abril 02, 2008

La viuda Winchester

Uno de los combustibles para llegar rápidamente a la fama mundial es la locura. Quizá por el morbo de la sociedad o la necesidad de saber que hay alguien que está peor que nosotros, cuando un “loco interesante” resalta sobre el resto la prensa, los medios y realmente el público lo piden a gritos. Uno de los casos más interesantes fue el de la viuda Winchester. Esta mujer era Sarah L. Winchester viuda de James Winchester, dueño de la fábrica que producía los tan nefastamente famosos rifles Winchester. En 1884 Sarah se muda de Connecticut a San José y comienza la construcción de una peculiar mansión victoriana; ayudada por su gran fortuna emplea de por vida a un ejército de carpinteros y albañiles que serían los artífices de sus extravagantes planos.

Arquitecta de profesión, lo que le daba los conocientos necesarios para plasmar en concreto las ideas que tenía sobre su casa, Sarah comenzó a construir una interminable obra nacida de una visión dionisíaca. El caos que presenta esta casa es tal que nos topamos con puertas que no llevan a ningún lado o están situadas en el techo, escaleras que terminan en el techo o habitaciones donde el techo es tan bajo que hay que agacharse para poder estar en ellas. Más impresionante aún que estos detalles es la cantidad de habitaciones con las que nos encontramos. La casa que originalmente tenía 8 cuartos luego de 38 años de construcción durante las 24 horas al día acabó teniendo las astronómicas cantidades de: 160 habitaciones, 10 mil ventanas, 2 mil puertas, 13 baños y un sin fin de pisos. Lo llamativo es que a pesar de la cantidad interminable de habitaciones y agregados todos y cada uno estaban hechos de manera tal que aún los detalles más mínimos habian sido considerados. Pauta que nos muestra que no eran simplemente divagues al azar de una mente desvariada, sino que muy posiblemente eran creencias o pensamientos propios con un sentido particular de Sarah la cual necesitaba expresarlo de esta manera.

Las teorías del por qué construyó tan épica casa son variadas y cuantiosas, incluyen desde fantasmas que la acosaban hasta de un genio artístico desconocido. Quizá saber lo doloroso de su vida nos ayude a comprender tales actos. Poco después de la muerte de su esposo Sarah pierde a su bebé y es ahí cuando se muda. Muchos dicen que es la culpa la que la lleva a esta locura -tengamos en cuenta que su fortuna nacía de la empresa encargada de producir mortales rifles con los cuales se cometían miles de asesinatos-. Si combinamos lo anteriormente dicho con la particularidad de que ella se empezó a interesar, al punto de lo obsesivo, con el espiritismo, ya podemos comprender que es lo que realmente la afectaba. Las personas que teorizan sobre el por qué de esta extraña obra -teoría en realidad porque Sarah vivía recluida en su casa y no tenía contacto social ya que tampoco deseaba invitados- piensan que las razones por las que construía tantas habitaciones era porque ella no querría que los espíritus la encontrasen y por ende que se perdieran en la casa mientras la buscaban. Otra, quizá más morbosa, nos dice que la construcción de habitaciones tan extrañan poco o nada funcionales para una persona de carne y hueso en realidad están dirigidas a ser las moradas finales de los espíritus de personas muertas producto de las armas Winchester, de esta manera Sarah lograba limpiar su conciencia y su culpa. Sea cual sea el motivo, el aislamiento de Sarah hizo que ella se llevara sus motivos consigo a la tumba.

Como no es de extrañarse la maquinaria del marketing aprovechó bien la situación y ahora la casa es un suceso económico para sus dueños los cuales organizan tours. Interesantes por cierto, ya que puede escoger hacer el recorrido de noche e iluminados solo por linternas. Al entrar te previenen de que debes ir siempre acompañado pues no te garantizan que, si te pierdes, te puedan encontrar.

No hay comentarios: