abril 25, 2008

Las prostitutas y el ejército napoleónico

Como era de esperar, y como ha ocurrido con todos los ejércitos durante siglos, la prostitución es una compañera esencial en las campañas para que los soldados puedan satisfacer sus instintos, sin arrasar y violar por doquier (aunque no pocas veces lo uno y lo otro han ido de la mano). A pesar de ser posiblemente el mejor ejército de su época en muchas cosas, la Grande Armée de Napoleón también tenía este vicio. Y así, a pesar de que la gonorrea y la sífilis asolaba sus filas, los soldados napoleónicos seguían disfrutando de sus carnales compañeras de campaña. Pero Napoleón, demostrando una vez más su grandeza y pragmatismo, consagró en el código napoleónico de 1810 que las prostitutas quedaban autorizadas en el ejército, y estableció una serie de revisiones médicas obligatorias a estas. Así comenzó una bonita relación entre el ejército francés y las meretrices, que al parecer duró hasta la década de 1950. Incluso parece que hubo dos prostitutas que se hicieron merecedoras de medallas por sus servicios a una guarnición que quedó aislada en la Guerra de Indochina (1947-1954).

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