octubre 09, 2007

Giuseppe Balsamo o como alcanzar la inmortalidad

Nacido en una humilde familia de mediados del siglo XVII, en Palermo, Giuseppe Balsamo se obsesionó con el tema de la muerte, por lo que sus investigaciones en cultos, alquimia, sectas y pócimas le hicieron ganar un gran caudal de conocimientos sobre el tema. Tras cambiarse la identidad y hacerse pasar por el Conde Alessandro di Cagliostro, sus elixires y pócimas “alargadoras de vida” lo hicieron famoso entre la nobleza, incluso llegando a medicar al Rey de Francia y su Corte Real, o al mismísimo Benjamin Franklin. No obstante, su logro más morboso sería su singular sistema para alcanzar la inmortalidad.

Luego de observar que las larvas se convertían en mariposas al encerrarse en un capullo, y que los fetos se producían dentro del “capullo maternal”, como se denominaba en la época, pensó que podía convencer a la gente de que esta era la clave de la regeneración natural. Su sistema se basaba en encerrar a la persona en una bolsa hecha con sábanas colgadas del techo, con el fin de que ésta permaneciera “regenerándose” por un par meses dentro del capullo. Durante su estadía como larva, la persona debía solo alimentarse de un caldo de pollo y vivir entre sus excrementos, los cuales caían por un oportuno orificio ubicado en la tela. En teoría, el “tratamiento” en un principio provocaba la pérdida del cabello y los dientes, los cuales luego renacían bellos y jóvenes al igual que una mariposa: ¿la razón? para que nazcan las “nuevas partes” primero había que deshacerse de las viejas. Por supuesto que eran puras patrañas, ya que el pelo y los dientes se perdían a causa del escorbuto y las infecciones para nunca más ser recuperados.Increíblemente un número no conocido de voluntarios se ofrecieron a probar el “tratamiento”; los desafortunados que lograron sobrevivir terminaron en un estado patético.

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