Un lugar en el ciberespacio plagado de curiosidades, rarezas, excentricidades, cosas y sucesos insólitos. "Cosas veredes Sancho amigo". El mundo todavía es un lugar mágico, simplemente hay que verlo con los ojos de un niño.
La mezquita de Sheikh Zayed es el monumento más famoso de Abu Dhabi, capital de los Emiratos Arabes Unidos. Esta obra maestra de la arquitectura revestida completamente de mármol con intrincadas tallas, fue bautizada en honor al último jeque Zayed bin Sultan Al Nahyan, fundador y primer presidente del país, fallecido en 2004 y que se encuentra enterrado en la misma mezquita.
Es la tercera mezquita más grande del mundo (sexta, según otras fuentes) y tiene capacidad para acoger a 40.000 fieles. El lugar alberga entre sus esplendorosas paredes varios prodigios tales como la alfombra más grande del mundo, de manufactura iraní, con 5.627 metros cuadrados, 47 toneladas y compuesta de 2.268.000 nudos de lana; y la mayor lámpara de araña del mundo, fabricada en Alemania con oro, plata y cobre, y unas dimensiones de 10 metros de diámetro y 15 metros de altura.
La mezquita Sheikh Zayed tiene cuatro minaretes en las esquinas del patio, cada uno de más de 100 metros de altura, y está cubierta por un total de 57 cúpulas. Todo el material empleado en la decoración exterior e interior así como en el suelo del patio es mármol. Las obras para su construcción comenzaron en 2000 y se inauguró oficialmente en el mes de Ramadán de 2007. Aunque en los EAU está prohibida la entrada a las mezquitas de los no musulmanes, se hizo una excepción en 2008 en un gesto para extender la influencia del jeque, famoso por su tolerancia religiosa y por cultivar el entendimiento cultural.
Los jerbos pigmeos de Egipto son ciertamente una de las maravillas más espectaculares de la naturaleza. Su apariencia, increíble: una especie de híbrido entre un ratón, un canguro y una liebre, dignos del sueño más alocado de un animador de Pixar. Del género Dipus, estos pequeños roedores desérticos pueden encontrarse en el norte de Africa y zonas adyacentes, llegando incluso hasta Irán. Ciertamente, su alocada apariencia es el producto de miles de años de evolución en un territorio desértico e inhóspito. Sus largas patas le permiten transportarse por medio de saltos, limitando el contacto con la ardiente superficie, mientras que sus grandes orejas le brindan un maravilloso medio para radiar el calor corporal. Por supuesto que dichas características varían dependiendo de la sub-especie, por ejemplo, encontramos algunos con orejas largas como su mismo cuerpo y otros con orejas más pequeñas pero de pelaje más fino.
De camino al trabajo, en una cruz calle, un compañero de oficina observa cómo dos peatones substraen dos naranjas de la cama de un pick up. El motorista se percata, desenfunda un arma, apunta a los ladrones, suma gritos y obliga a los transeúntes a devolver lo hurtado.
El motorista nunca se bajó: apuntó desde el interior de la cabina del pick up, sobre la que parecía ser su compañera de vida, quién a su vez cargaba en el regazo a una criatura de no menos de 6 meses de edad.
Toda ciudad del mundo que se precie cuenta con uno o varios museos dedicados mayoritariamente a todo tipo de buen arte. Pero sólo en Massachussets existe un museo dedicado a “la colección, preservación, exhibición y celebración del arte de mala calidad en todas sus formas” como reza la declaración de intenciones de The Museum Of Bad Art (MOBA), el único Museo de Arte Malo en el mundo. Todo empezó cuando Scott Wilson encontró un cuadro en la basura, el que encabeza este artículo, de nombre Lucy in the fields. Inmediatamente se dio cuenta de la necesidad de crear un espacio donde poder exhibir “aquel arte demasiado malo como para ser ignorado”. Semejante necesidad le llevó inevitablemente a fundar el mencionado MOBA. Aún hoy, el visionario marchante denomina a la evocadora obra que hizo germinar la institución, ”La Mona Lisa del MOBA”. En general es una colección heterogénea de cuadros de pésimo gusto, muchos de ellos recogidos de la basura, de obras de estilo naïf, ya sean cuadros o esculturas.
Como dijera el antiguo director del museo, Jerry Reilly, las pinturas y esculturas que se recogen en el museo son obras de arte exhuberantes hechas por artistas que a veces no tienen ni puñetera idea de lo que están haciendo. Con una colección formada por más de 250 obras, de las cuales al menos 25 están permanentemente expuestas al público, las obras, lejos de recibir un trato ridículo, están están exquisitamente presentadas, como en un museo convencional, con irónicas descripciones resaltando la brillantez de la obra.
En la Iglesia del Sacro Cuore del Suffragio, en Lungotevere Prati 12 (Barrio Prati, Roma) se encuentra este original museo único en el mundo que alberga una pequeña colección de objetos relacionados con las almas del purgatorio siendo especialmente curiosos aquellos que tienen marcas físicas de supuestos espectros. Al llegar a la Iglesia su aspecto exterior, de estilo neogótico, sorprende de entrada al visitante ya que en la ciudad los ejemplos similares son muy escasos. El purgatorio es el lugar de limpieza y expiación donde, después de su muerte, las personas que han muerto sin pecado mortal (ofensa directa a Dios) pero que han cometido pecados en su vida, tienen que limpiar esas culpas para poder alcanzar el cielo. Debido a que todo aquel que entra en el Purgatorio terminará llegando al Cielo tarde o temprano, no es una forma inferior del Infierno. Las plegarias por los muertos o las indulgencias pueden acortar la estadía de uno, o de los seres queridos que estén en dicho lugar.
Los objetos más llamativos del museo son los que han sido "tocados" por las almas en pena. Hay cojines, ábitos de monja, camisas y otros objetos con supuesta huellas de manos del otro mundo. El museo fue creado por el sacerdote Vittore Jouet que tras un incendio en la Iglesia, en el siglo XIX, pareció reconocer entre las quemadas paredes un rostro humano lleno de sufrimiento que atribuyó a un difunto que quería comunicarse con los vivos para pedir ayuda desde el más allá para su alma atormentada. Obsesionado con esta idea, el sacerdote viajó por toda Europa buscando objetos similares donde estas almas hubieran dejados trazos de su penosa existencia. El museo es visitable cuando está abierta la Iglesia de Santo Cuore del Suffragio, que tiene un política de apertura algo errática. Los horarios oficiales son de 9 a 12 y media por la mañana y de 5 a 7 por la tarde, aunque es fácil encontrársela cerrada incluso en estas horas.
Erich Von Daniken postuló que en épocas pretéritas visitantes del espacio exterior se aparearon con nuestros ancestros para crear una raza de inteligencia superior. Esculturas, pinturas y otras obras monumentales como la Esfinge, las pirámides de Egipto y los moais de la isla de Pascua demuestran que tal vez Von Daniken tenga razón.
"En el pasado abundaron dioses desconocidos que visitaron la Tierra primitiva en naves espaciales tripuladas” dice Erich Von Daniken en su libro de 1968 sobre la existencia de extraterrestres, titulado “Chariots of the Gods” (“Carros de los Dioses”) . Lo cierto es que se ha encontrado evidencia de que tal vez Von Daniken tenga razón.
Existen dos personajes bíblicos que fueron arrebatados y llevados al cielo, y que nunca más regresaron: el patriarca Henoc (Génesis 5,18-24) y el profeta Elías (2 reyes 2, 1-13). Mucho se ha especulado sobre estas misteriosas desapariciones. Incluso, en el caso de Elías, se afirma que fue raptado al cielo por "un carro de fuego con caballos de fuego". La pregunta que surge es: ¿Estarán señalando la presencia de un ovni? También el profeta Ezequiel contempló en el cielo un extraño carro con cuatro seres. Estos, aunque tenían forma humana, poseían cuatro alas cada uno y cuatro caras: de hombre, de león, de toro y de águila. De en medio de ellos salían brasas incandescentes, fuegos y relámpagos (Ezequiel 1,5-23). Ahora bien ¿Que fue lo que exactamente vio Ezequiel? Para el que leyó o conoce sobre la Biblia la respuesta es fácil; el poder de Dios es representado siempre en el Antiguo Testamento por imágenes de carros de guerra como por ejemplo en el Salmo 68,18. Por eso se cuenta que un día el profeta Eliseo, que estaba en problemas, rezó pidiendo la protección de Dios y este le mandó miles de caballos y carros de fuego para que lo defendieran (Reyes 6,17).
El hecho de que jamás la Biblia aluda a los ovnis es compresible. La imagen del cosmos que tenían los hebreos era diferente a la nuestra; ellos imaginaban el planeta como un enorme disco plano, rodeado de aguas y apoyado en inmensas columnas, sostenidas a su vez en el agua. A estas aguas las llamaban el "mar primitivo". Por sobre la Tierra, en forma de bóveda o cúpula, estaba el firmamento. De este colgaban, como un enorme cielo raso, el Sol, la Luna, las estrellas y los planetas, que se movían alrededor de la tierra empujados por Ángeles. Por lo tanto las estrellas y planetas en la Biblia eran simples adornos del cielo y no lugares donde podían habitar otros seres. Queda claro, entonces, que la Biblia no afirma ni niega la existencia de vida extraterrestre y que las menciones de carros de fuego y ángeles se refieren simplemente a una comprensión de algunos pasajes del Antiguo Testamento. Cada uno podrá formarse su propia opinión según lo convenzan los argumentos.
Conduciendo a través de las afueras al sur de Hanover, sería fácil pasar por alto el experimento GEO600. Desde fuera no tiene un aspecto impresionante: en una esquina de un campo se eleva una variedad de edificios cuadrados temporales, desde los cuales surgen dos zanjas, en ángulo recto entre sí, cubiertas con hierro corrugado. Bajo las capas de metal, no obstante, se encuentra un detector que se extiende 600 metros. Durante los últimos ocho años, esta configuración alemana ha estado buscando ondas gravitatorias – ondulaciones en el espacio-tiempo arrojadas por objetos astronómicos densos tales como estrellas de neutrones y agujeros negros. GEO600 no ha detectado ninguna onda gravitatoria hasta el momento, pero podría haber hecho de forma inadvertida el descubrimiento más importante de la física en el último medio siglo.
Durante muchos meses, los miembros del equipo GEO600 habían estado rascándose la cabeza debido a un inexplicable ruido que plaga el detector gigante. Entonces, cuando menos lo esperaban un investigador se aproximó a ellos con una explicación. De hecho, incluso deberían haber predicho el ruido antes de saber que lo estaban detectando. De acuerdo con Craig Hogan, físico en el laboratorio de física de partículas en el Fermilab en Batavia, Illinois, GEO600 se ha topado con el límite fundamental del espacio-tiempo – el punto donde el espacio-tiempo deja de comportarse como el continuo suave que Einstein describe y en lugar de esto se disuelve en “granos”, de la misma forma que la fotografía de un periódico se disuelve en puntos cuando la amplías. “Parece que GEO600 está siendo sacudido por las convulsiones cuánticas microscópicas del espacio-tiempo”, dice Hogan. Si esto no ha servido para dejarte mareado, entonces Hogan, que acaba de ser seleccionado como director del Centro de Astrofísica de Partículas del Fermilab, tiene aún otra impactante noticia en la manga: “Si el resultado es lo que sospecho que es, entonces estamos viviendo en un holograma cósmico gigante”. La idea de que vivimos en un holograma probablemente suena absurda, pero es una extensión natural de nuestra mejor comprensión de los agujeros negros, y algo con un equilibrio teórico bastante firme. También ha sido sorprendentemente útil para los físicos que luchan con las teorías de cómo funciona el universo a su nivel más fundamental. Los hologramas que encuentras en las tarjetas de crédito y billetes están impresos en películas de plástico bidimensionales. Cuando la luz rebota en ellos, recrea la apariencia de una imagen 3D. En la década de 1990 el físico Leonard Susskind y el ganador del Premio Nobel Gerard ‘t Hooft sugirieron que el mismo principio podría aplicarse a todo el universo globalmente. Nuestra experiencia cotidiana podría ser una proyección holográfica de procesos físicos que tienen lugar en una lejana superficie en 2D. El principio holográfico reta a nuestros sentidos. Parece difícil creer que levantarse, cepillarse los dientes y leer este artículo es algo que sucede porque algo está teniendo lugar en los límites del universo. Nadie sabe qué significaría para nosotros si realmente vivimos en un holograma, aunque los teóricos tienen buenas razones para creer que muchos aspectos del principio holográfico son ciertos. La notable idea de Susskind y ‘t Hooft estaba motivada por el innovador trabajo sobre los agujeros negros de Jacob Bekenstein de la Universidad Hebrea de Jerusalén en Israel y de Stephen Hawking en la Universidad de Cambridge. A mediados de la década de 1970, Hawking demostró que los agujeros negros no son, de hecho, completamente “negros” sino que emiten radiación, lo que provoca que se evaporen y finalmente desaparezcan. Esto propone un misterio, debido a que la radiación de Hawking no porta ninguna información sobre el interior de un agujero negro. Cuando el agujero negro se ha marchado, toda la información sobre la estrella que colapsó para formar el agujero negro se ha desvanecido, lo cual contradice el principio ampliamente afirmado de que la información no puede destruirse. Esto se conoce como la paradoja de la información de los agujeros negros. El trabajo de Bekenstein proporcionó una pista importante para resolver la paradoja. Descubrió que la entropía de un agujero negro – la cual es sinónimo de la información que contiene - es proporcional al área de la superficie de su horizonte de eventos. Esta es la superficie teórica que oculta al agujero negro y marca el punto de no retorno para la luz o materia que caen. Los teóricos han demostrado desde entonces que las ondas cuánticas microscópicas en el horizonte de eventos pueden codificar la información del interior del agujero negro, por lo que no existe misteriosa pérdida de información cuando los agujeros negros se evaporan.
Crucialmente, esto proporciona una profunda visión física: la información en 3D sobre la estrella precursora puede ser codificada en el horizonte 2D del posterior agujero negro - no muy distinto a como la imagen en 3D de un objeto se codifica en un holograma en 2D. Susskind y ‘t Hooft extendieron la visión al universo como un todo en base a que el cosmos también tiene un horizonte –el límite desde el que más allá la luz no ha tenido tiempo de llegar hasta nosotros en el tiempo de vida de 13 700 millones de años del universo. Es más, el trabajo de varios teóricos de cuerdas, muy notablemente el de Juan Maldacena en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, ha confirmado que la idea está en el buen camino. Demostró que la física dentro de un universo hipotético con cinco dimensiones y con la forma de una “patata Pringle” es la misma que la física que tiene lugar en el límite de cuatro dimensiones. De acuerdo con Hogan, el principio holográfico cambia radicalmente nuestra descripción del espacio-tiempo. Los físicos teóricos han creído desde hace mucho tiempo que los efectos cuánticos provocarán que el espacio-tiempo convulsione alocadamente en las escalas más pequeñas. En esta ampliación, el tejido del espacio-tiempo se hace granulado y está finalmente hecho de diminutas unidades como píxeles, pero cien trillones de veces menor que un protón. Esta distancia es conocida como longitud de Planck, apenas 10-35 metros. La longitud de Planck está mucho más allá del alcance de cualquier experimento concebible, por lo que nadie osó soñar que la granularidad del espacio-tiempo puediese ser discernible. Es decir, no hasta que Hogan se dio cuenta de que el principio holográfico lo cambia todo. Si el espacio-tiempo es un holograma granular, entonces puedes pensar en el universo como en una esfera cuya superficie exterior está empapelada con cuadrados del tamaño de la longitud de Planck, conteniendo cada uno un bit de información. El principio holográfico dice que la cantidad de información que empapela el exterior debe encajar con el número de bits contenidos dentro del volumen del universo.
Dado que el volumen del universo esférico es mucho mayor que su superficie exterior, ¿cómo podría esto ser cierto? Hogan se dio cuenta de que para tener el mismo número de bits dentro del universo que en el borde, el mundo de dentro debía estar hecho de granos de mayor tamaño que la longitud de Planck. “O, dicho de otra forma, un universo holográfico es borroso”, dice Hogan. Estas son buenas noticias para cualquier que intente estudiar la menor unidad del espacio-tiempo. “Contrariamente a todas las expectativas, trae su estructura cuántica microscópica dentro del alcance de los experimentos actuales”, dice Hogan. Por lo que aunque la longitud de Planck es demasiado pequeña para que los experimentos la detecten, la “proyección” holográfica de la granularidad podría ser mucho más grande, de alrededor de 10-16 metros. “Si vivieses en el interior de un holograma, podrías decirlo midiendo la borrosidad”, dice. Cuando Hogan se dio cuenta de esto por primera vez, se preguntó su algún experimento sería capaz de detectar la borrosidad holográfica del espacio-tiempo. Aquí es donde entra en juego el GEO600. Los detectores de ondas gravitatorias como GEO600 son, básicamente, reglas fantásticamente sensibles. La idea es que si una onda gravitatoria pasa a través de GEO600, alternativamente estirará el espacio en una dirección y lo apretará en otra. Para medir esto, el equipo de GEO600 dispara un único láser a través de un espejo semi-plateado llamado divisor de rayo. Éste divide la luz en dos rayos, los cuales pasa a través de los brazos perpendiculares de 600 metros del instrumento y vuelve de nuevo. La luz de los rayos que retornan se funden de nuevo en el divisor de rayo para crear un patrón de interferencia de las regiones iluminadas y oscuras donde las ondas de luz se cancelan o refuerzan entre sí. Cualquier desplazamiento en la posición de estas regiones nos dice que la longitud relativa de los brazos ha cambiado. “La clave es que tales experimentos son sensibles a cambios en la longitud de las reglas que son mucho más pequeños que el diámetro de un protón”, dice Hogan. Entonces, ¿serían capaces de detectar la proyección holográfica de un grano de espacio-tiempo? De los cincos detectores de ondas gravitatorias de todo el mundo, Hogan se dio cuenta de que el experimento anglo-germano GEO600 resultaba ser el más sensible para lo que tenía en mente. Predijo que si el divisor de rayo del experimento se veía sacudido por convulsiones cuánticas del espacio-tiempo, esto se mostraría en sus medidas (Physical Review D, vol 77, p 104031). “Esta variación aleatoria causaría un ruido en la señal de la luz láser”, dice Hogan.
