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Durante
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Si esto no ha servido para dejarte mareado, entonces Hogan, que acaba de ser seleccionado como director del Centro de Astrofísica de Partículas del Fermilab, tiene aún otra impactante noticia en la manga: “Si el resultado es lo que sospecho que es, entonces estamos viviendo en un holograma cósmico gigante”.
La idea de que vivimos en un holograma probablemente suena absurda, pero es una extensión natural de nuestra mejor comprensión de los agujeros negros, y algo con un equilibrio teórico bastante firme. También ha sido sorprendentemente útil para los físicos que luchan con las teorías de cómo funciona el universo a su nivel más fundamental. Los hologramas que encuentras en las tarjetas de crédito y billetes están impresos en películas de plástico bidimensionales. Cuando la luz rebota en ellos, recrea la apariencia de una imagen 3D. En la década de 1990 el físico Leonard Susskind y el ganador del Premio Nobel Gerard ‘t Hooft sugirieron que el mismo principio podría aplicarse a todo el universo globalmente. Nuestra experiencia cotidiana podría ser una proyección holográfica de procesos físicos que tienen lugar en una lejana superficie en 2D. El principio holográfico reta a nuestros sentidos. Parece difícil creer que levantarse, cepillarse los dientes y leer este artículo es algo que sucede porque algo está teniendo lugar en los límites del universo. Nadie sabe qué significaría para nosotros si realmente vivimos en un holograma, aunque los teóricos tienen buenas razones para creer que muchos aspectos del principio holográfico son ciertos.
La notable idea de Susskind y ‘t Hooft estaba motivada por el innovador trabajo sobre los agujeros negros de Jacob Bekenstein de la Universidad Hebrea de Jerusalén en Israel y de Stephen Hawking en la Universidad de Cambridge. A mediados de la década de 1970, Hawking demostró que los agujeros negros no son, de hecho, completamente “negros” sino que emiten radiación, lo que provoca que se evaporen y finalmente desaparezcan. Esto propone un misterio, debido
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Crucialmente, esto proporciona una profunda visión física: la información en 3D sobre la estrella precursora puede ser codificada en el horizonte 2D del posterior agujero negro - no muy distinto a como la imagen en 3D de un objeto se codifica en un holograma en 2D. Susskind y ‘t Hooft extendieron la visión al universo como un todo en base a que el cosmos también tiene un horizonte –el límite desde el que más allá la luz no ha tenido tiempo de llegar hasta nosotros en el tiempo de vida de 13 700 millones de años del universo. Es más, el trabajo de varios teóricos de cuerdas, muy notablemente el de Juan Maldacena en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, ha confirmado que la idea está en el buen camino. Demostró que la física dentro de un universo hipotético con cinco dimensiones y con la forma de una “patata Pringle” es la misma que la física que tiene lugar en el límite de cuatro dimensiones.
De acuerdo con Hogan, el principio holográfico cambia radicalmente nuestra descripción del espacio-tiempo. Los físicos teóricos han creído desde hace mucho tiempo que los efectos cuánticos provocarán que el espacio-tiempo convulsione alocadamente en las escalas más pequeñas. En esta ampliación, el tejido del espacio-tiempo se hace granulado y está finalmente hecho de diminutas unidades como píxeles, pero cien trillones de veces menor que un protón. Esta distancia es conocida como longitud de Planck, apenas 10-35 metros. La longitud de Planck está mucho más allá del alcance de cualquier experimento concebible, por lo que nadie osó soñar que la granularidad del espacio-tiempo puediese ser discernible. Es decir, no hasta que Hogan se dio cuenta de que el principio holográfico lo cambia todo. Si el espacio-tiempo es un holograma granular, entonces puedes pensar en el universo como en una esfera cuya superficie exterior está empapelada con cuadrados del tamaño de la longitud de Planck, conteniendo cada uno un bit de información. El principio holográfico dice que la cantidad de información que empapela el exterior debe encajar con el número de bits contenidos dentro del volumen del universo.
Dado que el volumen del universo esférico es mucho mayor que su superficie exterior, ¿cómo podría esto ser cierto? Hogan se dio cuenta de que para tener el mismo número de bits dentro del universo que en el borde, el mundo de dentro debía estar h
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Cuando Hogan se dio cuenta de esto por primera vez, se preguntó su algún experimento sería capaz de detectar la borrosidad holográfica del espacio-tiempo. Aquí es donde entra en juego el GEO600.
Los detectores de ondas gravitatorias como GEO600 son, básicamente, reglas fantásticamente sensibles. La idea es que si una onda gravitatoria pasa a través de GEO600, alternativamente estirará el espacio en una dirección y lo apretará en otra. Para medir esto, el equipo de GEO600 dispara un único láser a través de un espejo semi-plateado llamado divisor de rayo. Éste divide la luz en dos rayos, los cuales pasa a través de los brazos perpendiculares de 600 metros del instrumento y vuelve de nuevo. La luz de los rayos que retornan se funden de nuevo en el divisor de rayo para crear un patrón de interferencia de las regiones iluminadas y oscuras donde las ondas de luz se cancelan o refuerzan entre sí. Cualquier desplazamiento en la posición de estas regiones nos dice que la longitud relativa de los brazos ha cambiado. “La clave es que tales experimentos son sensibles a cambios en la longitud de las reglas que son mucho más pequeños que el diámetro de un protón”, dice Hogan.
