaturgo Peter Shaffer, adaptada al cine por Forman. Pero no hubo tal envenenamiento, dice hoy el musicólogo vienés Gernot Gruber. Parece ser que todos los expertos coinciden en afirmar que fue una enfermedad lo que mató a Mozart. Concretamente unas fiebres reumáticas consecuencia de una infección por estreptococos. Los síntomas recogidos por los informadores de la época llevan a confirmar esta hipótesis, descartando otras enfermedades que se habían barajado. Por ejemplo, una enfermedad del hígado no es plausible ya que no consta que apareciese la típica ictericia. Y una enfermedad del riñón también es descartable ya que Mozart conservó hasta el último momento intactas sus facultades mentales. Según consta por los documentos que nos dejaron los coetáneos de Mozart, este sufrío fiebre alta, dolor de cabeza, erupciones cutáneas, dolor e hinchazón del cuerpo, síntomas que se desataron todos ellos rápidamente. No sufrió delirios pero sí intranquilidad y mal humor y a partir de la segunda semana padeció vómitos y diarreas. Al final comenzó a delirar, entro en coma y murió. Al ser todos estos síntomas propios de la fiebre reumática los expertos han llegado a la conclusión de que esta fue la causa de la muerte de Mozart y no el envenenamiento.
Riccardo Muti, ex director de La Scala y uno de los gestores de la rehabilitación de su imagen, llegó a decir que sin Salieri sería más difícil entender a Mozart y sus obras maestras. Sus incondicionales afirman incluso que si él realmente hubiera matado a Mozart, su música, en todo caso, seguiría siendo magnífica.
3. SALIERI Y EL ROCK EN LA ACTUALIDAD
La figura de Salieri -en especial la imagen creada por la película "Amadeus" de Milos Forman- ha suscitado polémica y admiradores. Varios grupos de rock modernos llevan el nombre de Salieri, curiosamente uno de ellos tiene como web oficial odioamozart.net
En otro ámbito mas internacional, el grupo musical Warmen, procedente de Finlandia, también dedica el nombre de Salieri a varias de sus composiciones, tales como "Salieri Strikes Back" (del disco debut Beyond Habilities), o el tema posterior "Return Of Salieri" (procedente del disco Accept The Fact). Ambas composiciones son cargadas con mucho protagonismo clásico-barroco mezclado con metal.