En junio envió su predicción al equipo GEO600. “Increíblemente, descubrí que el experimento estaba captando el inesperado ruido”, dices Hogan. El investigador principal de GEO600 Karsten Danzmann del Instituto Max Planck de Física Gravitatoria en Potsdam, AlemanIa, y también de la Universidad de Hanover, admite que el exceso de ruido, con frecuencias entre los 300 y 1500 hertzios, ha estado molestando al equipo durante mucho tiempo. Respondió a Hogan y le envió un diagrama del ruido. “Era exactamente igual a mi predicción”, dice Hogan. “Era como si el divisor de rayo tuviese una sacudida lateral extra”. Nadie – incluyendo a Hogan – ha afirmado aún que GEO600 ha encontrado la prueba de que vivimos en un universo holográfico. Es demasiado pronto para decirlo. “Podría ser una fuente mundana de ruido”, admite Hogan. Los detectores de ondas gravitatorias son extremadamente sensibles, por lo que aquellos que los manejan tienen que trabajar duro más duro que el resto para descartar el ruido. Tienen que tener en cuenta el paso de las nubes, el tráfico lejano, movimientos sismológicos y muchísimas otras fuentes que podrían enmascarar una señal real. “El negocio diario de mejorar la sensibilidad de estos experimentos siempre nos da un exceso de ruido”, dice Danzmann. “Trabajamos para identificar las causas, tenerlas en cuenta y solucionar la siguiente fuente de exceso de ruido”. Actualmente no existe un candidato claro para la fuente de ruido que está experimentando GEO600. “A este respecto consideraría la situación actual incómoda, pero no realmente preocupante”. Durante un tiempo el equipo de GEO600 pensó que el ruido en el que Hogan estaba interesado estaba causado por fluctuaciones en la temperatura del divisor de rayo. No obstante, el equipo resolvió que esto podría contar como mucho con un tercio del ruido. Danzmann dice que distintas mejores planificadas deberían aumentar la sensibilidad de GEO600 y eliminar algunas fuentes experimentales posibles para el exceso de ruido. “Si el ruido permanece donde está tras estas medidas, entonces tendremos que volver a pensarlo”, comenta.
Si GEO600 ha descubierto realmente el ruido holográfico procedente de las convulsiones cuánticas del espacio-tiempo, entonces se presenta una espada de doble filo para los investigadores que detectan las ondas gravitatorias. Por una parte, el ruido obstaculizará sus intentos de detectar las ondas gravitatorias. Por otra parte, podría representar un descubrimiento incluso más fundamental. Tal situación tendría algún precedente en la física. Los detectores gigantes construidos para buscar una forma hipotética de radiactividad en la cual decaen los protones, nunca encontró tal cosa. En lugar de esto descubrió que los neutrinos pueden cambiar de un tipo a otro – lo que podría decirse que es más importante debido a que podría decirnos cómo el universo llegó a estar repleto de materia y no de antimateria (New Scientist, 12 de abril de 2008, p 26).
Sería irónico que un instrumento construido para detectar algo tan vasto como una fuente astrofísica de ondas gravitatorias detecte inadvertidamente la minúscula granularidad del espacio-tiempo. “Hablando como físico fundamental, veo el descubrimiento del ruido holográfico mucho más interesante”, dice Hogan. A pesar del hecho de si Hogan tiene razón, y el ruido holográfico acabe con la capacidad del GEO600 de detectar ondas gravitatorias, Danzmann es optimista. “Incluso si está limitada la sensibilidad de GEO600 en algún rango de frecuencias, estaría contento de pagar por la primera detección de la granularidad del espacio-tiempo”, comenta. “Puedes apostar a que estaríamos encantados. Sería uno de los descubrimientos más importantes desde hace mucho tiempo”. No obstante, Danzmann es cauto sobre la propuesta de Hogan y cree que se debe realizar más trabajo teórico. “Es intrigante”, comenta. “Pero en realidad aún no existe una teoría, es más una idea”. Como muchos otros, Danzmann concuerda que es demasiado pronto para hacer ninguna afirmación definitiva. “Vamos a esperar y ver”, dice. “Creemos que es al menos un año pronto para estar entusiasmados”. Cuanto mayor es el misterio, no obstante, mayor es la motivación para construir un instrumento dedicado a estudiar el ruido holográfico. John Cramer de la Universidad de Washington en Seattle está de acuerdo. Fue un “accidente afortunado” que las predicciones de Hogan pudiesen conectarse con el experimento GEO600, dice. “Parece claro que una podría elaborarse una investigación experimental mucho mejor si nos centrásemos específicamente en la medida y caracterización del ruido holográfico y fenómenos relacionados” Una posibilidad, de acuerdo con Hogan, sería usar un dispositivo llamado interferómetro atómico. Estos funcionan usando el mismo principio que los detectores basados en láser pero usan rayos hechos de átomos ultrafríos en lugar de luz láser. Debido a que los átomos pueden comportarse como ondas con una longitud de onda mucho menos que la de la luz, los interferómetros de átomos son significativamente menores y por tanto más baratos de construir que sus homólogos de detectores de ondas gravitatorias.