Entonces, ¿serían capaces de detectar la proyección holográfica de un grano de espacio-tiempo? De los cincos detectores de ondas gravitatorias de todo el mundo, Hogan se dio cuenta de que el experimento anglo-germano GEO600 resultaba ser el más sensible para lo que tenía en mente. Predijo que si el divisor de rayo del experimento se veía sacudido por convulsiones cuánticas del espacio-tiempo, esto se mostraría en sus medidas (Physical Review D, vol 77, p 104031). “Esta variación aleatoria causaría un ruido en la señal de la luz láser”, dice Hogan.
En junio envió su predicción al equipo GEO600. “Increíblemente, descubrí que el experimento estaba captando el inesperado ruido”,
Si GEO600 ha descubierto realmente el ruido holográfico procedente de las convulsiones cuánticas del espacio-tiempo, entonces se presenta una espada de doble filo para los investigadores que detectan las ondas gravitatorias. Por una parte, el ruido obstaculizará sus intentos de detectar las ondas gravitatorias. Por otra parte, podría representar un descubrimiento incluso más fundamental. Tal situación tendría algún precedente en la física. Los detectores gigantes construidos para buscar una forma hipotética de radiactividad en la cual decaen los protones, nunca encontró tal cosa. En lugar de esto descubrió que los neutrinos pueden cambiar de un tipo a otro – lo que podría decirse que es más importante debido a que podría decirnos cómo el universo llegó a estar repleto de materia y no de antimateria (New Scientist, 12 de abril de 2008, p 26).
Sería irónico que un instrumento construido para detectar algo tan vasto como una fuente astrofísica de ondas gravitatorias detecte inadvertidamente la minúscula granularidad del espacio-tiempo. “Hablando como físico fundamental, veo
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A pesar del hecho de si Hogan tiene razón, y el ruido holográfico acabe con la capacidad del GEO600 de detectar ondas gravitatorias, Danzmann es optimista. “Incluso si está limitada la sensibilidad de GEO600 en algún rango de frecuencias, estaría contento de pagar por la primera detección de la granularidad del espacio-tiempo”, comenta. “Puedes apostar a que estaríamos encantados. Sería uno de los descubrimientos más importantes desde hace mucho tiempo”.
No obstante, Danzmann es cauto sobre la propuesta de Hogan y cree que se debe realizar más trabajo teórico. “Es intrigante”, comenta. “Pero en realidad aún no existe una teoría, es más una idea”. Como muchos otros, Danzmann concuerda que es demasiado pronto para hacer ninguna afirmación definitiva. “Vamos a esperar y ver”, dice. “Creemos que es al menos un año pronto para estar entusiasmados”. Cuanto mayor es el misterio, no obstante, mayor es la motivación para construir un instrumento dedicado a estudiar el ruido holográfico. John Cramer de la Universidad de Washington en Seattle está de acuerdo. Fue un “accidente afortunado” que las predicciones de Hogan pudiesen conectarse con el experimento GEO600, dice. “Parece claro que una podría elaborarse una investigación experimental mucho mejor si nos centrásemos específicamente en la medida y caracterización del ruido holográfico y fenómenos relacionados”
Una posibilidad, de acuerdo con Hogan, sería usar un dispositivo llamado interferómetro atómico. Estos funcionan usando el mismo principio que los detectores basados en láser pero usan rayos hechos de átomos ultrafríos en lugar de luz láser. Debido a que los átomos pueden comportarse como ondas con una longitud de onda mucho menos que la de la luz, los interferómetros de átomos son significativamente menores y por tanto más baratos de construir que sus homólogos de detectores de ondas gravitatorias.
Pero, ¿qué significaría que se hubiese encontrado el ruido holográfico? Cramer lo asemeja al descubrimiento de un ruido inespera
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Hogan es más específico. “Olvídate del Solaz Cuántico, habríamos observado directamente el cuanto del tiempo”, dice Hogan. “Es el menor intervalo de tiempo posible – la longitud de Planck dividida por la velocidad de la luz”.
Mas importante aún, confirmar el principio holográfico sería una gran ayuda para los investigadores que unifican la mecánica cuántica con la Teoría de la Gravedad de Einstein. Actualmente la aproximación más popular a la gravedad cuántica es la Teoría de Cuerdas, la cual según esperan los investigadores pueda describir lo que sucede en el universo al nivel más fundamental. Pero no es el único espectáculo en la ciudad. “El espacio-tiempo holográfico se usa en ciertas aproximaciones para cuantizar la gravedad que tiene una sólida conexión con la Teoría de Cuerdas”, dice Cramer. “Por consiguiente, algunas teorías de la gravedad cuántica podrían ser falsadas y otras reforzadas”.
Hogan concuerda en que si se confirma el principio holográfico, esto descartaría todas las aproximaciones a la gravedad cuántica que no incorporen el principio holográfico. De forma inversa, sería un impulso para esas que lo hacen – incluyendo alguna derivada de la Teoría de Cuerdas llamada la Teoría de la Matriz. “Finalmente, puede que tengamos nuestra primera indicación de cómo surge el espacio-tiempo de la Teoría Cuántica.” Como sucede con los descubrimientos casuales, es difícil hacer algo más vanguardista que eso.
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