Algunos lugares de la tierra poseen la impenetrable aureola del misterio. Su historia, su arte, su arquitectura, su razón de ser yacen sepultados ante las preguntas que quedan sin respuesta y, celosos guardianes de su enigmático por qué, nos invitan a pasear por sus senderos, a contemplar sus piedras y a fascinarnos... Indudablemente el parque de los monstruos de Bomarzo es uno de esos lugares. Bomarzo es una localidad del Lacio, 70 kms. al norte de Roma, que surge entre montañas y bosques como si de un manantial se tratase. La agreste naturaleza que la envuelve, la vegetación y los arroyos serpenteantes, convirtieron la zona de Viterbo durante la Edad Media en residencia de verano de los Papas, y con sólo contemplar sus paisajes, el peregrino, el buscador de paz y belleza, queda enamorado al instante, llenando un trocito de su alma del sosiego y la calma que se respira.
Con una tradición que se remonta a los tiempos de Etruria, la localidad de Bomarzo entraría en la historia por un jardín del siglo XVI único en su género, la Villa de las Maravillas o Bosque Sagrado. Fue mandado construir en 1552 por el príncipe Pier Francesco Orsini, apodado Vicino Orsini, descendiente de una de las familias más poderosas de Roma. El artífice del proyecto fue Pirro Liborio y entre ambos idearon «algo que se parece sólo a sí mismo». Las esculturas esculpidas en la misma roca surgen del suelo como cómplices del terreno.

¿Por qué Vicino Orsini construyó este jardín? ¿perteneció a alguna de las logias y cofradías de alquimistas y filósofos que surgieron en el Renacimiento italiano? Estas y otras preguntas siguen rondando en la mente cuando abandonamos el jardín de las maravillas. Hace aproximadamente 500 años, el conde jorobado Pier Orsini quedaría devastado por la muerte de su esposa, Julia Farnese, a quien amaba profundamente. Deseoso de nunca más ir a un jardín y ver bellas y alegres esculturas, su deseo era el de encontrar un dolor tal al que se hallaba en su corazón, comisionaría al escultor y arquitecto renacentista Pirro Ligorio para la construcción de las efigies, quien posteriormente saltaría al estrellato al terminar la Basílica de San Pedro tras la muerte de Miguel Angel.




2 comentarios:
Me ha parecido muy bueno tu post de Bomarzo. Yo lo visité hace cuatro años, y me causó admiración.
Es una pena que su historia no sea más conocida.
Un saludo
He leído casi todos los libros de Manuel Mugica Lainez y me enamoré de Bomarzo. No he ido a Europa, pero algún día visitaré Bomarzo. María del Carmen
Publicar un comentario