Pero, ¿qué significaría que se hubiese encontrado el ruido holográfico? Cramer lo asemeja al descubrimiento de un ruido inesperado en una antena en los Laboratorios Bell en Nueva Jersey en 1964. Ese ruido resultó ser el fondo de microondas cósmico, el resplandor de la bola de fuego del Big Bang. “No sólo le valió un Premio Nobel a Arno Penzias y Robert Wilson, sino que confirmó el Big Bang y abrió todo un nuevo campo de la cosmología”, dice Cramer. Hogan es más específico. “Olvídate del Solaz Cuántico, habríamos observado directamente el cuanto del tiempo”, dice Hogan. “Es el menor intervalo de tiempo posible – la longitud de Planck dividida por la velocidad de la luz”. Mas importante aún, confirmar el principio holográfico sería una gran ayuda para los investigadores que unifican la mecánica cuántica con la Teoría de la Gravedad de Einstein. Actualmente la aproximación más popular a la gravedad cuántica es la Teoría de Cuerdas, la cual según esperan los investigadores pueda describir lo que sucede en el universo al nivel más fundamental. Pero no es el único espectáculo en la ciudad. “El espacio-tiempo holográfico se usa en ciertas aproximaciones para cuantizar la gravedad que tiene una sólida conexión con la Teoría de Cuerdas”, dice Cramer. “Por consiguiente, algunas teorías de la gravedad cuántica podrían ser falsadas y otras reforzadas”. Hogan concuerda en que si se confirma el principio holográfico, esto descartaría todas las aproximaciones a la gravedad cuántica que no incorporen el principio holográfico. De forma inversa, sería un impulso para esas que lo hacen – incluyendo alguna derivada de la Teoría de Cuerdas llamada la Teoría de la Matriz. “Finalmente, puede que tengamos nuestra primera indicación de cómo surge el espacio-tiempo de la Teoría Cuántica.” Como sucede con los descubrimientos casuales, es difícil hacer algo más vanguardista que eso.
Fundada sobre la base de una montaña, esta ciudad supo ser el puerto principal de la República de Amalfi antes de la unificación de Italia. Con una población que no llega a los 4 mil habitantes y una topografía extremadamente singular para una ciudad, Positano ostenta uno de los paísajes más llamativos que podamos llegar a encontrar.
¿Por qué los nombres propios se escriben con la inicial mayúscula? La razón se remonta a la época clásica cuando todo se escribía en mayúsculas. De hecho, la minúscula es un invento basado en la letra carolina de la época de Carlo Magno, que nació por la necesidad de crear un alfabeto fácil de leer y escribir. Entonces se pasó a escribir en minúscula, pero se mantuvo la mayúscula para encabezar algunas palabras; en alemán, todos los sustantivos, mientras que en español y otras lenguas romances, sólo los nombres propios. Esta convención data del siglo XII, cuando la mayúscula marcaba el inicio de un capítulo o párrafo y facilitaba la identificación de las personas citadas en transacciones y documentos. En el siglo XV, con el humanismo, el uso de la capitular se impuso para distinguir los nombres propios de los comunes iguales (Rosa/rosa).